El cambio climático y los desastres naturales

23 agosto 2010

23 de agosto de 2010

Fuente: La Crónica de Hoy

Por María Elena Álvarez de Vicencio

Las impresionantes lluvias, el desbordamiento de los ríos, los vientos y las tormentas que han inundado calles y avenidas y el intenso calor que por temporadas padecimos y del que los expertos aseguran que el pasado mes de mayo ha sido el mes más caluroso desde que se tiene memoria, son hechos que indican que el clima está cambiando, pues llueve cuando se supone que es temporada de sequías y hace calor cuando debería hacer frío. Los cambios climáticos tan bruscos, así como el “efecto invernadero” o el deshielo de los polos, se atribuyen al cambio climático, cuya causa puede ser una respuesta de la naturaleza a los abusos que los habitantes de la Tierra hemos cometido en su contra. La tala de árboles, convertir los ríos en drenajes y basureros y el uso desmedido de combustibles contaminantes, entre otros.

El cambio climático es un tema que preocupa no sólo a un país o región, sino al mundo entero. Sus efectos se están sintiendo en forma generalizada; algunos países son más afectados que otros debido a su nivel de desarrollo, pero todos sufren sus consecuencias.

En el caso de México, lo sufren tanto el campo como las zonas urbanas, aun cuando cada una es de diferente forma. En las zonas rurales el impacto implica que las cosechas se pierdan por las sequías o por las abundantes lluvias, por el frío o por el calor extremo. En las zonas urbanas las inundaciones y la falta de agua potable, así como los derrumbes y la pérdida de sus muebles y pertenencias, afectan periódicamente a numerosas familias.

Se estima que 26 millones de personas en el mundo ya han sido desplazadas a causa del cambio climático. De 2009 a 2015, podrían serlo 375 millones y para 2050 se calcula que 20 millones de personas serán, cada año, reubicadas por falta de alimentos, degradación ambiental y pérdida de la tierra. Algunas grandes ciudades dependen para su suministro de agua de los recursos hídricos de montañas, los cuales están al borde del colapso.

Los efectos del cambio climático y los desastres que esto ocasiona afectan de diferente forma a hombres y a mujeres, por lo cual la protección civil ante estos fenómenos debe verse también con perspectiva de género, a fin de que las acciones que se emprendan para mitigar las secuelas consideren las particularidades y necesidades de cada uno.

En México, en 2005 las mujeres que vivían en zonas rurales eran poco más de 12 millones. En 2008, el 22% de los hogares de esas zonas tenía jefatura femenina; de estos hogares, el 22.7% se encuentra en situación de pobreza alimentaria, 27.9% en pobreza de capacidades y 48.9% en pobreza patrimonial.

Las mujeres que viven en zonas de riegos son más vulnerables en una situación de desastre, ya que si sus casas se ubican en los cerros y que en temporada de lluvias se deslavan y si además tienen alguna discapacidad y no entienden las indicaciones y ni cuentan con ayuda, serán quienes entren en pánico por no saber cómo protegerse y sufran con mayor fuerza las consecuencias del desastre.

En las zonas rurales los desastres pueden ocasionar desde la pérdida de la cosecha hasta el desbordamiento de un río e, incluso, lo que sucedió en Michoacán hace unos meses, que desapareció toda la comunidad. En las zonas urbanas la afectación es menor, ya que no hay cosecha que se pierda, pero sí lluvias y vientos que tiran árboles y bardas, accidentes automovilísticos, casas que se inundan con aguas negras, entre otras. No podemos olvidar el tsunami que dejó sin vida y sin casa a miles de personas en Indonesia o el huracán Katrina que golpeó a Estados Unidos y en el que cientos de familias perdieron su patrimonio y otras más su vida; el terremoto en Haití y en Chile; la erupción de un volcán en Islandia. En México, el huracán Alex que azotó a Monterrey y otros huracanes como Gilberto, Wilma, Stan, y las inundaciones en Tabasco.

Pero cuando sucede un acontecimiento de este tipo es necesario tomar en cuenta que los damnificados, hombres y mujeres, requieren diferentes cosas, por ejemplo, los pequeños requieren pañales y las mujeres necesitan toallas sanitarias y ropa interior. Además de alimentos, todos necesitan agua, jabón, pasta y cepillo dental, por mencionar algunos. Es necesario que en las zonas rurales y urbanas se conozcan dónde están los refugios o a dónde se pueden dirigir en caso de emergencia.

Se recomienda tener siempre lista una maleta, que sea fácil de cargar y no muy pesada, para en caso de emergencia llevar lo necesario, en esa maleta tendrán que estar los documentos personales de la familia, unas mudas de ropa, agua, algunos alimentos enlatados, linternas y radio con pilas. Hay que estar siempre preparado. No vivir con miedo, pero sí concientes de que el cambio climático está cobrando lo que se le ha hecho a la naturaleza.

Para no seguir con el deterioro ambiental, es necesario ahorrar agua y luz, cuidar y sembrar árboles, poner la basura en su lugar y usar sólo las bolsas que no contaminan.

*Secretaria ejecutiva del Inmujeres

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