Humedal en resistencia

27 julio 2017

24 de julio de 2017
Fuente: Revista Cambio
Nota: Elizabeth Palacios

Casi 150 000 personas han emitido al unísono un grito de auxilio en la Ciudad de México. Agoniza ante nuestros ojos y seguimos sin entender porqué su muerte sería la de todos. Esta víctima ignorada durante años tiene nombre, se llama Xochimilco

Foto: tomada de Revista Cambio

La memoria hídrica es infalible. Esta ciudad sabe que los ejes viales y autopistas urbanas alguna vez fueron ríos. Nada podrá evitar que al haber sido una urbe construida sobre un lago, la megalópolis mexicana siempre esté en riesgo de inundación.

Sin embargo, el desarrollo urbano desordenado que ha convertido en asfalto lo que alguna vez fue suelo fértil y permeable, que ha entubado los antiguos ríos y que ha sustituido tupidos bosques por enormes complejos habitacionales, hace que en el presente el agua no tenga salida y termine, como es de esperarse, estancada e inunde una u otra zona de esta gran ciudad.

La antigua Tenochtitlan tenía un aliado, que le ayudaba a contener parte de esa agua y la aprovechaba con el propósito de cultivar alimentos y conservar vivos los ríos y lagos que sostenían a la civilización mexica y otras del Valle. Los capitalinos de hoy estamos a punto de perder ese aliado, que jamás entendimos ni cuidamos: el humedal.

¿QUIÉN SE LLEVÓ LA ESPONJA?

Más allá de ser Patrimonio de la Humanidad, orgullo cultural para los mexicanos y un lugar de esparcimiento de fama turística, Xochimilco es un humedal de importancia internacional que provee incontables bienes y servicios ambientales a más de ocho millones de personas. El ecosistema único de este complejo lacustre, con sus chinampas, ahuehuetes, canales;  aves migratorias y ajolotes, entre muchas otras especies, tiene una función casi imperceptible de la que poco se sabe. Gracias a los humedales de la Ciudad de México, ubicados sobre todo en las delegaciones Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, se puede regular la temperatura, mitigar el cambio climático y sus efectos, e incluso prevenir las inundaciones que padecemos constantemente los capitalinos.

Daniel Revollo, integrante de la organización ciudadana Natoure, economista e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, me lo explica con manzanas:

“Un humedal es como una esponja natural, y cuando llueve succiona toda el agua y la lleva a la parte profunda, donde están los mantos acuíferos y los recarga. Conforme avanza el deterioro de Xochimilco, que es un humedal, se va perdiendo ese servicio ambiental y entonces cuando llueve, es más el agua que llega hacia el centro del valle y por lo tanto, aumentan las inundaciones”.

EL AGUA DE TODOS

Uno de los servicios ambientales más importantes de este ecosistema, según explica Rodolfo Salinas –director del documental Reflexión y fundador de Natoure– es la disponibilidad del agua en la ciudad. Y es que dos tercios del agua que se distribuye en todo el territorio capitalino son extraídos de pozos ubicados en el sur de la ciudad, principalmente entre Xochimilco y Tláhuac. La vegetación de estas áreas no sólo regula el microclima, también mejora la calidad del aire, ¿acaso no te has preguntado por qué el sur de la ciudad suele tener menos contaminación atmosférica?

Sin embargo, nuestra gran urbe es una de las más pobladas del mundo; como consecuencia, la demanda de agua parece imparable, igual que la sobreexplotación de los acuíferos del Valle de México.

Xochimilco ya no es lo que era hace 500 años. Lo que conocemos ahora cuando llevamos a nuestros amigos extranjeros a pasear en trajinera al son del mariachi, no es más que un sistema artificial que sobrevive gracias a la incorporación de agua tratada proveniente de tres plantas que, lamentablemente para todos los que recibimos después esa agua en nuestros grifos, fueron construidas hace casi medio siglo y no reciben el mantenimiento adecuado.

