El calentamiento global afectará de manera diferente al Ártico y la Antártida

04 junio 2013

Los resultados publicados en la revista Marine Ecology Progress Series ponen de manifiesto que los efectos del calentamiento global en la biodiversidad se podrán sentir de manera muy distinta en estos ecosistemas, aunque tengan características similares.
La investigación constata que el ecosistema ártico es más susceptible a las perturbaciones que afectan a los niveles superiores de la cadena trófica, como las ballenas y los osos, ya que tienen un mayor número de predadores. Según los investigadores, este fenómeno, denominado cascada trófica, supone una amenaza importante para el ecosistema, ya que los cambios que afecten a los predadores afectarán también las tomas.

Al contrario, la red trófica antártica muestra el efecto inverso: presenta una número de especies presa para cada especie predadora y es más sensible a los cambios que se produzcan en los niveles inferiores, como la disminución del krill antártico para la pesca y el cambio climático.

El estudio señala también que la red trófica ártica está más conectada y tiene más especies omnívoras que la antártica (80,71 por ciento frente al 41,13%), lo que hace que sea más persistente ante perturbaciones como la extinción y la invasión de especies. «La distribución del número de presas y predadores por especie en la red trófica antártica sigue un decaimiento de ley de potencia, lo que hace que sea muy vulnerable a perturbaciones en especies particulares, como las que tienen más presas y predadores», explica El investigador del LINCGlobal en el IMEDEA (CSIC-UIB) Charles Santana.

Aumento de la temperatura

El océano Ártico y la península Antártica son dos de las regiones planetarias donde se están sintiendo con mayor intensidad los efectos del cambio climático. Mientras en el resto del mundo ha registrado un aumento medio de temperatura de 0,5 º C desde 1950, en estas dos regiones polares se ha registrado un incremento de 1, 5 º C.

Este aumento de temperatura tiene efectos serios en la fundición de la cubierta de hielo marino, un hábitat crítico para la mayoría de especies polares, que son particularmente vulnerables a estos cambios. Uno de los ejemplos más representativos es el krill, un crustáceo estratégico en la biología antártica y que constituye uno de los eslabones más importantes de la red trófica. Este organismo disminuyó 60 veces su abundancia en el océano del Sur entre 1970 y 2003, mientras la radiación UVB aumentó considerablemente durante el mismo intervalo de tiempo.

«La respuesta de las especies al cambio climático no sólo depende de sus necesidades térmicas, sino también de las necesidades de sus presas y sus predadores. Existe, por tanto, una necesidad de ampliar el enfoque actual de las investigaciones, que se centran en las respuestas de especies individuales, para pasar a observar también las interacciones entre especies de un mismo nivel trófico y de niveles tróficos distintos » , concluye Santana.

Este trabajo es el resultado de la interacción entre investigadores latinoamericanos y españoles en el ámbito del cambio global y se enmarca en los objetivos trazados por el Laboratorio Internacional de Cambio Global (LINCGlobal), promovido por el CSIC y la Pontificia Universidad Católica de Chile.


4 de junio de 2013

Fuente: iAgua.es

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