Género, agua y saneamiento

01 julio 2014

El suceso ocurrió hace tan sólo un mes en el distrito de Badaun, India, a la madrugada del 28 de mayo, cuando las jóvenes buscaban un espacio privado para hacer sus necesidades fisiológicas, pues en sus viviendas carecían de ésta elemental infraestructura, y en el trayecto fueron sorprendidas por un grupo de hombres que al percatarse de su condición social (casta dalit o intocables) las agredieron. Situación que despertó la indignación de la población mundial, que ve en las agresiones sexuales que sufren las mujeres en la India acontecimientos no aislados sino una constante ante la cual pide responsables. Pero, su sistema judicial no es precisamente un buen aliado a la hora de juzgar a los responsables de agresiones sexuales, ya que la respuesta se demora una década, sancionando tan sólo al 4%, teniendo aproximadamente 90.000 causas rezagadas según lo denuncian las oenegés.

Sin embargo, ésta situación de insalubridad y riesgo que atraviesan sobre todo las mujeres no es de extrañar, pues el 50% de la población de la India, esto es 590 millones de personas (un poco más que la población de la Unión Europea), carece de un retrete al interior de su hogar. Y es que nos ruboriza hablar de una realidad lamentable como el hecho de que en la actualidad mil millones de personas en el mundo aún siguen practicando la defecación al aire libre, situación que genera no sólo enfermedades como: diarrea, disentería, hepatitis o tifoidea, sino que además acarrea pérdidas millonarias por los bajos niveles de productividad de la población. Y en éste contexto, las adversidades son aún más graves para las mujeres, ya que la falta de infraestructura adaptada para sus necesidades fisiológicas (las letrinas normalmente han sido diseñadas para hombres) les lleva a ser presa de amenazas, acoso y violencia, al tener que hacer sus necesidades a la intemperie.

Cifras que se agudizan en contra de las mujeres si miramos lo que sucede en África, donde el 90% del trabajo de recolectar agua y madera lo realizan las mujeres (sobre todo niñas y jóvenes), dedicando alrededor de 6 horas diarias de su tiempo a dicha actividad según lo señala Naciones Unidas, ONU. Es por ello que ésta institución viene desarrollando desde hace algunos años un programa relacionado con el “Género y agua”, en el cual se evidencia las desigualdades que se presentan en nuestra sociedad entorno a los roles, derechos y responsabilidades de hombres y mujeres frente al agua, con estereotipos, injusticias culturales e históricas que es nuestro deber cambiar permitiendo un papel más activo y protagonista de la mujer en la gestión de los recursos hídricos.

En éste contexto, en noviembre de 2013 se publicó el informe: “We can´t wait” (No podemos esperar), documento compuesto por 5 capítulos que fundamenta los problemas que atraviesan las mujeres y las niñas en relación al saneamiento e higiene en el mundo. Con estadísticas de vergüenza para un mundo en teoría “civilizado”, como las siguientes: a) 526 millones de mujeres no tienen acceso a retretes o letrinas; b) 97 mil millones de horas son usadas cada año por las mujeres buscando un lugar para hacer sus necesidades; c) diariamente 2000 madres pierden un niño a consecuencia de diarrea causada por falta de acceso a baños y agua segura; d) tan sólo el 45% de las escuelas de los países en vías de desarrollo tienen infraestructura sanitaria adecuada; entre otros, que pueden ser consultados en la web de ONU sobre género y agua.

En mi opinión, estamos acostumbrados a las facilidades y servicios que nos brinda la gran ciudad, con lo cual nos olvidamos de las realidades que de manera paralela atraviesan millones de personas alrededor del mundo, e incluso tendemos a minimizar los problemas llegando a invisibilizarlos, tal como la exclusión que sufren las mujeres en materia de agua potable y saneamiento. Es momento pues de exigir cambios a los políticos y a los Organismos Internacionales que miran al problema como un tema aislado, debemos ser conscientes que ante las injusticias no podemos esperar más.  


1 de julio de 2014

Fuente: iAgua.es / Andrés Martínez

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