Mujeres, agua y salud: una triada de urgente atención

07 abril 2016

Foto: Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir
 

Imagine usted caminar tres horas para conseguir agua para su familia. Sin agua no hay alimentos limpios, no hay higiene, sin agua no hay salud. En los medios rurales una mujer puede caminar hasta tres horas para conseguir agua potable para su familia. Este esfuerzo representa un aporte invisible. ¿Cómo podemos lograr la igualdad de género si no se cumple el derecho humano al agua? Es la pregunta de hoy en este #Plumaje a propósito del Día Mundial de la Salud.

Agenda pendiente: ODS2030

El derecho humano al agua es la clave para alcanzar varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como la salud. ¿Qué dará forma a los derechos de las mujeres en los próximos 15 años en temas de salud?

Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, aseguró que este siglo es “de las mujeres”, por lo que alentó a integrar el empoderamiento y los derechos de las niñas y las mujeres en el corazón del quehacer de todos los países. En agosto del 2015 el gobierno de Enrique Peña Nieto reiteró el compromiso y liderazgo de México con la nueva agenda de desarrollo sostenible.

Sin embargo, aunque el objetivo tres de la agenda plantea que para lograr el desarrollo sostenible es fundamental garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todas las personas; la amplitud y ambición de los ODS podría invisibilizar la ineludible necesidad de mejorar el acceso de las mujeres al derecho a la salud y a un medio ambiente sano.

Sin acceso a agua potable, problemática no atendida

En México, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en el 2012 en 7 de cada 10 hogares las mujeres están a cargo de la preparación de alimentos, la limpieza del hogar y el cuidado de los hijos e hijas; todas actividades que necesitan agua limpia para realizarse. Sin acceso a agua limpia NO hay salud.

Incluso un vistazo a las estadísticas deja claro que el derecho humano al agua no es satisfecho para 22 millones de mexicanos y mexicanas, quienes reciben el líquido contaminado o no tienen acceso a agua entubada. ¿Cómo podemos acabar con las enfermedades si las mujeres no tienen acceso a agua potable?

¿Cómo se asegura la vida saludable de las mujeres si en los hogares mexicanos que no cuentan con el servicio las mujeres dedican hasta tres horas caminando cargando recipientes para abastecer a sus familias del recurso hídrico?

¿Cómo podemos garantizar los derechos de las mujeres como la autonomía económica cuando en promedio trabajan 16 horas más a la semana que los hombres en actividades como lo es la recolección de agua? ¿Cómo podemos lograr la igualdad de género si no se cumple el derecho humano al agua de las mujeres?

En México la respuesta a todas estas preguntas es la misma: no podemos. Pero estas son las preguntas que debe plantearse el gobierno mexicano, que ha realizado recortes presupuestales sustantivos en las políticas públicas de igualdad de género y medio ambiente. El mismo gobierno el pasado 23 de febrero ignoró la demanda de grupos de la sociedad civil que buscan negociar una versión incluyente de la Ley General de Aguas.

Recortes presupuestales perjudiciales para las mujeres

Durante los últimos dos años se ha discutido la aprobación de la Ley General de Aguas para incluir a las mujeres, y específicamente cómo se relaciona con el desarrollo sustentable y los derechos humanos, sin ninguna versión final que incluya las necesidades y derechos de las mujeres.

Para que las negociaciones de la Ley General de Aguas en México tomen en cuenta el bienestar de las mujeres de manera efectiva, deben comenzar con los hechos básicos. La gestión del agua potable en México está concesionada desde 1993 a la iniciativa privada. Mientras más mujeres están a cargo del uso del agua en sus hogares, las estrategias de la iniciativa privada para la distribución del líquido apenas han podido mantener el ritmo de crecimiento de la población y no tienen interés en implementar políticas públicas que consulten a las mujeres para satisfacer sus necesidades específicas.

A nivel mundial se han producido avances en cuanto al derecho al agua, existe una observación general del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales[1] de la ONU que habla sobre el derecho al agua. En México, el derecho fundamental al agua se incorporó a la Constitución en febrero de 2012. Sin embargo, las políticas públicas relacionadas con el tema, como el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018; el compromiso del Estado con los ODS; o el Programa de Género y Sustentabilidad, Educación Ambiental; no cuentan con presupuesto ya que existen en papel pero no en la práctica, por lo que es importante restituirlas lo antes posible.

En ese sentido, es sustantivo que los próximos meses el gobierno establezca claramente estrategias para recuperar el control del agua desde una perspectiva que beneficie a las mujeres, sus familias y sus comunidades. De no adoptar explícitamente medidas que favorezcan la igualdad de género en temas de acceso al agua, la mitad de la humanidad y el 69% de la población mexicana seguirán a la deriva y la verdadera salud de las mujeres será imposible de alcanzar.

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[1] Órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) por sus Estados Parte (ver aquí).


07 de abril de 2016
Fuente: Animal Político
Nota de Michelle Arroyo Fonseca y Lariza R. Fonseca

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