¿Es factible convertir el agua residual en agua potable?

20 noviembre 2015

Para comprender mejor el manejo de las aguas residuales municipales debemos entender que cuando se originan representan un problema de saneamiento básico urbano, por lo que deben retirarse inmediatamente a través de los sistemas de alcantarillado hasta los sitios apropiados donde se puedan tratar, reutilizar o descargar al suelo sin provocar una contaminación del ambiente.

Es importante mencionar que no toda el agua que se abastece en las ciudades se convierte en agua residual, ya que una porción importante se pierde por fugas en las redes de distribución y colectores de drenaje, así como por evaporación a la atmósfera e infiltración en el subsuelo cuando se riegan las áreas verdes de parques públicos y jardines domésticos.

Las tecnologías para el tratamiento de las aguas residuales, desde sus inicios a principios del siglo pasado, han ido evolucionando en forma secuencial para mejorar la calidad del agua tratada. Primero se desarrollaron los sistemas primarios, después los sistemas secundarios y posteriormente los sistemas terciarios avanzados. Entre los tres niveles existen numerosas alternativas de plantas de tratamiento con mayores o menores ventajas y desventajas, que varían en la calidad del agua tratada y en el costo.

Las primeras experiencias en el tratamiento terciario avanzado a gran escala empezaron hace más de 40 años en Estados Unidos y otros países con fines de reuso indirecto mediante la recarga de acuíferos o a través de descargas a cuerpos de agua superficial (ríos, lagos, embalses) para mezclar las aguas residuales tratadas con agua natural, antes de su reuso para abastecer a las poblaciones, industrias y agricultura.

A la fecha, en ninguna parte del mundo se emplean directamente las aguas residuales tratadas para abastecer a la población. Por un lado, existe el rechazo de la población y por otro hay incertidumbre sobre la remoción de algunos contaminantes que pudieran traspasar los sistemas de tratamiento.

Uno de los sitios donde se han obtenido mayores experiencias ha sido el Condado de Orange en el área metropolitana de Los Ángeles, California, donde se hizo una inversión de $7,700 millones de pesos para convertir un caudal de 3,100 l/s de aguas residuales en agua potable, con un costo de operación de $12.00 pesos por metro cúbico, incluyendo la distribución a sitios estratégicos para recargar el acuífero o para abastecer a la industria y para el riego de áreas verdes.

En este caso, las aguas residuales se tratan en un proceso secundario y posteriormente se continúan tratando con microfiltración, ósmosis inversa y desinfección con rayos ultravioletas y peróxido de hidrógeno. La calidad del agua así tratada cumple con todas las normas establecidas en Estados Unidos, incluso supera la calidad potable. Por lo tanto, si es factible convertir las aguas residuales en agua potable, pero se requieren enormes inversiones en los sistemas de tratamiento.

Para tratar las aguas residuales de cada ciudad se debe seleccionar y diseñar el sistema que mejor se adapte a las características particulares y capacidad financiera del lugar.


20 de noviembre de 2015
Fuente: El Siglo de Torreón
Nota de Leonardo Cuéllar Chávez

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