Usos del agua: Incongruencias en la agricultura

23 septiembre 2013

Así, también lo establece la Directiva Marco del Agua, qué introdujo, entre otros, dos enfoques fundamentales en la política de aguas de la Unión Europea: uno medioambiental, en el que se propone alcanzar el buen estado de las masas de agua y prevenir el deterioro adicional de las mismas, y otro de gestión, donde se promueve el uso sostenible del agua.

La caracterización económica de los usos del agua ha sido siempre uno de los ejes principales de estudio, ya que el agua de calidad es un recurso escaso y crecientemente amenazado, lo que exige medidas urgentes que aseguren su “buen estado” para el 2015.
El uso del agua es ineficiente, insostenible e incompatible con los objetivos de sostenibilidad ambiental. Dentro de todos los usos del agua, destaca el destinado a la agricultura, donde España y, en particular, el arco mediterráneo, cuentan con unas condiciones especialmente favorables para el desarrollo de la agricultura competitiva. Sin embargo, estas ventajas se ven limitadas por la oferta natural de agua (régimen mediterráneo de precipitaciones y concurrentes estiajes) haciendo que el acceso a cantidades suficientes de agua en el momento adecuado sea complicado. Por ello, el acceso al agua es el factor determinante de la productividad de la agricultura en toda España, dónde los beneficios económicos por hectárea de regadío multiplican a los del secano por 4,4. En España, una hectárea promedio de secano deja un Margen Bruto de 428€ mientras que una de regadío permite obtener 1.867€ en promedio.
Las diferencias económicas tan elevadas entre los diferentes tipos de cultivo provocan que en algunos territorios, la infraestructura de riego se convierta en la condición necesaria para la expansión de la actividad sin reducir los márgenes de beneficios. En otros casos, el regadío es un elemento consustancial de una estructura agraria consolidada como ocurre, por ejemplo, con las comarcas del levante, con una elevada especialización en cítricos y hortalizas.

Así, el uso del agua en la agricultura crece más rápido en las zonas de más baja rentabilidad, tendiendo a concentrarse los cultivos en zonas de mayor escasez hídrica, ya que de no existir facilidades de riego, los márgenes de rendimiento se situarían entre los 300 €/ha y los 800 €/ha, muy por debajo de los valores superiores a los 1.800 € que consiguen las mismas hectáreas, productivas de la región, en regadío. Dicho de otro modo, en las zonas menos productivas los márgenes de beneficio son mucho mayores utilizando regadío que en las zonas más productivas, donde ese margen disminuye y, en comparación, no es tan rentable.

Ante esta situación, es importante mejorar la productividad y la eficiencia en el uso del agua para poder garantizar la sostenibilidad del sistema, manteniendo precios y costes asumibles, recuperando las fuentes de agua y mejorando la resiliencia frente a situaciones de sequía y a la mayor incertidumbre asociada al cambio climático. Además, es importante ser conscientes de que existe un límite natural al uso eficiente de los recursos hídricos, que no debe ser superado.


23 de septiembre de 2013

Fuente: iAgua.es / Blog de Alma Mígens

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