El corazón hídrico de México: Acuíferos

11 agosto 2023 Agua

Redacción: agua.org.mx/Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C. y Diego Prida-Estudiante de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana

Foto: Comisión Nacional del Agua

 

Un acuífero se configura como una reserva de agua conformada de manera natural por estratos de roca, con la capacidad intrínseca de almacenar y suministrar agua. Está compuesto por tres componentes esenciales: el nivel freático, la zona de saturación y la capa impermeable.[1] Cuando el agua penetra en el suelo hasta cierta profundidad, alcanza la capa impermeable, que actúa como barrera para su flujo continuo. El agua retenida se sitúa en la zona de saturación, mientras que el nivel freático representa el punto más alto del acuífero, marcando la distancia entre el agua subterránea y la superficie terrestre.

El agua subterránea desempeña un papel crucial al sustentar la existencia de manantiales, cenotes, géiseres, humedales y pantanos. Estos elementos naturales dependen en gran medida de esta fuente subterránea. En consecuencia, los acuíferos se vuelven elementos indispensables para mantener el equilibrio de los ecosistemas, el ciclo del agua y los procesos biogeoquímicos.[2] Sin embargo, sus funciones subterráneas también tienen un valor significativo, ya que actúan al humedecer el suelo y garantizar el suministro de agua esencial para la vegetación.[3]

El agua verdaderamente renovable es el agua superficial, la cual recibe cada temporal las lluvias que alimentan sus afluentes. También recibe los flujos de agua que llegan desde la escorrentía.

Desgraciadamente, los acuíferos se han considerado los depósitos de agua para el uso humano. Se consideran auténticos depósitos hídricos que pueden contribuir a enfrentar crisis tales como sequías y otros eventos derivados del cambio climático.[4] No obstante, la situación actual de los acuíferos cuestiona su utilidad a largo plazo, dado que nos encontramos en una situación de creciente sobreexplotación de las aguas subterráneas.

En México, con fines administrativos, se han delimitado 13 regiones hidrológicas (RHA), dentro de las cuales se encuentran un total de 653 acuíferos. Estos acuíferos proporcionan el 40.3% del suministro de agua en el país, y su extracción es realizada mediante pozos y norias.[5]

Aunque los acuíferos tienen la capacidad intrínseca de recargarse de manera natural, este proceso ocurre de manera pausada debido a las condiciones climáticas específicas y su adaptación a los contextos locales. De la precipitación total de 1,449,471 hm3 (donde 1 hm3 equivale a 1 millón de m3 de agua), un 71.41% retorna a la atmósfera mediante la evapotranspiración. Por lo tanto, la recarga anual promedio de los acuíferos se encuentra en 90,404 hm3, lo que equivale al 6.4%.

Resulta relevante señalar que dentro de este panorama, las RHA de XII Península de Yucatán y XI Frontera Sur encabezan la lista en cuanto a la recarga de acuíferos a nivel nacional, contribuyendo con 25,316 y 22,718 hm3/año, respectivamente. En contraposición, las RHA de VI Pacífico Sur y I Península de Yucatán presentan cifras inferiores, con aportes de 1,936 hm3/año y 1,648 hm3/año, respectivamente. [6]

Para brindar un panorama visual más claro, la siguiente representación gráfica de burbujas ilustra en forma porcentual las contribuciones de cada RHA en la recarga de acuíferos a nivel nacional.

En relación a la calidad del agua subterránea, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) identifica la presencia de suelos salinos en 32 acuíferos y señala la intrusión salina proveniente del agua del mar en 18 de ellos. Con base a los datos recopilados por SINAV 3.0, a partir del análisis de 665 muestras de agua subterránea, se evidencia que 282 puntos presentan una calidad de agua calificada como buena, 91 como aceptable y 292 como mala.

Esta evaluación se basa en el uso de un “semáforo” de calidad del agua, el cual se construye al integrar los resultados de 14 indicadores fisicoquímicos y microbiológicos del agua. La representación visual siguiente muestra los porcentajes correspondientes a cada uno de estos niveles en una gráfica de pastel. Resulta relevante destacar que la RHA de VII Cuencas Centrales del Norte lidera en términos de cantidad de muestras con calificación roja, totalizando 142, seguida de la RHA de VIII Lerma-Santiago-Pacífico con 33 sitios en la misma categoría.

