Luego de casi 3 años del mayor desastre ambiental en el país, 8 poblados de Sonora consumen agua tóxica debido a que aun contiene altos niveles de plomo, arsénico y cobre.

Esto a raíz del derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado de la compañía minera Buenavista del Cobre, de Grupo México, en el río Sonora.

Dicha información se dio a conocer a través de un estudio a cargo del Grupo Microanálisis, laboratorio que realiza trabajos especiales para la Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental, dependiente de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), el cual se realizó en las aguas que consume la población de Banámichi.

Los resultados de este estudio fueron utilizados por Elda León y Loyda Valdez, habitantes de ese municipio, para lanzar una alerta a la población a través de los medios de comunicación locales y redes sociales, además de hacer un llamado al consorcio minero y a las autoridades para que se dé una solución inmediata al problema.

“En Sonora hay mineras nacionales y extranjeras; ambas explotan recursos sin controles, reglamentos ni vigilancia. Exigimos a las autoridades municipales, estatales y federales que se instalen las (plantas) potabilizadoras que hace tres años ofrecieron y autorizaron para los pueblos del río Sonora” – demandaron León y Valdez.

“Que los responsables pongan plantas con agua limpia, garanticen salud y vida a los pobladores, pero, sobre todo, que no enfermen más personas” – declaró Loyda

El agua que corre por la red de Banámichi se considera como no apta para consumo humano debido a que la concentración de plomo es de 0.0223 miligramos por litro de agua, lo que excede en 25 por ciento el límite previsto en la norma oficial mexicana NOM-127.

Los casos de afectados por los tóxicos derramados por Buenavista del Cobre son, según la Cofepris, 290; 18 gastrointestinales, 17 oftalmológicos y 12 neurológicos. De estos, 96 habitan en el municipio de Ures; 73 en Aconchi, 63 en Baviácora, 53 en Arizpe y 39 en Banámichi.

La cifra total de personas afectadas con secuelas de la exposición a tóxicos en el agua de los pozos alimentados por el río Sonora llega a 360 personas.