Envenenan a yaquis con agua tóxica

13 julio 2015

Ni los niños ni las madres de familia perciben el venenoso riesgo de beber “agua tóxica”. No se puede oler, tampoco ver, su sabor pasa inadvertido. Los yaquis siempre han tomado el agua de su tierra y les parece lo más natural.

Sin embargo, en los últimos diez años los menores se enferman más seguido del estómago y los adultos cargan con insoportables dolores de riñones y vesícula. Los fertilizantes que aplican los agricultores en el valle, el agua contaminada y el humo de las hornillas donde cocinan sus alimentos, son un coctel mortífero, advierten los expertos.

Pótam: sed, veneno y olvido

El poblado de Pótam —municipio de Guaymas— vive bajo la amenaza directa de las enfermedades cancerígenas. La comunidad se ubica a 200 kilómetros al sur de Hermosillo y está rodeada por plantíos y rancherías. La única calle pavimentada es la entrada.

Tiene una población aproximada de 8 mil personas. Su vestimenta es tradicional: las damas con faldones bordados de colores y una manta sobre la cabeza para resguardarse del sol; los varones con mezclilla, teguas, paliacate al cuello y sombrero. Aquí el sofocante calor del verano, envuelve como si se estuviera en un horno a fuego lento.

En pozos como el de Pótam, el arsénico está hasta diez veces por encima de la Norma.

“Primera Plana” visitó el pozo que abastece del vital líquido a Pótam. Sin precisar desde cuándo, los pobladores aseguran que tiene más de dos décadas. Cinco años atrás, platican, lo iban a parar porque el gobierno de Sonora les había prometido llevar directamente agua conectándolos al acueducto “Yaqui-Guaymas” —que se carga en pozos del acuífero del río yaqui—, el cual llevaría agua a las poblaciones de la ocho tribus (Huíviris, Pótam, Cócorit, Bácum, Tórim, Ráhum, Vícam y Belem).

Hace dos años la Comisión Estatal del Agua anunció con bombo y platillos la obra que abastecería con agua de calidad a Pótam. Más de 6 millones de pesos de inversión, tubería nueva, y otros detalles que sólo se leen en una lámina a la entrada del pueblo. La realidad, narran los pobladores, es que nunca les abrieron la llave. Los tanques están vacíos, fueron vandalizados y comienzan a oxidarse.

Esta comunidad no entiende de “elefantes blancos" ni busca culpables, solo tienen sed, pero desconocen el precio.

Es el caso de la familia Amarillas quienes viven al final de Pótam, donde las calles se vuelven un poco blanquizcas por el salitre. Ahí, las paredes de las casas son de carrizo, recubiertas de barro.

Con un español entremezclado con dialecto nos recibe la señora Vicenta Guillen de Amarillas. Apenas camina debido a un dolor que repiquetea en su espalda. Mejor se sienta en una de las camas bajo la ramada de carrizo y comienza disculpándose porque su esposo no está; al Señor Gregorio Amarillas lo hospitalizaron desde el viernes en Ciudad Obregón.

Hace seis meses, recuerda la madre de familia, Gregorio se quejaba de un dolor punzante. Después de ir y venir a consultas médicas le dijeron que su problema era del hígado. El pasado viernes, el hombre de 69 años ya no aguantó más, se lo llevó su hija y lleva casi una semana internado en el IMSS. Aunque desconocen a ciencia cierta qué pasó ruegan porque no sea cáncer, enfermedad que ya se ha manifestado por lo menos en otro integrante de esa familia y que se está volviendo común en el pueblo.

Doña Vicenta, teme que a ella también le puedan diagnosticar una enfermedad similar a la de su esposo. Pero aún más le preocupan sus nietos —ahí viven tres familias—, unos inquietos pequeños que durante la entrevista observaban a unos pasos, jugueteando con el agua que almacenan en un barril.

Agua turbia en Vícam

Juan Domingo, es secretario de la “Ramada tradicional” en Vícam, Sonora. En esta comunidad también tienen problemas con el abasto de agua, no sólo por la calidad sino porque es frecuente que se queden sin el servicio, como semanas atrás cuando estuvieron tres días seguidos sin el suministro de agua.

Sin embargo, el mayor riesgo que considera Domingo, es que el agua que consumen tampoco es potable, solamente está “entubada”. La extraen de un pozo del pueblo y también del acueducto Yaqui-Guaymas.

Las viviendas por lo regular tienen una toma de agua y de ahí se abastecen para todas las tareas del hogar e incluso para beber.

Las viviendas por lo regular tienen una toma de agua y de ahí se abastecen para todas las tareas del hogar e incluso para beber.

Recuerda que hay días en los cuales abren la lleve y lo único que ven caer al vaso es una espesa revoltura turbia, la cual dejan reposar un poco hasta que mejora su aspecto y entonces sí, se empinan el vaso con los ojos cerrados.

Platica que muy al inicio del sexenio del gobierno de Sonora, encabezado por Guillermo Padrés, les ofrecieron resolver la problemática de abasto del agua. Les prometieron instalar potabilizadoras. También, ante las autoridades tradicionales, el gobierno se comprometió a realizar obras de drenaje y alcantarillado, pero aún siguen esperando les cumplan.

