La revolución industrial que distribuyo el agua y la energía a los hogares, supuso la aparición de la cocina domestica, herramienta modesta, pero primera evidencia de la utilidad del binomio agua/energía para la calidad de la vida de los seres humanos, hasta el punto de que todavía hoy cuando se estima en más de 1000 millones, los hogares que en el mundo aun no disponen de cocina, representa una cifra absolutamente correlativa con los que tampoco disponen ni de agua, ni de energía a domicilio y lamentablemente muy correlativa también con los millones de personas que aun padecen hambre en el mundo y carentes de calidad y dignidad de vida.