Roma, en crisis por la falta de agua: racionarán su uso este fin de semana

25 julio 2017

25 de julio de 2017
Fuente: Clarín
Nota de: Julio Algarañaz

La peor sequía que se recuerde está impactando muy fuerte. Los acueductos, “verdaderos coladores”.

Foto tomada de EFE

En una Italia sedienta por la peor sequía que se recuerda, que abarca dos tercios del país y de los campos cultivados, Roma está amenazada por un racionamiento del agua que comenzaría este fin de semana y que abarcaría a la mitad de los tres millones de habitantes por un lapso de ocho horas. Se ha detonado una emergencia que desata una crisis política con amplio intercambio de culpas.

Ayer todas las bellas fontanas del Vaticano quedaron secas por orden del Papa Francisco, que ordenó cortar el agua para ahorrarla. Lo mismo está ocurriendo en las fuentes de la urbe y el montón de turistas que se arrastran bajo la canícula no encuentran el alivio de los bebederos públicos que desde hace cientos de años les alivian la sed: de los 2500 “nasones” (narigones) como llaman a las canillas de las pequeñas “fontanelle” distribuidas por toda Roma, solo funcionan 28.

En una carrera contrarreloj, se reúnen el gobierno de la región Lazio, del partido Democrático, gobernante a nivel nacional, con sus rivales del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, que controla Roma. Buscan ponerse de acuerdo para administrar el racionamiento.

Hasta ahora no lo han logrado, pese a que si este fin de semana comienzan los cortes de agua masivos el prestigio de Roma e Italia sufrirán otro fuerte golpe.

Los cambios climáticos vienen batiendo records negativos de calor insoportable en los últimos años y 2017 se revela como uno de los más calientes de los últimos dos siglos. Los institutos especializados sostienen que el territorio será cada vez más seco y árido, con una caída de al menos el 20% de las lluvias que caen durante el verano. En Roma la última vez que vino agua de arriba fue poca, a fines de mayo. “La situación es crítica”, reconoció el ministro italiano del Medio Ambiente.

Una de las fuentes de aprovisionamiento principales, el lago de Bracciano, 50 kilómetros al norte de la Urbe, está en niveles más que alarmantes. “Si sigue bajando, se producirán daños irreparables al ecosistema”, denuncian los científicos.

La falta de agua se agrava por el estado calamitoso de muchos acueductos, algunos de los cuales se remontan a la época del Imperio. En Roma se pierde por los tubos de transporte en mal estado el 46% del agua potable, contra el 15% en Milán.

El sistema agropecuario ha sufrido daños en los últimos tres meses calculados en dos mil millones de euros y se espera que las lluvias y tormentas que están llegando desde el centro norte europeo alivien la situación.

La agricultura, la ganadería y la cría de animales se toma el 51% del agua que se gasta y se malgasta en Italia, país que vende a los ciudadanos a un precio bajísimo el elemento cada vez más precioso y escaso. Los 60 millones de habitantes usan solo el 20%, aunque cada italiano consume diariamente 245 litros de agua potable. Una familia media usa 200 mil litros de agua al año pagando solo 13 euros mensuales.

Veinte municipios en torno a Roma ya tienen racionada el agua.

Se espera que agosto disminuya la gravedad de la situación porque en Roma muchos habitantes se toman sus vacaciones de verano y los consumos disminuyan. Pero si el recalentamiento del termómetro se extiende a setiembre volverán agravados los problemas.

Con el actual ritmo de inversiones en los trabajos para reparar los acueductos se tardaría más de cien años en tener un sistema eficiente, evitando las pérdidas enormes de agua que se filtran por los tubos de los acueductos, que son verdaderos coladores. El ministro de Inraestructuras, Graziano Delrio, propuso un plan de 294 millones de euros para mejorar 101 diques de irrigación, de los cuales 79 están en el sur del país para recuperar 1,3 billones de metros cúbicos de agua que ahora se pierden.

Más de la mitad de las veinte regiones italianas reclaman el estado de calamidad por las sequías. En el norte, el lago de Garda cuenta con sólo el 34,4 de volumen de agua, mientras que el legendario río Po, el más grande de Italia, se está convirtiendo en un sendero. Cerca de la ciudad de Pavía su nivel es de 3,5 metros bajo el cero hidrométrico, un desastre.

A la falta de agua se agrega la pesadilla de los incendios que han estallado por el gran calor y la acción dolosa en prácticamente todo el país.

Italia transita así de emergencia en emergencia, en un contexto de decadencia política y estancamiento económico-social.

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