El secretario de la “Ramada tradicional” va más allá y apunta a que se trata de una especie de chantaje por parte del gobierno de Padrés.

Mientras realizamos un recorrido por los pozos que abastecen a la comunidad yaqui, Juan nos va platicando que al principio el gobierno encaminó las obras hidráulicas, se conectaron al acueducto Yaqui-Guaymas, pero después todo se frenó tras la oposición férrea que han mantenido al acueducto “Independencia”, el cual trasvasa agua de la presa El Novillo —cuenca del río yaqui— a la ciudad de Hermosillo.

Explica que los compromisos pactados fueron quedando en el olvido. Incluso, sostiene, hay obras que ya están listas para operar, como las potabilizadoras pero no se han puesto en marcha. O también las plantas tratadoras de aguas residuales.

Hace dos años inauguraron estas obras hidráulicas en Pótam, hasta hoy la CEA no las ha puesto en operación.

Hace dos años inauguraron estas obras hidráulicas en Pótam, hasta hoy la CEA no las ha puesto en operación.

El representante del gobierno yaqui en Vícam, considera todo esto como una manera de presionar a la etnia, sin medir consecuencia alguna. Sobre todo, lo relacionado con la salud de la población.

Mientras tanto, Juan así como las cientos de familias de su comunidad, ahora buscan agua purificada que venden comercios, de 10 a 15 pesos. Aunque, no en todos los hogares la compran, ni tampoco todos la toman, prácticamente es reservado a los menores de la casa.

Silenciosa amenaza de cáncer

El Dr. Rodrigo González, es el coordinador del departamento de Ciencias del Agua y Medio Ambiente del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), una institución universitaria que por años se ha caracterizado por trabajar conjuntamente con los sectores productivos de la región.

Desde hace más de 20 años, el investigador junto con su equipo, entre otras tareas, se han dedicado a medir la calidad del agua en el Valle. Mientras enfilamos por la carretera México 15 a Estación Corral, donde está la planta tratadora del acueducto Yaqui-Guaymas, el Dr. González abunda sobre el grave panorama que enfrenta la etnia.

—¿Se puede decir que la red de abastecimiento de agua para las comunidades yaquis, no está cumpliendo con su cometido, al no estar operando completamente y tener deficiencias?

—Pudiéndose potabilizar no se potabiliza, la gente está tomando agua tóxica, agua que está enfermando, que está fuera de toda norma, y que en un país desarrollado, implicaría responsabilidades sobre los encargados de esas instalaciones.

—¿Cuáles son estos elementos tóxicos que han encontrado?

—Principalmente arsénico y plomo, que son dos elementos muy tóxicos; y fierro y manganeso que no tienen un nivel de intoxicación alto pero que afecta a las instalaciones hidráulicas en las casas, además le da un aspecto negativo, de hecho te impacta más el agua que tiene fierro que no es tan tóxica, que la que tiene plomo porque no la vez, trae la muerte silenciosa.

—¿Desde hace cuánto tiempo el ITSON realiza este tipo de análisis y mediciones al agua?

—Nosotros adquirimos el equipo analítico para este tipo de pruebas a partir de 1986. En los noventas se actualizaron los equipos y comenzaron a tener mayor rigor científico. Hay un grupo de investigadores, especializados en asuntos de Salud y Ambiente, son los que están trabajando con análisis genético y ya observan un impacto en la genética de los niños, particularmente en Pótam.

—¿Qué tipo de manifestaciones?

—Hay una modificación del ADN en los niños que todavía no sabemos en qué va repercutir, pudiera ser en parte el problema de exceso de cáncer. Apenas inicia esa parte de los estudios.

—¿Tiene que ver con el consumo del agua o hay otros factores?

—Es multifactorial, el consumo del agua es uno, pero se van descartando, por ejemplo el que fumen, cocinen con fuego, y se van descartando. Pero la razón es que sabiendo que es un factor de riesgo por qué se mantiene en operación un pozo en esos niveles.

—¿Cómo evolucionan las enfermedades derivadas de estar consumiendo agua contaminada como en este caso y qué tipo de enfermedades se pueden ir manifestando?

—Los primeros efectos es una alteración nutricional, no se absorben los nutrientes, en la forma empieza a haber un impacto al hígado, al riñón, vejiga; cuando empieza a fallar el hígado, hay problemas en la piel y la hace vulnerable a otras infecciones, con el tiempo el hígado o el riñón siguen fallando hasta desencadenar una proliferación celular y se forman tumores.

—Por un lado están los pozos contaminados, el deficiente drenaje, las fumigaciones en toda la zona agrícola, ¿todo este coctel puede ser detonante de una presencia de cáncer en la población?

—El reporte que nos da Cofepris analiza el nivel de cáncer de todo el país, ahí Sonora está arriba, y luego analiza de Sonora, ahí los municipios del valle (Cajeme, San Ignacio Río Muerto y un poco de Guaymas) están arriba. Al principio Cofepris nos dio análisis por municipio y dijo que el 80 por ciento tiene agua de buena calidad, pero les dijimos que el 20 por ciento es probable que sea pueblos yaquis y lo pedimos por separado y efectivamente, la mala calidad del agua en pueblos yaquis es grave, no se desinfecta el agua, no es potable, tiene elementos tóxicos.

