Grandes Represas en América, ¿Peor el remedio que la enfermedad?

29 octubre 2010

29 de octubre de 2010
Fuente: AIDA 

Photo: Inundación causada por la mega represa Yacyretá, Argentina y Paraguay. (Glenn Switkes/International Rivers)

Las grandes represas constantemente causan perjuicios ambientales y sociales graves, que en muchos casos son irreversibles. Su construcción también es frecuentemente asociada con violaciones a los derechos humanos y a las leyes ambientales. Cuando los ciudadanos protestan contra la destrucción que causan las represas, no es nada raro que se enfrenten ante la represión y la brutalidad.

El informe de AIDA titulado “Grandes Represas en América: ¿peor el remedio que la enfermedad?” explora estos graves impactos y explica acerca de las normas internacionales que deben aplicarse para proteger al ambiente y los derechos humanos.   El informe expone los peligros de utilizar las grandes represas hidroeléctricas con el fin de  satisfacer la creciente demanda de energía en América Latina.
Con el objetivo de promover una mayor protección a los derechos humanos, AIDA dio testimonio de las conclusiones encontradas en su informe sobre represas, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en una audiencia general celebrada el 2 de noviembre de 2009.
Adicionalmente, AIDA ha compartido los hallazgos incluidos en el Informe entre expertos internacionales, legisladores, organizaciones no gubernamentales, instituciones financieras internacionales y comunidades locales en todo el continente americano. Recientemente, el equipo de AIDA impartió talleres sobre estrategias jurídicas en “Ríos para la vida 3,” un encuentro internacional de comunidades afectadas por represas celebrado en Temacapulín, México, los días 1-7 de octubre de 2010. En septiembre 2010,  AIDA representó a América Latina en un panel de expertos en el tema del agua enel marco de “La Semana Mundial del Agua” realizada en Estocolmo. Adicionalmente, AIDA también ha presentado sus argumentos respecto a los riegsos de las represas ante el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
En el informe “Grandes Represas en América”, AIDA analiza cinco grandes represas hidroeléctricas que violan una gama de leyes ambientales y de derechos humanos: Yacyretá en Argentina y Paraguay, Río Madeira en Bolivia y Brasil, Baba en Ecuador, Chan-75 en Panamá y La Parota en México. A través de estos casos específicos  se  ilustra cómo los gobiernos generalmente no prestan atención a las obligaciones y las normas, tales como la necesidad de conducir las correspondientes evaluaciones ambientales y de impacto social. También se ilustra cómo las familias de la localidad sufren cuando son expulsadas o desalojadas a la fuerza por las represas y pierden sus valiosas tierras agrícolas, fuentes de agua o sus áreas de pesca tradicional. También se documenta cómo la gente que resulta más perjudicada por las grandes represas son las personas pertenecientes a los grupos más vulnerables, como los indígenas, los afrodescendientes y los campesinos pobres.
“Grandes Represas en América” también se encarga de disipar el mito que hace creer que las represas son una fuente de “energía verde”. En realidad, las represas grandes tipicamente son un perjuicio para el ambiente porque inundan ecosistemas valiosos, alteran dramáticamente el flujo natural del agua, desestabilizan el hábitat de la vida silvestre y obstruyen las trayectorias de diversas especies, por mencionar solo algunos de los impactos.
Las grandes represas hidroeléctricas han sido alabadas erróneamente como la panacea ante la crisis de cambio climático. A pesar que las represas no dependen de combustibles fósiles para generar electricidad, no dejan de contribuir a las emisiones de gas de efecto invernadero. Las represas hidroeléctricas crean enormes estancamientos de agua de río que inundan los valles y conducen a la descomposición de materia orgánica en cantidades inmensas. A medida que los árboles y otras biomasas se descomponen, liberan dióxido de carbono y metano, los mismos gases de efecto invernadero creados por las tecnologías “sucias” como las plantas eléctricas que funcionan a base de carbón. Las turbinas también liberan el metano atrapado en el agua profunda y emiten dióxido de carbono a medida que liberan presión del embalse. En las regiones tropicales, las represas pueden emitir hasta once veces más la cantidad de gases de efecto invernadero que lo que emitiría una planta convencional de tamaño semejante.
Dado el impacto negativo de las grandes represas, el informe de AIDA recomienda que los tomadores de decisiones consideren seriamente otras soluciones que protejan los derechos humanos y nuestros ecosistemas naturales, que ahorren energía y reduzcan las emisiones de gas de efecto invernadero. Otras soluciones pueden ser: mejorar la eficiencia energética, reducir la demanda, hacer un mejor uso de las fuentes de energía sostenible, invertir en tecnologías e infraestructuras que sean eficientes en función del gasto energético y eliminar las barreras que obstaculizan el intercambio de tecnología entre las naciones.
El informe se elaboró entre AIDA, algunas de nuestras organizaciones participantes: CEMDA, CEDHA, ECOLEX, Earthjustice y otras ONG como: International Rivers, Sobrevivencia y la Asociación para la Conservación y el Desarrollo (ACD). Esperamos que mediante nuestro esfuerzo de informar a los gobiernos, los dirigentes y las comunidades y otros participantes clave en el tema de los impactos de las grandes represas, logremos motivar a las autoridades a investigar el asunto y aplicar nuestras recomendaciones sobre cómo implementar los proyectos de represas en cumplimiento con las leyes internacionales.
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