Pese a toda el agua de lluvia que cae en la ciudad, Xochimilco se está secando, esto debido a las construcciones que han deforestado la zona, a las chinampas que han sido vendidas como terrenos habitables y al crecimiento desordenado de la ciudad, que se suma a la extracción exagerada de agua del subsuelo. Así, la realidad es que el nivel del agua ha descendido un promedio de 1.5 metros en los canales durante la última década.

Esto también afecta la soberania alimentaria de la ciudad, puesto que la zona más dañada es la de San Gregorio, que aún centra su economía en la producción agrícola de las chinampas. Allí, cada año escacea el agua para el riego de los cultivos, y en la temporada de secas muchos canales son intransitables.

Eso no es lo peor: hay al menos 1 400 puntos de descarga de aguas negras, derivados de asentamientos irregulares que incrementan la actividad orgánica y favorecen la proliferación de fauna nociva y especies invasoras, como el lirio acuático, que también seca los canales. Además, por supuesto, siempre existe el riesgo latente de que los alimentos se contaminen.

#SOYXOCHIMILCO

Octubre de 2016 fue un mes clave para Xochimilco porque unos jóvenes investigadores universitarios, así como activistas y pobladores de la zona, presentaron en el EcoFilm Festival 2016 el documental Reflexión, con la finalidad de dar a conocer información sobre este sistema lacustre y su importancia. No ganaron el premio, sin embargo, lo importante comenzó a ocurrir: la gente empezó a involucrarse con la problemática de este ecosistema, el cual se denunciaba en la película.

Así fue que estos jóvenes, integrantes de Natoure, apoyados por diversos investigadores y especialistas, decidieron ir más allá y lanzaron una petición dirigida a Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, en la que no se limitaron a denunciar la problemática y exigir soluciones generalizadas: diseñaron 8 estrategias concretas que podrían rescatar a Xochimilco.

Hasta el cierre de esta edición, únicamente se necesitaban poco más de 12 000 firmas para alcanzar la meta y llegar a reunir 150 000 voces que pedían al unísono el rescate de esta fuente de vida, oxígeno, alimento y agua.

8 acciones estratégicas

  1. Poner en condiciones óptimas la operación de las plantas de tratamiento de agua del Cerro de la Estrella, San Luis Tlaxialtemalco y San Pedro Atocpan.
  2. Regular el bombeo de agua de los mantos acuíferos subterráneos del sistema lacustre con el propósito de evitar el hundimiento y sequía de Xochimilco.
  3. Implementar un sistema de conducción y tratamiento para los más de 1 400 puntos de descarga de aguas negras que actualmente son vertidos hacia los canales.
  4. Implementar un programa de control de especies invasoras, sobre todo Tilapia, Carpa y Lirio; un Programa Integral de Restauración Ecológica –con la finalidad de proteger las especies endémicas en riesgo crítico de extinción, como el Ajolote– y la rehabilitación urgente de los canales.
  5. Impulsar la reactivación productiva de las chinampas mediante incentivos y capacitación a los agricultores, además de promover el comercio a fin de rehabilitar uno de los sistemas agroecológicos más antiguos y sostenibles del mundo.
  6. Apostar por modelos de turismo sostenible de alto valor, armónicos con el entorno.
  7. Prohibir más asentamientos irregulares y cumplir la normativa de planeación urbana, así como garantizar el respeto de los polígonos definidos para el área protegida y la zona de conservación.
  8. No permitir la fragmentación del ecosistema de Xochimilco por la construcción de la Supervía (Autopista Urbana Oriente).

Si quieres involucrarte en este rescate, puedes firmar la petición en Change.org (búscala con el hashtag #SoyXochimilco). Además, moderar tu consumo de agua, evitar el desperdicio y convertirte en un consumidor responsable de productos locales también son formas de apoyar.

Más información en:

SoyXochimilco

@SoyXochimilco

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