Agua No Contabilizada, problema primario por resolver
16 agosto 201716 de agosto de 2017
Fuente: Panamá América
Nota de: Julio García
El Agua No Contabilizada (ANC) es toda aquella que habiendo sido producida en pozos o plantas de tratamiento no es comercializada. Se cuantifica como la diferencia entre el agua potabilizada y el agua facturada. Si se trata de solucionar el problema primario, que es la reducción del ANC, es evidente que la administración actual de la institución no ha realizado acción alguna para disminuir los niveles de ANC.
Han pasado algunos meses (7 meses aproximadamente) desde que el Ejecutivo anunció cambios profundos en la Gestión Administrativa, Financiera y Operativa de la institución. Sin embargo, el tiempo sigue corriendo y, de la misma forma, la paciencia de una población que no se abastece de manera continua se agotó. Indudablemente, los cambios son necesarios, como dice el famoso adagio “Si haces las cosas de la misma manera, siempre obtendrás más de lo mismo”. El tema es cuándo se harán los cambios. Hay decisiones importantes que tomar para avanzar en la resolución de los problemas de abastecimiento de agua potable, que es la cobertura y continuidad del servicio, según la expectativa de la mayoría de los usuarios.
Pero aquí tenemos un problema básico por analizar. Si queremos resolver el tema de la cobertura y continuidad, hay que partir del análisis de cómo establecemos el manejo del Agua No Contabilizada, puesto que aquí se determina la gestión de pérdidas de agua en sistemas de acueducto.
La cantidad de agua que se pierde en un sistema de acueducto, es un indicador importante de la evolución positiva o negativa de la eficiencia en la prestación de servicio. Sin embargo una red libre de fugas es impensable tanto técnica como económicamente, debido a que aun en sistemas bien operados y con un magnifico mantenimiento, no se pueden evitar niveles mínimos de pérdidas de agua.
EI Agua No Contabilizada (ANC) es toda aquella que habiendo sido producida en pozos o plantas de tratamiento no es comercializada. Se cuantifica como la diferencia entre el agua potabilizada y el agua facturada. Se establece mediante la identidad matemática ANC = AP-AF, es decir el Agua No Contabilizada es la Diferencia entre el agua potable que se produce, menos el agua potable que factura.
Esta diferencia de volumen de agua se pierde de la siguiente forma:
Agua usada para la operación propia de las plantas de tratamiento.
Pérdidas en la planta de tratamiento.
Pérdidas por infiltración y/o roturas en los sistemas troncales
Pérdidas por infiltración y/o roturas en las redes de distribución.
Usos de agua potable exentos de cobro.
Usos no autorizados de agua potable.
Ineficiencia en las empresas.
Errores en la macro y micro medición.
Al evaluar la definición básica del indicador es posible visualizar que en el intento por reducir el valor del ANC la institución podría tanto incrementar los volúmenes facturados, como reducir los volúmenes producidos o suministrados al sistema.
Inclusive si llegase a presentarse una reducción de los volúmenes facturados motivada por la disminución en el consumo (programas de ahorro de agua, incremento de tarifas, etc.) muy posiblemente el ANC aumentaría generándose una señal contradictoria sobre la gestión comercial realizada por la entidad. Esta disyuntiva solo se resuelve si la entidad tiene la capacidad de identificar el origen de las pérdidas dentro del sistema, para lo cual se debe generar una estrategia para lograrlo.
Para efectos prácticos y para poder solucionar el problema de forma real, se considera que el ANC se pierde de dos formas: como pérdidas comerciales y como pérdidas técnicas. Las comerciales son aquellas relacionadas con el funcionamiento de la empresa, como la no detección de conexiones ilegales, deficiencia en la medición y usuarios no facturados. A pesar de que las deficiencias en los medidores requieren de una solución técnica, estas pérdidas se consideran comerciales. Las pérdidas técnicas son aquellas presentes en la estructura de producción y conducción del agua.
Según los datos presentados en el cuadro anterior, podemos observar que los volúmenes distribuido y facturados tienen un incremento el cual estimamos en un 2%, ya que la capacidad de producción se ha visto incrementada gracias a las inversiones en plantas y en sistemas de distribución, a pesar de que el nivel de ejecución de los proyectos es bastante bajo, lo cual abordaremos en otro tema. Sin embargo el Agua No Contabilizada se ha mantenido en un promedio de 50% en el periodo 2013 a 2016.
Es necesario y urgente que el Idaan realice los esfuerzos para la reducción del Agua No Contabilizada a través de inversiones en programas de monitoreo, medición (macro y micro medición) con el fin de optimizar los costos operativos y que el Gobierno dé inicio de una buena vez, a la reestructuración de la institución. Queda claro que la administración actual del Idaan ha fracasado en buscar soluciones efectivas y a corto plazo para resolver la cobertura y continuidad del servicio. Si se trata de solucionar el problema primario, que es la reducción del ANC, es evidente que la administración actual de la institución no ha realizado acción alguna para disminuir los niveles de ANC, situación que consideramos es cruel para con el usuario y contradice la misión de la institución la cual reza: “Mejorar el nivel de salud de la comunidad, bienestar y progreso del país a través de la dotación de los servicios de agua potable, y la recolección y disposición de las aguas servidas, velando por la conservación del medio ambiente, con miras a alcanzar niveles óptimos de productividad y eficiencia”.
Finalmente, si se reduce el ANC, la cantidad de agua a producir es menor, disminuyendo de manera efectiva costos de producción y, por ende, se podrían experimentar cambios positivos en niveles de eficiencia, y los costos de inversión en infraestructura también serían menores, ya que si la producción de agua baja, la planta y la red, podrían soportar el crecimiento de donde toma el agua para tratar. Mientras menor sea el volumen captado, menores son los daños causados a las fuentes de agua y, por lo tanto, menores los costos de protección y recuperación.
Economista – Docente.
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