Al llegar a Estación Corral, a cinco kilómetros de Loma de Guamúchil, ahí estaba sin operar la planta tratadora que elimina el fierro y manganeso. Pese a tener energía eléctrica, no estaban encendidas. Sólo se escuchaba el zumbido del "agua bronca" bajando por gravedad desde estos tanques rumbo al puerto.

Estudios encabezados por el Dr. Rodrigo González, del departamento de Ciencias del Agua y Medio Ambiente del ITSON, sostiene que las comunidades yaquis consumen agua con metales pesados. En Estación Corral, la potabilizadora sigue sin operar.

Estudios encabezados por el Dr. Rodrigo González, del departamento de Ciencias del Agua y Medio Ambiente del ITSON, sostiene que las comunidades yaquis consumen agua con metales pesados. En Estación Corral, la potabilizadora sigue sin operar.

Padrés mintió a yaquis

Autoridades tradicionales de la tribu Yaqui asumen sin lugar a dudas que el gobierno del Estado, a cargo de Guillermo Padrés Elías, abastece a sus pueblos con agua contaminada como una represalia por la oposición sistemática a la operación del acueducto Independencia, así lo recalcó Miguel Ángel Cota Tórtola.

Miguel Ángel Cota Tórtola, vocero de las autoridades del pueblo de Cócorit, señala al Gobierno de Sonora por incumplir con el “pacto” para llevar agua de calidad a los pueblos yaquis.

Miguel Ángel Cota Tórtola, vocero de las autoridades del pueblo de Cócorit, señala al Gobierno de Sonora por incumplir con el “pacto” para llevar agua de calidad a los pueblos yaquis.

El vocero de las autoridades del pueblo de Cócorit recordó que el mandatario panista firmó una agenda de 20 compromisos con la etnia indígena de mayor población en Sonora y que hasta el momento no se ha concretado ni un solo avance, destacando el tema hídrico por la importancia de éste recurso natural en la salud de las comunidades y el desarrollo de actividades productivas como la pesca, ganadería y agricultura.

"El agua es uno de los elementos principales para todos los pueblos indígenas, que nosotros no tengamos agua sana de calidad y suficiente, es una incongruencia tomando en cuenta que nos despojan de nuestro recurso natural más preciado para abastecer a las ciudades y las empresas, sin garantizar nuestra dotación, el suministro para consumo humano y labores del campo; lo del agua es de vital importancia, nosotros como todas civilizaciones nos formamos a la orilla del río pero actualmente nos quitaron el río porque no fluye agua, es un ecocidio a nuestro ambiente y forma de vida", lamentó Cota Tórtola.

Fue en mayo del 2010, cuando el Gobernador Padrés hizo el compromiso público de establecer una agenda de 20 puntos para garantizar el desarrollo de los ocho pueblos que conforman la Nación Yaqui.

"Nuestra gente simplemente no tiene acceso al agua potable, nuestro río se secó, los mantos freáticos están salitrados, el agua de los pozos está contaminada y todas las obras de abastecimiento quedaron a medias o simplemente no se echaron andar; Padrés decía que las comunidades yaqui iban a tener agua las 24 horas, de calidad y suficiente, gastaron más recursos en publicidad que en los hechos, dónde está la educación, dónde está la salud, dónde está la infraestructura, dónde vemos el desarrollo de nuestros pueblos, todo fueron puras mentiras", agregó.

La mala calidad del agua enferma a las poblaciones yaquis principalmente de la vesícula y los riñones.

El portavoz de la autoridad tradicional ejemplificó el desdén por la tribu Yaqui de la administración de Guillermo Padrés en la construcción de un parador turístico y la estatua gigante del danzante del venado, obra que tuvo un costo superior a 100 millones de pesos, está enclavada entre comunidades con altos niveles de pobreza, analfabetismo y marginación.

“El danzante simboliza nuestra cultura, pero lo utilizaron para solapar las corruptelas del Parador Turístico”: Miguel Cota, vocero de la etnia en Cócorit.

“El danzante simboliza nuestra cultura, pero lo utilizaron para solapar las corruptelas del Parador Turístico”: Miguel Cota, vocero de la etnia en Cócorit.

"Con esa inversión hubieran hecho mejoras en materia de salud, infraestructura, educativas, porque eso nunca lo vimos, proyectos productivos, sustentables, con esos 100 millones de pesos se hubieran avanzado mucho en todas nuestras comunidades, bien aplicados, el danzante simboliza nuestra cultura, tradiciones pero lo utilizaron para solapar las corruptelas del Parador Turístico y eso como autoridad de la tribu no lo podemos permitir".

Cota Tórtola dejó claro que las autoridades tradicionales de la tribu Yaqui acordaron impedir a toda costa que Guillermo Padrés inaugure la obra, simplemente porque es considerado persona no grata en su territorio.


13 de julio de 2015
Fuente: Crítica

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