Aprovechan lluvia en Xochimilco
19 agosto 2013Este matrimonio y sus dos hijos viven en Tehuixtitla, en la zona montañosa de Xochimilco, donde el agua no llega por tubería, y tampoco sabían cómo aprovechar la de lluvia.
Isla Urbana opera con patrocinios, absorben la mayoría de los gastos y a los beneficiarios les piden una cantidad mínima como contribución.
En toda la Ciudad han colocado mil 200 sistemas, de los cuales 40 han sido este año en Xochimilco.
El equipo completo, que es adecuación de azotea, tubería, tinacos, bomba y filtros, cuesta 15 mil pesos en promedio.
“Nos colocaron un tinaco de 5 mil litros que, solo, cuesta 7 mil pesos, con tubería, filtros, bomba y ahora tenemos más agua, que cuidamos mucho porque sabemos lo difícil que es tenerla”, contó Rodrigo.
Con las lluvias de mayo hasta ahora, han llenado en cinco ocasiones el tinaco.
“Espero que después de que terminen las lluvias, en septiembre u octubre, tengamos agua por un mes más, después habrá que seguir con el acarreo”, apuntó Rodrigo.
Rosario cuenta que la compra y acarreo de agua la hacían una vez a la semana, desde un pozo ubicado en la carretera Xochimilco-Oaxtepec, a 40 minutos de su hogar. Una carga de cuatro bidones en un burro -80 litros- cuesta 35 pesos.
El agua que usan para lavar ropa o trastes la reciclan en los sanitarios.
Isla Urbana, explicó Antonio Cervantes, integrante de la asociación, ha expandido en la Ciudad el funcionamiento de redes domiciliarias de captación de aguas pluviales.
“Buscamos familias en donde la escasez de agua es un problema que puede ser resuelto, sólo se necesita una superficie, como una azotea, y un poco de creatividad para recolectar la lluvia.
“Nosotros conseguimos financiamiento de empresas que quieren ayudar y a los beneficiarios se les pide una parte menor, para otros proyectos similares”, comentó Cervantes.
Sobre el cemento de la azotea, una superficie de 140 metros cuadrados, la lluvia cae y en vez de que vaya al desagüe expertos de la organización civil Isla Urbana les instalaron una tubería para canalizar el torrente a un tinaco de 5 mil litros, habilitado como cisterna.
Antes, un dispositivo denominado “Tlaloque” se ocupa de interceptar los primeros 15 minutos de la lluvia.
“La primera lluvia es ácida, la contaminación está en la atmósfera de la Ciudad, los químicos de los autos y la industria están en el aire y acidifican la lluvia, entonces hay que dejar pasar las primeras, además de que hacen una labor de barrido sobre la azotea”, explicó Antonio Cervantes, miembro de Isla Urbana.
Aún ácida, las primeras lluvias son agua, por lo que Rosario y Rodrigo la guardan en una tina para usarla para el baño.
Después de la cisterna, antes de entrar a la casa empujada por una bomba, el volumen pasa por dos filtros: Uno para retener polvo y partículas, otro de carbón activado, que es removedor de impurezas químicas.
Con las lluvias de mayo hasta ahora, el tinaco de 5 mil litros se ha llenado en cinco ocasiones.
Rodrigo explicó que aportó 3 mil 500 pesos a Isla Urbana para financiar la instalación de otros proyectos como el de ellos; cuando el costo real del sistema es superior a los 15 mil pesos, incluida la mano de obra.
‘Ya sabemos dónde entregar’
No hay que hacer contrato ni mandarles un mail o llamarles por teléfono; en Tehuixtitla, los “burreros” ya saben dónde entregar el agua que cada cliente les pide acarrear desde un pozo.
Es la zona alta de Xochimilco, donde no hay instalación hidráulica, y ahí familias que tienen burros los cargan con cuatro bidones para hacer sus viajes.
Cada asno carga, en promedio, 80 litros; el costo del servicio es de 35 pesos por cada uno… más la propina.
Tehuixtitla está situado a 40 minutos de prolongación División del Norte -que después se convierte en la carretera Xochimilco Oaxtepec- donde hay un pozo del Sistema de Aguas que funge como base de unos quince borricos.
“Hemos trabajado durante años, la gente ya nos conoce y nosotros ya sabemos dónde es la casa en donde hay que entregar; sólo pasan al pozo y nos piden el viaje”, comentó Agustín, quien dice hacer unas 10 entregas por día.
Raymundo, Milton y Eusebio, uno estudiante de primaria, otro de secundaria y el tercero desertor de prepa, son hijos de un albañil y una ama de casa, y su labor consiste en conducir dos burros.
La distancia entre el pozo y la zona habitacional son unos 200 metros, pero de una prolongada subida.
Frente a las casas suele haber tambos que, en ocasiones se llenan con el líquido que les surten con pipas.
“A veces no viene, porque está descompuesta, y hay que pedir una o dos cargas del burro”, indica Josefina.
Los burros, equipados con bidones, suben llenos de agua y bajan vacíos. Al llegar a las casas, quien conduce al jumento se ocupa de vaciar el agua en los tambos o tinacos.
El otro medio para transportar agua es ocupar uno de los 20 taxis, todos Volkswagen blanco, que hay en el sitio, y que cobran de 15 a 20 pesos por viaje.
19 de agosto de 2013
Fuente: Reforma
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