Gestión del agua con Perspectiva de Género

04 marzo 2022 Agua

Redacción: agua.org.mx

Ilustración de UN Women

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, el lema elegido para este año es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, como una forma de visibilizar que, sin igualdad de género, el futuro sostenible y equitativo seguirá estando fuera de nuestro alcance.

De los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el número 5 se enfoca en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Este ODS es transversal y se constituye como un elemento indispensable para alcanzar otros objetivos, como el ODS 6 (agua y saneamiento para todos).

“La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua… la aceptación y ejecución de este principio exige políticas efectivas que aborden las necesidades de la mujer y la preparen y doten de la capacidad de participar, en todos los niveles, en programas de recursos hídricos, incluida la adopción de decisiones y la ejecución, por los medios que ellas determinen” (Declaración de Dublín sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible, Principio 3)[1].

¿Qué es el género y por qué es importante en la gestión ambiental?

El término género puede ser entendido como la construcción sociocultural e histórica de la feminidad y masculinidad. Es una “categoría analítica, que implica roles, comportamientos asignados, así como un aprendizaje que hace que los miembros naturalicen lo que es ser mujer y ser hombre, desde una valoración diferenciada” (Enríquez, 2017)[2].

En el contexto de la gestión ambiental, considerar la perspectiva de género es indispensable,  pues en todo el mundo siguen persistiendo las desigualdades en cuanto a quién participa, quién contribuye y quién se beneficia de la gestión de los recursos naturales, donde las mujeres se ven desfavorecidas.

En este sentido, las mujeres dependen más de los recursos naturales, tienen menos acceso a ellos y, a menudo, asumen una responsabilidad desproporcionada como encargadas de asegurar el suministro de comida, agua y combustible[3].

Las desigualdades por género se acentúan en tres cuestiones relevantes:

  1. El acceso diferenciado a los recursos, donde la desigualdad se refleja ampliamente en la tenencia de tierras. Al existir una fuerte correlación entre la propiedad de la tierra y el acceso al agua, las limitaciones que enfrentan las mujeres respecto a la propiedad de la tierra repercuten también en su derecho al agua[4].
  2. Las relaciones de poder y la toma de decisiones, donde lo común es que las mujeres carezcan de representación en los espacios de toma de decisión.
  3. En la división sexual del trabajo, que se refiere a la diferenciación entre las actividades socialmente aceptadas que realizan hombres y mujeres, este es un aspecto prioritario para entender la trascendencia de la relación entre las mujeres y el agua.

Incorporando el enfoque de género en la gestión del agua

Actualmente, la doctrina de la gestión integrada de los recursos hídricos con la cuenca como unidad básica de gestión, es impulsada por la comunidad internacional como la forma adecuada de gestión del agua, la conservación de la naturaleza y los derechos humanos. Ésta ve al agua no sólo desde la perspectiva de la ingeniería o la hidráulica; sino también considera el bienestar de los ecosistemas, las comunidades humanas y las interrelaciones entre los usuarios, por tanto, reconoce también el rol de la mujer en el manejo del agua. En este contexto, en la búsqueda de una gestión sostenible de los recursos hídricos es indispensable incorporar una perspectiva de género.

Este enfoque cuestiona los estereotipos con los que somos educados y abre la posibilidad de elaborar nuevos contenidos de socialización y relación entre los seres humanos[5]. Este enfoque no implica simplemente diseñar proyectos que beneficien a las mujeres, sino integrar una comprensión de las relaciones sociales y de las dinámicas de poder prevalecientes para adaptar las políticas públicas y programas en consecuencia. Parte de reconocer que el manejo está mediado por las relaciones de poder, y que —aunado a factores como la clase o la raza— el acceso, uso y control del agua están determinados por las relaciones de género.

Incorporar de lleno este enfoque nos obliga a pensar en ¿quién participa?, ¿quién tiene el poder?, ¿quién toma las decisiones?; ¿los hombres, las mujeres, o ambos?, ¿en qué medida?

Desde la perspectiva de los derechos humanos, todos tenemos derecho a agua suficiente, limpia y accesible, pero al reconocer las desigualdades por género se evidencian dificultades adicionales para las mujeres[4].

Debemos reconocer la importancia de la responsabilidad y opinión de las mujeres y generar las condiciones que permitan integrarlas en la toma de decisiones, esto supone también trabajar con ellas pues históricamente no han ejercido su derecho de participación; generalmente a las mujeres se les ha enseñado a guardar silencio y aceptar lo que los hombres plantean, sin externar ni defender sus posiciones.

El enfoque de género debe involucrarse en las propuestas de manera transversal, incluirlo desde el inicio en los diagnósticos y antecedentes, y ser un eje de participación y sustentabilidad. Para esto, es fundamental reconocer y explorar, las formas informales de organización, pues las mujeres no se organizan necesariamente en la forma tradicional de comités o asociaciones. Estas formas permitirán conocer las relaciones en el hogar en torno al uso de los recursos y brindan información sobre las dificultades que enfrentan para la participación. Hay que tener presente la enorme diversidad cultural del país, para establecer estrategias que tiendan a la equidad se requiere una planificación diferenciada y la implantación de políticas que consideren las características culturales de cada región.

Para construir una política con enfoque de género es necesaria la generación de información y estadísticas desglosadas por sexo; además, es importante la socialización de la información generada, a fin de promover la creación de capacidades en este sentido[6]. Asimismo, es imprescindible ver este enfoque reflejado hacia el interior de las instituciones, no se debería seguir trabajando con instituciones que no son equitativas en su quehacer.

Por último, incorporar la perspectiva de género durante el diseño de propuestas, programas y políticas para la gestión de los recursos hídricos, contribuirá también a la realización de metas más amplias de igualdad y justicia dentro de la sociedad.

 

“Se ha demostrado que invertir en el nexo entre el agua y el género es fundamental para el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. De hecho, es necesario promover un control y acceso justos a los recursos hídricos para lograr el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género en todo el mundo”
Corat Saniye Gülser, Directora de la División de Igualdad de Género de la UNESCO

Referencias:

[1] Miletto, M., Pangare, V. y Thuy, L. 2021. Herramienta 1 – Indicadores con perspectiva de género para la evaluación, el seguimiento y la presentación de informes sobre los recursos hídricos. Conjunto de herramientas de UNESCO WWAP sobre datos relativos a los recursos hídricos desglosados por sexo. París, UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000367971

[2] Enríquez, C. (2017) Despatriarcalización, Género y Derechos Humanos de las Mujeres. Exposición ONU Mujeres. La Paz.

[3] ONU Mujeres. 1 de marzo de 2022. En la mira: Día Internacional de la Mujer 2022. https://www.unwomen.org/es/noticias/en-la-mira/2022/03/en-la-mira-dia-internacional-de-la-mujer-2022

[4] Priego, K. y D. Soares. s/d. Agua y dimensión de género. Consultado en Agua.org.mx (15 de mayo de 2017).

[5] Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. 22 de noviembre de 2018. ¿Qué es la perspectiva de género y por qué es necesario implementarla? https://www.gob.mx/conavim/articulos/que-es-la-perspectiva-de-genero-y-por-que-es-necesario-implementarla#:~:text=De%20acuerdo%20con%20la%20Ley,en%20las%20diferencias%20biol%C3%B3gicas%20entre

[6] Soares, D., M.T. Munguía, G. Millán, J. Villareal, H. Salazar, G. Méndez. 2014. Vulnerabilidad y adaptación en Yucatán. Un acercamiento desde lo local y con enfoque de equidad de género. Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.

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