En la entrada del humedal comunitario del barrio de Santiaguito hay un letrero que dice: “Donde haya un cuerpo de agua, aunque sea sucia, a lado debe existir un hermoso jardín”. Los árboles que rodean este oasis escondido en un rincón de Texcoco y su pasto verde son muestra de ello.
Cuesta creer que antes, en este paraje solo había un tubo que desahogaba las aguas negras del barrio al aire libre. En este pequeño vergel el agua fluye libremente y la temperatura se siente más fresca que fuera de él. Entre sus fuentes y estanques las aves retozan y cantan con alegría.