Comienza limpieza masiva en Filipinas con 10 mil rescatistas tras inundaciones

09 agosto 2012

Casi dos millones de personas esperan ser rescatadas en la capital Manila y las provincias aledañas.

9 de agosto de 2012

Fuente: latercera.com

© EFE

Filipinas comenzó hoy una limpieza masiva tras una inundación de la capital y las provincias aledañas que obligó a sus residentes a luchar contra aguas de más de un metro de profundidad en algunas zonas, luego de casi dos semanas de lluvias monzónicas que causaron la muerte de al menos 91 personas, consigna Reuters.

Los servicios de luz, agua y comunicaciones eran restablecidos a medida que las aguas comenzaban a ceder, lo que permitió a muchos a volver a casa para reparar sus hogares. Casi 300.000 personas permanecían temporalmente refugiadas, según informaron funcionarios.

Las escuelas continuaban cerradas por tercer día consecutivo, ya que algunas estaban siendo utilizadas para albergar a las familias desplazadas de sus hogares. En tanto, las oficinas públicas y privadas reabrieron sus puertas. Según el jefe de la Defensa Civil, Benito Ramos, hay 10.000 rescatistas que usan unos 250 botes, apunta Dpa.

Las lluvias monzónicas que se produjeron entre el lunes y el martes, que alcanzaron 300 milímetros o tres veces el promedio diario, fueron las más fuertes en tres años, indicó el servicio meteorológico filipino. La llegada de un tifón en el este de China generó la evacuación preventiva de miles de personas.

La oficina meteorológica levantó las alertas por tormentas, pronosticando lluvias leves a intermitentes en las próximas 12-24 horas. Llegando al mediodía, el sol asomaba en Manila por primera vez en semanas.

El presidente filipino, Benigno Aquino, visitó las zonas de refugio temporal y ayudó a distribuir raciones. Dijo que las villas de la ribera y las zonas costeras serían desmanteladas y trasladadas a terrenos más seguros.

En las afueras de Manila, hogar de 12 millones de personas de las cuales muchas viven en condiciones de extrema pobreza, amplias áreas arroceras de la isla norteña de Luzon permanecían bajo el agua -con profundidades hasta la cintura o el cuello-, obligando a los residentes a trasladarse en canoas y botes.

Los pobladores más emprendedores estaban construyendo pequeños botes como forma de sustento.

El Departamento de Agricultura estima el daño generado hasta el momento a los cultivos, fundamentalmente de arroz, en 167,9 millones de pesos (4,02 millones de dólares).

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