El presidente filipino rechaza que las tropas vigilen el reparto de agua en Manila

23 julio 2010

23 de juliode 2010
Fuente: EPA (EFE)


 

Manila, 23 jul (EFE).- El presidente filipino, Benigno Aquino, echó hoy por tierra una orden gubernamental para que el Ejército vigile el reparto de agua en la capital, pues afirmó que se trata de una “reacción exagerada” al problema de la sequía.

Aquino declaró a la prensa que no hay necesidad alguna de que los soldados protejan a los camiones cisterna y dijo que el ministro que lo anunció no tenía su visto bueno.

“Nunca hemos contemplado emplear a las tropas. Algunos miembros de este Gobierno han reaccionado de forma exagerada”, indicó el líder filipino, quien dejó claro que la operación quedará a cargo de la Policía.

Previamente, el responsable de Obras Públicas, Rogelio Singson, había asegurado que se desplegaría al Ejercito en Manila para impedir disturbios cuando empiece el reparto de agua potable a un millón de ciudadanos que sufren escasez.

Su anuncio fue confirmado por un portavoz militar que cifró en 2.000 los efectivos que irían a los barrios más necesitados, donde los residentes llevan una semana haciendo kilométricas colas delante de las bombas municipales para llenar sus garrafas.

Las autoridades empezaron hace dos días a disparar a las nubes con yoduro de plata para provocar lluvia artificial cerca del principal embalse de agua que abastece a la capital, casi vacío por seis meses de sequía.

El nivel de la presa de Angat en la provincia de Bulacan se ha reducido a menos de 170 metros de altura, cantidad suficiente para menos de un mes, y unos 3,5 millones de habitantes de Manila sufren escasez.

Filipinas acaba de comenzar su estación lluviosa, pero entre enero y junio ha padecido una grave sequía que ha reducido en un 30 por ciento la capacidad de las centrales hidroeléctricas en el centro y sur del archipiélago.

Varios ayuntamientos y compañías de agua han enviado sus propios camiones de cisterna a los municipios con mayor carencia, algunos de los cuales están “secos” desde hace una semana.

La sequía también ha obligado a suspender operaciones a empresas de reparto de agua potable, lavandería, lavado de coches e incluso decenas de restaurantes.

Según los meteorólogos, la cantidad de lluvia que se espera para julio seguirá por debajo de lo normal, pero la situación mejorará en agosto y septiembre, cuando tradicionalmente llegan los tifones que cada año azotan Filipinas.

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