Gestión integrada del agua
10 julio 20178 de julio de 2017
Fuente: El Diario Mx
Nota: Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
A pesar de que vivimos a la vera de uno de los ríos más importantes del mundo, nuestro conocimiento y cuidado del mismo es casi nulo, y nuestra convivencia con él es aún menor. Desde pequeños aprendimos que las principales culturas se han desarrollado a la orilla de ríos y lagos, y nuestra comunidad no es la excepción. El uso que se ha dado al río y la infraestructura construida para tal fin ha hecho que quienes habitamos en Ciudad Juárez no tengamos una sana relación con el Río Bravo, o el Río Grande como lo conocen nuestros vecinos estadounidenses.
La semana pasada tuve la oportunidad de participar en una reunión de académicos y expertos sobre el Río Bravo convocada por la Cátedra UNESCO de Riesgos Hidrometeorológicos y la Universidad de las Américas en Puebla (UDLAP). El tema del seminario fue “Gestión Integrada de la Cuenca del Río Bravo bajo Escenarios de Cambio Climático.” El objetivo fue discutir las diferentes opciones de gestión a partir de la modelación y discusión de datos, acuerdos e instituciones existentes para esta región que incluye nuestra frontera.
El intercambio con investigadores de Estados Unidos, Alemania y México fue muy valioso y se vio enriquecido por funcionarios de la Comisión Nacional del Agua encargados de administrar las aguas de la cuenca, de la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza involucrados en la generación de infraestructura de agua y saneamiento para la región y de la Comisión Internacional de Límites y Aguas quienes administran los tratados de agua entre México y Estados Unidos.
La gestión integrada de recursos hídricos es un concepto con cerca de 30 años, aunque su aplicación aún no se generaliza, y es definido por la Asociación Mundial para el Agua (Global Water Partnership) como “un proceso que promueve la gestión y el desarrollo coordinados del agua, el suelo y los otros recursos relacionados, con el fin de maximizar los resultados económicos y el bienestar social de forma equitativa sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales.”
Hacer una gestión de acuerdo a esta definición implica considerar la interacción entre agua superficial y agua subterránea, su cantidad y su calidad en función de sus distintos usos, así como la interacción de estos usos con el medio ambiente, la economía y la sociedad, y finalmente la comprensión del ciclo del agua, como un sistema que interactúa a su vez con otros sistemas, ya sea humanos, ambientales, o tecnológicos. El reto consiste en poder armonizar estos elementos.
En Juárez los elementos para considerar una gestión integrada del agua empiezan por lograr que seamos conscientes de su valor, por ejemplo, en términos ambientales recuperando nuestra interacción con el río a través de las acequias, incorporando actividades en el bordo en la zona no canalizada, en la arborización de zonas de humedales de retorno de riego en las parcelas, cuidando áreas de interacción segura con el agua y cuidándola en general.
Después es necesario pensar la infraestructura considerando el ciclo del agua interactuando con otros ciclos, esto es retener e infiltrar en zonas no impermeables la lluvia de la sierra que baja por los arroyos y nos inunda, respetar sin construcción las áreas inundables, usar plantas de bajo consumo de agua que sirvan además para infiltrar en camellones, parques y jardines, considerar el tipo de suelo y los flujos del agua en las obras, y otras medidas que corresponde asumir a los profesionales de la construcción.
Se necesita también la generación de instituciones y recursos que permitan construir y manejar un drenaje pluvial que proteja y cambie la fisonomía de la frontera, formar asociaciones que recuperen el valor de la interacción ambiental de los habitantes con el río y el agua en general, que se genere la coordinación de usuarios del sector agrícola, industrial y público urbano para aprovechar y reusar mejor la poca agua que tenemos.
Vivimos en un desierto atravesado por uno de los mayores ríos del mundo, toda el agua que usamos la sacamos de la profundidad de la tierra, cada vez que llueve se destruye lo que construimos, y no usamos ni el agua de rio ni el agua tratada como recursos para mejorar nuestra productividad y calidad de vida, hacer una gestión integrada del agua puede cambiar esta realidad.