Mancera: fugas de agua… ¡y de mentiras!

06 agosto 2017

04 de Agosto 2017
Fuente: Sin Embargo
Nota: Francisco Ortiz Pinchetti

El reciente anuncio de Miguel Ángel Mancera Espinosa de poner en marcha un programa para reparar por fin las fugas de agua potable en la red distribuidora de la Ciudad de México, en las que se pierde el 40 por ciento del caudal disponible, podría ser sin duda la noticia más importante de su sexenio. El Jefe de Gobierno dijo que el plan se iniciará en la panista delegación Benito Juárez, para lo cual se pondrá en marcha en un mes el proceso de licitación respectivo.

De pronto, Mancera Espinosa, metido ya en la grilla sucesoria, usa el tema para presionar al gobierno federal ante la eventualidad de un recorte presupuestal. Foto: Cuartoscuro. Foto tomada de Sin Embargo.

La realización de ese programa significaría la solución del más grave problema que enfrenta la capital mexicana a futuro. Así de fuerte. Diversos especialistas han advertido que la metrópoli puede colapsar por la insuficiencia del líquido en un plazo no mayor de  30 ó 40 años, aunque alguno, como el ex director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, han advertido que el truene puede ocurrir ¡en sólo diez años!

Ocurre sin embargo que el anuncio de Mancera Espinosa tiene un tufo inevitablemente electorero. En primer lugar, se limita por ahora a la inversión de sólo mil millones de pesos, cuando se estima que el costo de la sustitución de la red hidráulica es de unos 70 mil millones de pesos. Échele cuentas. En segundo, tiene lugar en las postrimerías de su administración, a sólo dos o tres meses –a lo más– de que el Jefe de Gobierno deje el cargo para dedicarse a la promoción de su precandidatura presidencial.

Lo peor, no obstante, es que este proyecto se inscribe en un rosario de mentiras y verdades a medias que ha caracterizado la conducta del propio mandatario capitalino respecto a este gravísimo problema y la de su director del Sistema de Aguas de la CDMX (Sacmex), Ramón Aguirre Díaz.

Ambos han mentido a la ciudadanía una y otra vez sobre las verdaderas causas de la más grave amenaza para la capital del país. Ambos, también, han caído en evidentes contradicciones, han ocultado información y han dado un manejo político al tema del suministro de agua potable y al desabasto. No son confiables, de plano.

En lugar de asumir el problema y su gravedad, que por supuesto conocen, han recurrido a pretextos. A menudo han atribuido la escasez a bajas en el suministro por parte del Sistema Cutzamala, una entidad del gobierno federal; pero igualmente lo endosan a causas climáticas, inevitables. Cuando les conviene mencionan el tema del desperdicio de casi el 40 por ciento del caudal en la red de distribución, cuya reparación requiere miles de millones de pesos; sin embargo, han dejado pasar ya casi cinco años de la actual administración (como pasaron los de las anteriores administraciones capitalinas de extracción perredista) sin que se destinen recursos en esas tareas primordiales.

De pronto, Mancera Espinosa, metido ya en la grilla sucesoria, usa el tema para presionar al gobierno federal ante la eventualidad de un recorte presupuestal, como ocurrió en diciembre pasado. De pronto Aguirre Díaz, que lleva ya casi once años al frente del Sacmex, reconoce que el problema se ha soslayado y que urge enfrentarlo. Y entonces argumentan que la reducción presupuestal los deja sin recursos para una tarea urgente, vital para los habitantes de la Ciudad de México. Y entonces dicen que requieren para ese objetivo ocho mil millones de pesos al año.

En marzo pasado me referí aquí mismo a las estimaciones de Antonio Capella Vizcaíno, experto del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Según el investigador, en toda el área metropolitana se desperdician en promedio unos 24 mil litros de agua por segundo a causa de las fugas en la red hidráulica, “una responsabilidad directa de las autoridades”. Esta cantidad representa más del 37 por ciento de los 64 mil litros por segundo que se distribuyen entre la capital y parte del Estado de México, y supone que unos 15 mil millones de pesos se tiran al drenaje cada año.

Además del desperdicio infame e injustificado del líquido, en esas fugas se escapan cientos de miles de pesos al día. De acuerdo con sus indicadores, Capella Vizcaíno calcula que distribuir un metro cúbico de agua a la ciudad, desde sistemas de agua como el Cutzamala, cuesta unos 20 pesos. Advierte que si no se realizan adecuadamente acciones mínimas como la detección y reparación de fugas, así como el reemplazo de tuberías y una sectorización de la red para conocer por tramos toda la red, “el cambiar tubos no sirve de nada”. Y el experto precisa que arreglar la red del área metropolitana podría costar unos cuatro mil millones de dólares.

Ante esa visión, el proyecto de Mancera Espinosa tiene una dimensión bien distinta. No es casual, además, que su inicio se programe para la delegación Benito Juárez, justo en el marco de protestas vecinales por la escasez de agua potable, que atribuyen a la proliferación de construcciones. Esa demarcación  ha sido una de las más afectadas por nuevos proyectos inmobiliarios en los últimos años y ha sido también muy clara la buena relación del gobernante con los grandes  desarrolladores… y con el PAN, que ahí gobierna.

De hecho, el propio Jefe de Gobierno había adelantado hace un par de meses un  “programa piloto”  para “quitarle todas las fugas” a la delegación Benito Juárez y advirtió que “estamos hablando de un plan que tomará diez años hacerlo, pero es necesario hacerlo en algún momento”.

Ahora, durante un acto del programa “Tu ciudad te requiere”  en la propia delegación juarense efectuado el sábado pasado, anunció sin mayor alharaca nada menos que “la reparación de fugas en la Ciudad de México y con ello la recuperación  del 40 por ciento de agua que se nos va por esta razón”. Confirmó que el programa comenzará en esa demarcación y que “así podremos beneficiar a Iztacalco y otras zonas aledañas”. Aseguró que esta tarea llevará cuatro años, por lo que habrá de “dejarlo” a la próxima administración capitalina… lo que por supuesto, digo yo, no garantiza para nada su continuación. Válgame.

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