Explican relación de humedales y clima extremo

26 febrero 2010

Problemas como la escasez de agua, las continuas inundaciones que cada año afectan distintas zonas del país y el aumento extremo de la temperatura en algunos lugares se agravarán si continúa la destrucción de los humedales, afirmó la doctora Rocío Rodiles H., especialista de El Colegio de la Frontera Sur.

25 de febrero de 2010

Fuente: La Jornada

La investigadora del Departamento de Ecología y Sistemática Acuáticas del mencionado Centro Público de Investigación Conacyt, ubicado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, señaló que los humedales son superficies cubiertas de agua cuya profundidad máxima es de seis metros, sin importar si se trata de agua dulce o salada y si ésta corre o se encuentra estancada. Estos cuerpos de agua, precisó, pueden ser naturales o artificiales, así como permanentes o temporales; para su clasificación se agrupan en humedales dulceacuícolas, costeros y marinos.

Esos sitios, además de albergar una considerable diversidad de especies animales y vegetales, endémicas (exclusivas del lugar) y migratorias (como las aves acuáticas); favorecen la recarga de los acuíferos y almacenan parte del agua de lluvia, lo que evita que ríos o lagos se saturen y desborden, causando inundaciones. Incluso, como sucede con los humedales costeros, protegidos por los manglares, son barreras naturales que  contrarrestan los devastadores efectos de los huracanes.

La especialista manifestó que uno de los principales factores que propicia la destrucción de los humedales es el crecimiento de la población y, en consecuencia, de la mancha urbana, pues en muchas ciudades se están construyendo nuevas viviendas sobre áreas que ocupan estos ecosistemas, como ocurre en la actualidad en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Los humedales de esa población se conocen como “de montaña”, debido a que se encuentra en una región con una altitud de entre 2 mil 500 y 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar.

En algún momento, según estimaciones, estos humedales ocuparon una extensión de 2 mil 500 hectáreas del municipio, de los cuales se calcula “hoy sólo queda entre 15 y 20 por ciento, posiblemente hablamos, cuando más, de 500 hectáreas”, dijo la especialista de Ecosur.

Otro factor que pone en riesgo la supervivencia de los humedales, afirmó, es la contaminación de ríos, lagos y lagunas, ya que estos cuerpos de agua y los humedales están interconectados, por lo que las sustancias tóxicas que se vierten en los primeros llegarán tarde o temprano a los humedales y afectan su equilibrio ecológico.

En San Cristóbal de las Casas, por ejemplo, el pez endémico, conocido popularmente como “popoyote” (Profundulus hildebrandi), se encuentra en peligro de extinción, por la destrucción de su hábitat y por enfermedades ocasionadas por la introducción de peces exóticos. “Entre los años 1999 y 2000, se estima había 40 mil individuos en el medio natural, sin embargo, actualmente se calcula que la población podría haberse reducido en más del 70 por ciento.

La investigadora mencionó que en este municipio, como en todo el mundo, la salvaguarda de los humedales y su biodiversidad requiere de estrategias que reúnan el trabajo de los científicos, una acción más decidida de los gobiernos y la participación ciudadana.

En el caso de las autoridades gubernamentales, dijo, éstas podrían comprar a los propietarios de los humedales sus tierras para convertirlas en reservas ecológicas y con ello evitar el crecimiento de las zonas urbanas hacia estos sitios. Además de invertir en la instalación de plantas para el tratamiento de las aguas residuales que se generan en las ciudades y evitar que éstas se desechen a los ríos, mares y lagunas, pues también llegan a los humedales.

Otro argumento que refuerza la importancia de estos recintos es su influencia en la regulación de microclimas. “En San Cristóbal de las Casas, por ejemplo, en los últimos años las temperaturas, en algunas épocas del año son muy bajas por las mañanas y noches, mientras que en el día se elevan sustancialmente”, expuso Rodiles-Hernández.

A decir de la doctora, estos efectos del cambio climático podrían amortiguarse de existir una amplia zona de humedales, pues la incidencia de los rayos solares en los humedales favorece la evaporación de agua y la formación de una importante capa de niebla que mantiene la humedad relativa sobre el valle de San Cristóbal de las Casas.

La doctora recordó que la importancia de estos ecosistemas y su alarmante destrucción en las últimas décadas llevó a diferentes países del mundo a firmar un convenio intergubernamental para proteges estas áreas, denominado Convención Ramsar. En el caso de México, se han registrado ante dicho organismo 113 humedales, que representan una superficie total de 8 millones 161 mil 357 hectáreas, los cuales ya forman parte del listado de Humedales de Importancia Internacional.

La Convención de Ramsar es un tratado intergubernamental que entró en vigor en 1975, y entre otras cosas, fomenta la cooperación internacional para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. Los gobiernos de los países adheridos se comprometen a incluir en sus políticas nacionales el cuidado del medio ambiente, así como a consultar con otros estados su aplicación cuando se trate de humedales transfronterizos, sistemas hídricos compartidos y especies compartidas.

A pesar del número de humedales registrados, continúa su degradación “por lo que es imprescindible la inversión de recursos económicos y la aplicación de campañas de concientización ciudadana, para la conservación y restauración ecológica de estos ecosistemas”, concluyó.

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