Cuidado del agua de riego

07 julio 2010

* La cultura del cuidado del agua está firmemente arraigada entre los productores mendocinos, pero resultaría también interesante profundizarla a través de nuevos métodos de regadío.

07 de julio de 2010
Fuente: Diario Los Andes

A nivel internacional, Mendoza ha sido tomada como ejemplo en la implementación de su política hídrica. Esa distinción es fruto de una cultura histórica surgida de una escasez de lluvias anuales que obliga a extremar el cuidado del agua que surge de los deshielos.

Es así entonces que lo que en su momento fuera un desierto fue convertido en un vergel, con oasis productivos instalados en las márgenes de los principales ríos. Los diques y represas construidas permitieron también ampliar la superficie irrigada, mientras paralelamente se utilizó la fuerte corriente de agua para la generación de energía eléctrica.

Sin embargo, pese a ese extremo cuidado del agua y a un adecuado ordenamiento de la distribución a través del Departamento General de Irrigación, no se solucionaron todos los problemas. Los estudios indican que en la gran mayoría de los casos, de 10 metros cúbicos de agua que salen de los diques, llegan sólo cuatro a las plantas en las fincas.

El resto, más de la mitad, se pierde por la filtración en los canales distribuidores o bien en una inadecuada -para esta época- forma de riego. En muchas propiedades se continúa utilizando el riego “a manto”, mientras el “goteo” sólo es aplicado en las nuevas plantaciones que necesitan del agua subterránea para el abastecimiento.

La construcción de los diques, si bien resultó importante para el endicamiento y reservorio de agua, evitando así años de sequía, también generó sus inconvenientes. Porque la salida de agua cristalina desde las represas ha provocado que no se produzca la impermeabilización natural que surgía de las aguas con sedimentos.

Así entonces, el aumento de la filtración derivó en que subieran las napas freáticas en las fincas ubicadas en las zonas más bajas. Debe recordarse que, a raíz de esa situación, el departamento de San Rafael inició un juicio a la Nación, exigiendo un resarcimiento por las pérdidas provocadas por el fenómeno denominado “de las aguas claras”.

Para solucionar esos inconvenientes y para evitar las filtraciones, Irrigación procedió a la impermeabilización de canales. Una tarea importante y necesaria que se mantiene a lo largo de los años.

Recientemente, inauguró una obra en el canal Constitución-Medrano, que riega cultivos de Rivadavia y Junín, alcanzando a 13 mil hectáreas y beneficiando a más de 2 mil productores. El organismo realizó una inversión de 46 millones de pesos y los trabajos demandaron 24 meses. Según se indicó, la impermeabilización de la traza permite el ahorro de la mitad del agua que antes se perdía.

Por otra parte, debe destacarse que también se han iniciado las obras de impermeabilización del canal matriz San Martín, que beneficiará a 22 mil hectáreas a lo largo de un trayecto de 33,5 kilómetros.

Se trata de obras importantes, pero que también deberían alcanzar a cauces comprendidos dentro del régimen del río Mendoza, en razón de que la construcción del dique Potrerillos determinará, en el mediano plazo, también problemas con las aguas claras.

Paralelamente, deberían establecerse estudios dirigidos a establecer un cambio en el sistema de riego “fincas adentro” a los efectos de generar la posibilidad de ampliar la superficie irrigada como consecuencia del ahorro de agua.

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