¿Cuál es el nivel de cobertura de agua y saneamiento de América Latina?

30 agosto 2016

¿Sabías que en septiembre del año pasado (2015) la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)? ¿Sabías que esta nueva agenda de desarrollo establece 17 objetivos y 169 metas? ¿Sabías que, en su mayoría, estas metas tienen fecha de cumplimiento en el 2030? Si no sabías nada de esto, no participes de una charla con profesionales del mundo del desarrollo. Para bien o para mal, ¡es de lo único que hablan! Si quieres integrarte a esas charlas, revisa rápidamente esta página de Naciones Unidas y, como se dice en inglés, “you’ll be ready to go”.

 

Para los que trabajamos en agua y saneamiento (AyS), que los ODS hayan definido un objetivo para el sector representa una muy buena noticia. El Objetivo 6 establece como meta “Garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del AyS para todos”. Las metas 6.1 a 6.3 definen para 2030: “lograr el acceso universal y equitativo al agua potable de calidad, a un precio asequible para todos (6.1)”, “lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos […] (6.2)“ y “mejorar la calidad del agua mediante […] la reducción a la mitad del porcentaje de aguas residuales sin tratar […] (6.3)”.

Detrás de estas descripciones un poco burocráticas, se esconden cosas muy interesantes. En primer lugar, se plantea como meta el acceso universal a servicios de agua, uno de los pendientes de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En segundo lugar, se incorpora la variable calidad del servicio, un aspecto fundamental del que carecían los ODM. No es suficiente ahora con tener acceso a una fuente mejorada de agua, una definición laxa que abarcaba niveles de servicio no ideales como el acarreo de agua (en tanto no superase cierta distancia o tiempo). Para contribuir al cumplimiento de las metas del ODS, el hogar tiene ahora que disponer de acceso a una fuente o servicio que brinde agua de manera suficiente (al menos 50 litros habitante día), accesible (en la vivienda o dentro del predio), continua (sin interrupciones), potable (libre de micro-organismos y sustancias químicas que constituyan un peligro para la salud) y asequible (a un precio que no afecte la economía del hogar, usándose como regla que el costo del AyS no supere el 5% del ingreso total del hogar).

 

Las buenas noticias también llegaron en materia de saneamiento, estableciéndose no sólo la universalidad del acceso, sino también la introducción de una meta de tratamiento de efluentes fecales: reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales que no reciben ningún tipo de tratamiento (hoy en la región en el orden del 28% de las aguas negras recolectadas y del 18% de las aguas generadas). Bajo este marco, será considerado acceso a saneamiento adecuado únicamente aquellos casos donde existan instalaciones sanitarias privadas (dentro de la vivienda o predio) mediante las cuales el desecho fecal o agua negra se trate en el lugar o se transporte y se trate en otra instalación (una planta de tratamiento, por ejemplo).

Esta nueva agenda, formulada con una visión de desarrollo más integral y ambiciosa que la planteada por los ODM, abre una serie de desafíos que los países de la región deberán enfrentar durante los próximos 15 años. Para ilustrarlos, imaginemos un país de América Latina y el Caribe con un nivel de acceso a fuentes mejoradas de agua del 98% (definición según criterios ODM). ¿Qué pasaría si consideramos algunas de las variables que componen la nueva definición de acceso como accesibilidad, continuidad y potabilidad? El gráfico abajo refleja lo que pasaría. La cobertura bajaría del 98% al 58% (40 puntos porcentuales menos). Estos datos son imaginarios, pero realistas al mismo tiempo.

Imaginemos ahora que el mismo país tiene un nivel de acceso a saneamiento (estándar ODM) del 83%, distribuido de la siguiente manera: 65% con red de alcantarillado, 11% con fosa séptica y 7% con letrina. ¿Qué pasaría si consideramos algunas de las variables que componen la nueva definición como privacidad (que la instalación sanitaria no sea compartida) o la existencia de tratamiento (tanto dentro como fuera del sitio)? El gráfico 2 muestra lo que pasaría en este caso. La cobertura bajaría del 83% al 37% (46 puntos porcentuales menos).

 

El ODS sectorial plantea así dos grandes desafíos para la región. El primero, alcanzar cobertura universal en un período de 15 años en un escenario donde 34 millones de personas aún no tienen acceso a una fuente mejorada de agua y 106 millones carecen de saneamiento adecuado. El segundo desafío, igual o más complejo que el anterior, es mejorar la calidad de los servicios existentes, tanto en zonas urbanas como rurales, para cumplir con los nuevos parámetros de continuidad, accesibilidad y potabilidad. Se estima que en ALC más de 200 millones de personas (un tercio de la población total) cuentan con servicio intermitente o no continuo (menor al parámetro de 24/7). Los niveles de agua no contabilizada, por su parte, continúan oscilando entre el 40% y 50% del agua producida, y, en zonas rurales, se estima que el 30% de los sistemas de agua presenta problemas de funcionalidad, es decir, no funcionan o lo hacen por debajo de sus especificaciones técnicas de diseño en materia de cantidad, continuidad y calidad.

La operación y mantenimiento demanda inversión, pero también estrategias orientadas a mejorar los indicadores de gestión de las empresas prestadoras: su gobernanza corporativa, su gestión financiera, su gestión comercial. Únicamente con este combo de inversión y gestión, el cumplimiento de estas nuevas metas será una realidad. El desafío es grande, pero también la oportunidad de priorizar aspectos de la agenda sectorial, relegados en los últimos 25 años.

Únase a la conversación sobre agua, saneamiento y desarrollo sostenible en la Semana mundial del agua 2016 organizada por el Instituto International del Agua de Estocolmo (habrá transmisión en vivo). En esta publicación —Los desafíos de la agenda de desarrollo post-2015 para el sector de agua y saneamiento en América Latina y el Caribe: Conclusiones de la Semana Mundial del Agua 2015— puede encontrar más información sobre los desafíos de América Latina y Caribe para cumplir con el Objetivo 6.


30 agosto, 2016

Nota de: German Sturzenegger

Fuente: El País

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