Gestión comunitaria de agua para riego: resiliencia frente las políticas neoliberales

19 mayo 2014

Sin embargo, a pesar de su desaparición oficial y su supuesta sustitución por la expansión de la burocracia gubernamental, las organizaciones de autogestión de agua para riego persisten y surgen nuevas, con acuerdos horizontales al margen de lo oficial. Más aún, se crean nuevos niveles organizativos multicomunitarios de autogestión que abarcan espacios hidráulicos de más de diez mil hectáreas, y se generan organizaciones para negociar acceso al agua.

En suma, destaca la persistencia, resiliencia y efervescencia aglutinadora de las organizaciones multicomunitarias no oficiales. El problema teórico radica en la capacidad de auto organizarse para administrar sistemas de riego medianos y grandes sin jerarquía y burocracias, o aun en el caso de contar o requerir de burocracia, la capacidad de controlarla efectivamente.

No obstante, la comunidad o los regantes de la comunidad han conservado la operación o distribución interior del agua. La comunidad organizada es pieza fundamental para aquellas auto organizaciones que administran sistemas de riego medianos y grandes, y otros recursos de uso común de mayores dimensiones. Además, la comunidad organizada con funciones de operación o distribución del agua parece jugar un papel central en la dinamización de los arreglos multicomunitarios basados en acuerdos horizontales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En donde hubo una expansión de la operación burocrática gubernamental, ha habido resistencia o conservación de espacios de operación por los mismos usuarios en relación con los sistemas hidráulicos. A su vez, al desaparecer la administración centralizada del distrito de riego, ha habido procesos organizativos vigorosos y expansión de la operación por los mismos usuarios.

Los cambios en la legislación, a partir de 1992, tales como la individualización y la renta y compra-venta de derechos de agua, fragilizan la situación jurídica de la comunidad y la capacidad de defensa de estos derechos. Al mismo tiempo, la ausencia de un nivel de operación comunitario, o de algún equivalente local, posiblemente obliga a un modelo de gestión más burocrático, es decir con personal técnico contratado organizado jerárquicamente en cadena de mando.

La comunidad organizada o la acción colectiva no sólo fortalecen la economía de cada individuo gracias a la gestión colectiva de los recursos, sino también contribuyen a la defensa del recurso. Es decir, la comunidad organizada tiene más posibilidades de defender colectivamente el recurso que el individuo. El análisis de sistemas autogestivos de riego en México y en el mundo ha demostrado que la existencia de legislación estable y consistente a largo plazo que otorga un marco jurídico a las organizaciones de regantes favorece su existencia y fortaleza, mientras que su ausencia favorece la debilidad, la inexistencia y la invisibilidad de estas organizaciones. Los marcos jurídicos basados en la tradición de autogestión parecen ser especialmente exitosos.

(Texto resumen de: 2013, Palerm, Jacinta; T. Martínez Saldaña (eds). Antología sobre riego: Instituciones para la gestión del agua: vernáculas, alegales e informales, Biblioteca Básica de Agricultura/Grupo Mundi-Prensa).


17 de mayo de 2014
Fuente: La Jornada del campo
Nota de Jacinta Palerm (Estudios del Desarrollo Rural (ISEI), Colegio de Postgraduados)

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