En relación al número de concesiones o asignaciones de agua subterránea, se ha observado un aumento de 293,449 en 2019 a 297,102 en 2020. Esto refleja un claro aumento en las concesiones de agua, a pesar de la información más reciente, actualizada hasta el 17 de septiembre de 2020, que señala la presencia de 111 acuíferos en estado de sobreexplotación. Es importante notar que en 2019 se habían identificado 115 acuíferos en dicha condición. La ilustración, muestra la ubicación de dichos acuíferos.

La caracterización de un acuífero como sobreexplotado se establece en función de una relación extracción/recarga mayor a 1.1 para ser considerado sobreexplotado, y menor a 1.1 para no estarlo. No obstante, existe cierta discrepancia en este punto, ya que se maneja información que sostiene que son 157 los acuíferos en estado de sobreexplotación. Estos acuíferos se ubican principalmente en el norte y noroeste del país.[7]

Además de esta preocupante situación de los acuíferos, es importante resaltar que en muchos de ellos la falta de regulación y control contribuye al uso irresponsable e insostenible del agua subterránea. Esta problemática se agrava por la ausencia de regulaciones internacionales consistentes, dado que las administraciones varían entre países. En este contexto, México comparte fronteras con Estados Unidos, Guatemala y Belice, donde también comparten los acuíferos.

El agua subterránea desempeña un papel de vital importancia como fuente de abastecimiento en numerosas ciudades, como es el caso de la Ciudad de México (donde supone el 58% del suministro) e incluso en algunas localidades, constituye la fuente exclusiva (100%). Además, en muchos escenarios, el uso de agua subterránea resulta más rentable en comparación con el tratamiento de aguas superficiales, debido a la simplicidad de extraer agua de pozos con buena calidad. Sin embargo, esta valiosa fuente se encuentra en un constante estado de riesgo.

Factores como el crecimiento poblacional y la reducción de las áreas de recarga debido al asfalto y la deforestación limitan la capacidad de recarga de los acuíferos. A esta preocupación se suma la contaminación del agua, que puede manifestarse en forma de salinidad u otros minerales y metales característicos de cada región. Estos desafíos plantean amenazas significativas para la disponibilidad sostenible de agua subterránea.

En relación a las estrategias destinadas a la gestión integral de los acuíferos, un enfoque primordial consiste en reducir su explotación, y este objetivo puede lograrse mediante la eficiencia en el uso del agua. Para tal fin, se debe gestionar la demanda haciendo un aprovechamiento responsable del agua, empleando tecnologías que permitan minimizar el consumo de agua en hogares e industrias. En el ámbito de la agricultura, que constituye el sector que más agua usa, resulta urgente implementar estrategias como el cultivo de especies estacionales, que demandan menor cantidad de agua, y fomentar en mayor medida el uso del riego por goteo eficiente.

Adicionalmente, es crucial respaldar proyectos que tengan como objetivo la recarga de acuíferos, ya que esta iniciativa asegura tanto la conservación como la restauración de los ecosistemas. Por tanto, es esencial que los países promuevan políticas que favorezcan la recarga de acuíferos. Es importante destacar que estos proyectos no deberían limitarse únicamente a zonas rurales, ya que la infraestructura verde urbana también puede desempeñar un papel importante en la recarga de acuíferos. Este enfoque implica aumentar la permeabilidad del suelo y permitir la infiltración del agua.[8] A nivel individual o familiar, también podemos optar por la captación de agua de lluvia como una alternativa para cambiar la fuente de abastecimiento.

Si deseas profundizar en el tema de la recarga artificial de acuíferos, te invitamos a visualizar este webinar donde investigadores de la Universidad Autónoma de Chihuahua abordan esta cuestión en detalle.

Ver vídeo.

 

 

Referencias:

[1] Valdivieslo A. (septiembre 2020). ¿Qué es un acuífero? Iagua

[2] Biodiversidad Mexicana. (2022). Procesos ecológicos. CONABIO.

[3] Barranco Salazar A. (septiembre 2018). El agua subterránea y su importancia socioambiental. Colson.

[4] AECID. (noviembre 2017). La importancia de las aguas subterráneas en la gestión integrada de los recursos hídricos: aplicaciones prácticas en proyectos de cooperación internacional para el desarrollo. AECID

[5] Comisión Nacional del Agua (2022). Numeragua. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales

[6] Comisión Nacional del Agua (2021). Estadísticas del Agua en México 2021. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

[7] El Economista. (Marzo 2022). Sobreexplotados, uno de cada cuatro mantos acuíferos en México. El Economista.

[8] Solís Sosa, B. (2023). Aguas subterráneas en América Latina y el Caribe: políticas y experiencias para la gestión y conservación de los acuíferos. Banco Interamericano de Desarrollo.

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