Afectados por Presa Picachos, viven comuneros inseguros

03 agosto 2009

La mayoría de los afectados viven en sus nuevas casas, pero los servicios públicos aún no han sido instalados

Fuente: Noroeste.com
3 de agosto de 2009
Por Adrián Luján   
 
MAZATLÁN._ Sin los servicios públicos elementales como agua potable, drenaje y sin un techo seguro, cientos de habitantes tratan de hacer una nueva vida en las casas que el Gobierno les entregó, aunque no tengan las dimensiones para acomodar ni siquiera un tradicional catre.

A escasos días de cumplirse un mes de que fueron desalojados por las fuerzas policiacas debido al cierre del túnel de desvío en la Presa Picachos, los pobladores tratan de acomodarse en una pequeña casa, con sus animales y recuerdos.

Saben que con lo que el Gobierno les dio difícilmente podrán contar con un modelo de casa en donde vivieron hasta hace unos días. Un recorrido realizado por Noroeste, que acompañó a dos diputados y a afectados, enseñó lo que pasa en las entrañas de los nuevos pueblos.

Las familias apenas disponen de agua que les llega a cuenta gotas y mediante pipas, las paredes de las casas en donde habitan ya tienen cuarteaduras y los cimientos son tan frágiles y falsos que basta con una fuerte lluvia para que se derrumben.

"No nos queda otra más que estar acá, si nos quedamos pues nos ahogamos, la vida de nosotros ha cambiado, en estas casas no se puede vivir, se llenan de agua y ahí andamos batallando", dice una pobladora del nuevo San Marcos, quien sólo le quedan recuerdos de su viejo pueblo y su amplia casona.

Aquí en el nuevo San Marcos algunas familias tratan de darle un toque tradicional a su vivienda. Algunos hombres colocan la caída del tejabán. No quieren saber nada de techo de cemento caliente.

Sin embargo, la gran mayoría de las familias se ve obligada a sacar sus catres, utensilios y hasta el caballo que se trajeron de su viejo pueblo.

"Esto no es nada, todavía hay gente de Las Iguanas que no se quieren salir porque no han recibido ni un cinco, aquí lo que yo les diría es que se salgan porque no hay nada más preciado que la vida, este poblado ya está inundado y es grave que las familias no se salgan", dice María del Rosario Alapizco.

Y en cada nuevo pueblo hay también nuevos problemas. Hay desgajamiento de tierra que en cualquier rato se cae sobre las casas, tomas de electricidad que no funcionan correctamente al grado que las paredes de las viviendas están llenas de electricidad.

Los salones de clase en los planteles del nuevo San Marcos están a centímetros de montículos de tierra que, al mojarse, se deslavarán y podría causar daños entre los alumnos en el próximo ciclo escolar.

Así, con estos problemas, los pobladores empiezan a ver que la corriente del agua empieza a inundar sus antiguos pueblos, la construcción de la presa avanza, pero ellos siguen ahí igual como hace meses sin una casa en donde estar seguros.

 

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