Fotorreportaje Un gran túnel para una gran ciudad
01 agosto 201730 de julio de 2017
Fuente: La Prensa
Nota: Amado Azuela
TEPEJI DEL RÍO, Hgo., 29 de julio.- Para conocer el taladro más grande del mundo hay que descender 115 metros de profundidad y viajar en un pequeño tren de un kilómetro y medio.
La “tuneladora” le llaman los ingenieros, pero los trabajadores lo comparan con un gran taladro porque mide 110 metros de longitud y de ancho mide 8 metros y literalmente, va abriendo camino en el subsuelo. Rompe la piedra, retira la tierra y, además, va colocando un gran anillo de concreto.
Es a través de esta “tuneladora” que se construye el Túnel Emisor Oriente. Un gran ducto con el que se busca evitar más inundaciones en el Valle de México. La Comisión Nacional del Agua estima que ayudará a desalojar hasta el 70% de las lluvias, porque por allí podrán pasar hasta 150 metros cúbicos de agua por segundo.
El director de CONAGUA, Roberto Ramírez de la Parra, asegura que es la obra más grande de su tipo en América Latina, porque medirá 62 kilómetros y es necesaria porque cada vez, son más intensas las lluvias en la Ciudad de México y sus áreas conurbadas.
Esta obra en la que trabajan 240 personas en tres turnos, tendrá un costo de 23 mil 400 millones de pesos.
Construir el TEO (Túnel Emisor Oriente) no ha sido fácil. Iniciaron en el año de 2008 y terminarán en 2018. La razón es que no conocían el tipo de suelo que iban a encontrar en el camino. Rocas gigantes, arena, tierra arcillosa, son algunos de los tipos de suelo que han hallado y que han dificultado el avance.
La “tuneladora” avanza 10 metros cada 24 horas. Los trozos de tierra y piedra se van pulverizando y se sacan a través de una banda sin fin y, luego se elevan más de 100 metros para finalmente, retirarla del lugar.
En su camino, esta excavadora gigante va colocando baldosas, que son unas piezas de concreto. Cada una pesa 8 toneladas. Con unas pinzas metálicas se levantan estas placas de concreto y un trabajador las sujeta con unos tornillos que pesan 10 kilos, y así forman un círculo de 8 metros de diámetro.
La colocación de cada una de las baldosas es milimétrica. Los ingenieros se apoyan con unos rayos láser para revisar que están bien niveladas. Al final no hay separación entre ellas, porque por allí pasarán millones de litros de agua y se evita cualquier fuga.
Luego de colocar las baldosas y dar forma al túnel, los trabajadores forman un gran cilindro de metal con el que inyectan concreto para dar más fuerza al túnel. Finalmente, el túnel tiene un diámetro de 7 metros y sus paredes son tan lisas como el suelo de una plaza comercial.
Esta obra inicia a la altura del Río de los Remedios, en el Periférico Oriente y recorre bajo el subsuelo más de 62 kilómetros, hasta la planta de tratamiento de Atotonilco, Estado de Hidalgo, donde las aguas serán tratadas para el riego de plantíos.
El Valle de México tiene tres grandes drenajes: el Túnel Emisor Central, mejor conocido como el Drenaje Profundo, el Túnel Emisor Poniente y el Gran Canal del Desagüe. Con este otro gran túnel se espera que las inundaciones disminuyan.
No obstante, esta millonaria inversión, reconocen las autoridades de CONAGUA, no servirá de mucho si los habitantes siguen tirando la basura en la vía pública, la cual tapa las coladeras y ductos.
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