Desaparecen laguna y dunas

03 noviembre 2010
El nivel de El Llano ha descendido entre 15 y 20 metros ; sólo quedan 4 pescadores y peligran manglares

3 de noviembre de 2010

Por Raymundo León

La laguna El Llano tiene una extensión de 240 hectáreas y se localiza en Villa Rica. Foto: Diario de Xalapa

Laguna El Llano (Actopan), Veracruz.- Esta laguna, que en su momento fue uno de los orgullos de Actopan, se seca rápidamente. Su nivel de agua ha descendido entre 15 y 20 metros, lo que ha ocasionado que los manglares que crecían en plena orilla ahora se vean a varios metros de distancia del espejo de agua, ocasionando su muerte paulatina.

Cuatro pescadores, los únicos que quedan de cientos que había hasta hace unos cuantos años, recuerdan que en su niñez la laguna daba de comer a familias enteras y que atraía mucho turismo que siempre buscaba un viaje en lancha. Ahora, todo ello es recuerdo.

La laguna El Llano tiene una extensión de 240 hectáreas y se localiza en Villa Rica, en la región central del estado de Veracruz. Su importancia es vital, ya que representa el corredor climático en el paso de las aves migratorias en su recorrido hacia Centro y Sudamérica, formando parte del sistema de humedales de la zona central del Golfo de México.

Eva Carolina Marini, Jorge del Real, Luis García y Víctor Hernández, académicos de la Facultad de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad Veracruzana, recuerdan que la laguna El Llano fue incluida en el convenio Ramsar 1336 de protección de humedales. “No obstante, recientemente ha sufrido el proceso de desecación estacional en los periodos de sequía, lo que ha causado problemas ambientales y depresión económica”.

Ese proceso de desecación estacional se ha convertido ya en un proceso de desecación permanente que podría ocasionar muchos problemas ambientales.

Los pescadores entrevistados, de nombres Pedro y José Luis, aseguran que ellos se aferran al lugar que fue de sus abuelos, esperanzados en que la situación cambie.

Aún arrojan sus redes a las aguas de la laguna cuando salen a remar un rato, “pero ya no se pesca, ya no hay especies. Al parecer todo está muerto aquí porque el agua sigue bajando”.

Dos pescadores más permanecen en la barra que divide las aguas del mar de las de la laguna. Debajo de ellos están las tuberías de Pemex que transportan petróleo a otras regiones del país.

“Esa tubería nos ha hecho mucho daño. Desde que éramos niños oíamos hablar de que la tubería acumulaba mucha arena y que ello no dejaba pasar el agua del mar a la laguna, y que por ello se iban a acabar las especies marinas. Esos tubos han impedido que la arena acumulada salga y ya no permite la entrada de agua de mar, y el agua de la laguna se está yendo, se está secando poco a poco”, afirmaron.

Pedro y José Luis indicaron que hace algunos años la laguna estaba llena de pescadores y que había mucho turismo que se deleitaba en el lugar, pero ahora la situación es totalmente diferente.

“Todos se han ido. Solamente quedamos nosotros cuatro, que queremos seguir aquí. Tal vez nos toque ver la muerte de esta laguna. El problema de que se vaya el agua es que también se irán los manglares y las aves que año con año vienen. Todos ellos buscarán otros lugares a dónde ir”, expresaron.

Los entrevistados aseveraron que por años, Pemex se ha comprometido a desazolvar la laguna, pero que las promesas nunca se han hecho realidad. Esas promesas, reiteraron, las han escuchado desde que eran niños, mientras tanto la barra se ha cerrado, al parecer, definitivamente.

Los días de la laguna, expresan, están contados.

Rescate urgente

Los académicos de la Facultad de Inqeniería Química y Ambiental de la UV, Víctor Hernández, Gonzalo Pérez y Luis García Leyton, establecen que la laguna El Llano ha sido soporte de las actividades económicas de Villa Rica y además, a nivel continental, una estancia de paso obligado de aves migratorias procedentes, cada otoño, de Canadá, Estados Unidos y norte de México, hacia Centro y Sudamérica.

“La degradación del ecosistema natural por efecto del impacto de la climatología y de factores antropogénicos ligados a las actividades productivas de la zona, ha provocado una notoria deforestación del manglar perimetral, la obstrucción de su comunicación hacia el mar, contaminación y un incremento gradual de sólidos en el fondo del cuerpo de agua, reduciendo el espejo de la misma hasta en un 98 por ciento e impidiendo con ello un manejo racional y sustentable de la operación de la laguna”.

Para los académicos, el rescate del ecosistema incluye, entre otras actividades, el dragado de la laguna, la apertura del canal de comunicación de la laguna con el mar y la construcción de escolleras como protección del canal de salida, y escolleras de protección en la desembocadura hacia el mar que sirvan de rompeolas, además se tienen identificados 19 proyectos más como apoyo para el rescate integral de la laguna.

Las dunas, el otro problema

Las dunas llegan a alcanzar una altura de 60 metros sobre el nivel del mar, 3 kilómetros de longitud y 0.5 kilómetros de anchura.

“Karl” y “Matthew” se encargaron de casi desaparecerlas. El problema es que mucha de la arena que las integraban fue a parar al fondo de la laguna El Llano y posteriormente a incrementar la arena que obstruye la entrada de agua de mar.

“Nosotros teníamos unas dunas que llamaban la atención de muchos turistas. Ahora no queda casi nada de ellas y seguramente pasarán muchos años antes de que se formen nuevamente y los animales, principalmente los cangrejos, regresen a vivir en ellas”, dijeron los pescadores.

Visiblemente preocupados, los cuatro hombres no tienen respuestas para todo lo que pasa en el lugar que los vio nacer. Pero a pesar de su preocupación y de que cada día tienen menos de dónde obtener recursos, quieren seguir ahí.

“Hace muchos años, mucha gente venía a las dunas, se subía a ellas y se corrían hacia el agua. Eso fue hace muchos años. Ahora sólo hay tristeza. Nuestros antepasados vieron todo esto mucho más bonito, con mucha producción de peces, con mucho turismo. Ahora sólo viene gente a saber qué pasa aquí, como ustedes”, dijeron.

Indicaron que nunca se imaginaron que las dunas también les harían daño.

“Nosotros jugábamos en las arenas de las dunas, nos divertíamos mucho en ellas. Los turistas se tomaban fotos ahí y las contemplaban. Nunca imaginamos que la arena de ellas ayudaría a seguir secando la laguna”, expresaron.

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