Río Magdalena, opción poco aprovechada contra el desabasto de agua
17 julio 201716 de julio de 2017
Fuente: 20 Minutos
Nota: Notimex
El Río Magdalena genera sin problemas hasta 20 millones de metros cúbicos de agua al año, por lo que de ser aprovechados de manera adecuada harían de Magdalena Contreras una delegación “más que sustentable para la ciudad de México” en materia de agua.
Así lo aseguró el comisariado de la comunidad la Magdalena Contreras, Germán González López, en el marco de una visita con los medios para conocer los pormenores del Programa de Servicios Ambientales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
En entrevista con Notimex durante un recorrido por la cuenca que da origen al citado río, el biólogo reveló que el problema que enfrenta la Ciudad de México con el agua no es por la falta de este recurso, sino por su mal aprovechamiento.
Tan solo del Río Magdalena, del total del agua que aporta a la cuenca del Valle de México, la mitad se va por el drenaje y el resto es entubada a la altura de La Cañada, en los límites del suelo de conservación y la zona urbana.
Detalló que el Río Magdalena tiene en promedio 22 kilómetros de longitud, que parten de la microcuenca donde se origina, en las inmediaciones del paraje El Arenal Chico, y termina en los Viveros de Coyoacán.
Su agua es el resultado de los escurrimientos de los Cerros de San Miguel y de la Palma, así como los ojos de agua aledaños al lugar y su cauce atraviesa las delegaciones Cuajimalpa, Magdalena Contreras y Álvaro Obregón.
González López aseguró que las cualidades de las aguas de este río hacen que al ser potabilizadas presenten una pureza de casi 97 por ciento, lo que hace que sus aguas sean una de las más adecuadas para aprovechar para beber.
No por nada la comunidad agraria de la comunidad Magdalena Contreras tiene un proyecto que es una planta envasadora de los ojos de agua que rodean la cuenca, la cual a menos de un año de haber iniciado operaciones ya estaba vendiendo.
Sin embargo, el inadecuado aprovechamiento del agua de este río hace que solo se entube la mitad, mientras que el resto continúa su trayecto a merced de la actividad humana, por lo que sus aguas se contaminan.
Ello es resultado de las actividades de “santería” que se realizan en su cauce, así como de las descargas que realizan los comercios asentados a sus orillas y que no cuentan con trampas de grasa o biodigestores.
A ello se suman las descargas de aguas negras y desperdicios sólidos que tiran los asentamientos irregulares, a pesar de que se ha tratado de poner un drenaje aledaño que corra paralelo al río para evitar su contaminación.
Como consecuencia, el último tramo del río que sale a la altura de Avenida Universidad y Francisco Sosa corre con aguas blanquecinas, jabonosas y malolientes que terminan por desaparecer tras correr sus últimos metros en los Viveros de Coyoacán.
Por lo anterior, insistió en que, si a este río se le diera el adecuado manejo, sería un recurso más que sustentable y brindaría una serie de beneficios de imagen y saludo para la Ciudad de México.
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