Campesinos, a rezar

13 mayo 2008

 

El Siglo de Durango

13 de mayo de 2008.

El reporte de la Comisión Nacional del Agua indica que el promedio de embalse de las presas en el estado de Durango es de apenas el 50 por ciento, contra el 70 ó 75 que tenían en años anteriores esos vasos. Los campesinos no cuentan con el financiamiento suficiente para trabajar sus tierras, comprar semillas, fertilizantes y otros insumos.

omo consecuencia precisamente de la falta de recursos, las tierras han visto mermada su calidad y por ende cada día son menos los rendimientos que se tienen en las parcelas.

En las superficies ganaderas se padecen severos problemas por la falta de forrajes y pastizales, por lo que el ganado se encuentra con poco peso, lo que dificulta su comercialización.

También en las superficies ganaderas se cuenta con una sobrepoblación de ganado improductivo que perjudica seriamente a los bovinos.

No hay maquinaria para que los campesinos hagan una adecuada preparación de tierras y una gran parte de los productores sigue utilizando la yunta para barbechar, lo que hace más tardada y rudimentaria la labor de siembra.

Desde hace años, el rendimiento en las parcelas ha ido a la baja y todos los campesinos se quejan de los bajos ingresos que perciben al trabajar la tierra, los bajos precios que sus cosechas alcanzan y las mil y una calamidades que se padecen en el campo.

Hay programas federales que se encuentran direccionados a los campesinos y que se supone son para hacerles más fácil la labor en el surco, pero por diferentes motivos esos apoyos como el diesel subsidiado, el Procampo y el Progran llegan tarde y por ende no son bien aprovechados por los productores, pues en lugar de utilizarlos en la compra de semilla o fertilizantes, lo dedican al gasto diario y la tierra se queda sin los insumos que requiere para una adecuada cosecha.

Definitivamente los campesinos atraviesan por una de las peores etapas en la historia; se culpa al Gobierno Federal, al Gobierno del Estado, a las autoridades municipales y a los líderes campesinos. Es posible que cada uno de ellos tenga algo de culpa sobre la situación que prevalece en el agro duranguense.

Para estas causas desesperadas debe haber un santo milagroso, aunque también es posible que ese santo milagroso esté enojado con los campesinos porque se han olvidado de él, porque ya nadie lo toma en cuenta y por ello ha alejado las lluvias, ha bajado los niveles de las presas y ha incrementado la erosión, además de secar los pastizales y bajar las reservas de agua del subsuelo. Es tiempo de que los campesinos mediten la situación y además de lamentar su crítico estado se acuerden al menos de San Isidro Labrador, ese que fue su santo patrono y que ahora se encuentra en el olvido.

Los productores rurales no deben olvidar a esa sacra figura; quién quita y les hace el milagrito de acercarles las lluvias, de mejorar los rendimientos en las parcelas y hasta mejore los precios de las cosechas.

Los productores no deben perder la fe y, en todo caso, nada pierden con arrodillarse y rezar, especialmente el próximo jueves, que es el Día de San Isidro. Nada pierden.

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