Acuífero de Zimapán, riesgo por alto contenido de arsénico

28 agosto 2015

Comienzan a tomar medidas que eviten la sobreexplotación, como no perforar pozos en la zona. Foto: Archivo
 

En su edición del lunes pasado, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó los resultados de los análisis que realizó la Comisión Nacional del Agua (Conagua), junto con otras instancias federales, para conocer la calidad del líquido y sus índices de demanda.

“Existe el riesgo potencial de que la extracción intensiva provoque la migración del agua subterránea más profunda que circula por la caliza con mayores concentraciones de arsénico, lo que provocaría que la calidad del agua subterránea se deteriore”, advierte el documento.

De ocurrir esto, dice, se tendría que imposibilitar la utilización del manto, “lo que implicaría elevados costos y restringiría el uso del agua, que sin duda afectaría al ambiente, a la población, a las actividades que dependen del agua subterránea y el desarrollo económico de la región”.

“Existe la posibilidad de que el incremento de la demanda del agua subterránea genere los efectos perjudiciales causados por la explotación intensiva, tales como la profundización del nivel del agua subterránea, la inutilización de pozos, el incremento de costos de bombeo, la disminución e incluso desaparición de los manantiales y del flujo base hacia el río”, hace notar.

La Conagua recomienda proteger al acuífero del desequilibrio hídrico y deterioro ambiental, que podría llegar a afectar las actividades socioeconómicas que dependen del líquido subterráneo en esa región hidalguense.

En el acuífero Zimapán, identificado con la clave 1301, la calidad del agua subterránea es un factor que limita su utilización, ya que en gran parte presenta elevadas concentraciones de material tóxico, “que superan el límite máximo permisible para consumo humano”, precisa el estudio.

“La mala calidad del agua subterránea es provocada por la contaminación generada principalmente por la industria minera, aunque también se debe a origen natural proveniente de los minerales en las calizas que conforman el acuífero”, asegura.

La extensión del manto comprende una superficie de mil 612 kilómetros cuadrados y abarca totalmente a Zimapán, Pacula y Pisaflores, así como parcialmente a Ixmiquilpan, Jacala de Ledezma, La Misión y Chapulhuacán.

En el estudio, la Conagua afirma que se ha comenzado a tomar medidas que eviten la sobreexplotación, como la prohibición en “la perforación de pozos, la construcción de obras de infraestructura y la instalación de cualquier otro mecanismo que tenga por objeto el alumbramiento o extracción de las aguas nacionales del subsuelo, así como el incremento de volúmenes de extracción autorizados o registrados, sin contar con concesión, asignación o autorización de la Comisión Nacional del Agua”.


26 de agosto de 2015
Fuente: Criterio 
Nota de Jorge Martínez

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