El futuro nos alcanzó: qué es y cómo se relaciona la inteligencia artificial con el agua
08 abril 2025
Redacción: agua.org.mx / Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y Educación Ambiental, A.C.
La Inteligencia Artificial (IA) ha transformado nuestro mundo al automatizar y mejorar procesos que antes requerían exclusivamente de la intervención humana, como el aprendizaje, la toma de decisiones o el reconocimiento de patrones. [1] Esta tecnología se basa en datos, componentes físicos (hardware) y conectividad, lo que permite que las máquinas simulen capacidades propias de la inteligencia humana. Sin embargo, su implementación también plantea importantes desafíos, especialmente en el ámbito ético.
La IA no es perfecta. Puede reproducir prejuicios, excluir a grupos vulnerables y carece de una perspectiva de género. Además, su desarrollo y uso también pueden contribuir a la crisis climática, poner en riesgo derechos humanos y generar otros impactos negativos. Por eso, uno de los grandes desafíos para la humanidad es regular esta tecnología de manera responsable. [2]
En esta ocasión nos enfocaremos en el impacto que tiene la IA en el uso del agua. Aunque no siempre es fácil medir cuánto consume un sistema de éstos, sí sabemos que detrás de su funcionamiento hay un proceso complejo.
Para operar, la IA necesita algoritmos y modelos matemáticos que analizan enormes cantidades de datos y toman decisiones con base en patrones aprendidos. Por ejemplo, una IA como ChatGPT “aprende” al procesar millones de textos escritos por personas.
Este proceso requiere mucha energía y genera bastante calor. Para evitar que los equipos se sobrecalienten, los centros de datos usan sistemas de enfriamiento que, en muchos casos, bombean agua hacia torres de refrigeración.
Por eso, el uso de estas herramientas tiene implicaciones importantes en términos de consumo energético. Se estima que los centros de datos ya representan hasta el 4% del consumo global de electricidad. Además, una sola búsqueda en ChatGPT puede llegar a consumir hasta tres veces más energía que una búsqueda en un buscador convencional.[3] Se estima que la generación de 100 palabras implica un consumo promedio de 0,14 kilovatios-hora (kWh), suficiente para alimentar 14 bombillas LED durante una hora.[4]
Esto por el lado de la energía, pero ¿qué pasa con la huella hídrica? Es decir, toda el agua que utiliza la IA para su funcionamiento.
Los centros de datos necesitan enfriar sus servidores para evitar el sobrecalentamiento y funcionar correctamente, y para eso usan agua potable. Esto se hace porque el agua ayuda a prevenir daños en las estructuras. Sin embargo, no puede reutilizarse muchas veces: tras 3 a 10 ciclos, se descarga como agua residual. En este proceso, hasta el 80% del agua utilizada puede evaporarse.
La huella hídrica de la inteligencia artificial se genera en distintos momentos:
- Agua in situ: Durante la operación diaria de los centros de datos (como el enfriamiento);
- Agua externa: Es la fuente de energía eléctrica, que varía según el país, termoélectica, geotérmica, hidarúlica, etc. (puede ser más o menos intensiva en agua);
- Agua para la fabricación de materiales: Como los chips y servidores, donde se usan grandes volúmenes de agua y, en muchos casos, se generan residuos con sustancias químicas peligrosas.
La mayor parte del agua utilizada en estos procesos es lo que se conoce como huella hídrica azul, es decir, agua dulce extraída de ríos, lagos o acuíferos, que también es la que usamos los seres humanos para nuestras necesidades básicas… y que cada vez es más limitada.[5]
Se estima que usar una IA como ChatGPT puede consumir alrededor de 500 mililitros de agua (lo equivalente al contenido de una botella de 473 ml) por cada 5 a 50 preguntas que se le hacen. Esta variación depende de factores como la ubicación de los servidores y la temporada del año. Por ejemplo, en México, bastan unas 21 preguntas para que el sistema comience a requerir agua para su enfriamiento. [5]
Otras estimaciones señalan que generar un texto de solo 100 palabras con ChatGPT puede implicar el uso de unos 519 mililitros de agua.[6]
Se proyecta que la demanda mundial de agua para la IA en 2027 sea de entre 4.200 a 6.000 millones de metros cúbicos de agua, lo que supera la extracción anual de agua para países como Dinamarca. [5]
Ahora bien, saber todo esto no significa que debamos dejar de usar la IA. Esta tecnología ofrece herramientas con gran potencial para beneficiar a la sociedad. Sin embargo, también es cierto que su uso se ha trivializado, destinándola muchas veces a fines recreativos o superficiales que no generan beneficios reales ni justifican su impacto ambiental.
Entonces, surge una pregunta clave: ¿cuál es la mejor forma de regular el uso de la IA?[5]
Algunas propuestas apuntan a establecer un costo por su uso, fijar límites en la cantidad de preguntas o restringir el tiempo de uso. Pero más allá del mecanismo específico, lo fundamental es que la IA adopte una postura de responsabilidad social y tome medidas para reducir su huella hídrica.
¿Qué más se puede hacer?
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Mayor transparencia: Las empresas deben informar a los usuarios sobre el impacto ambiental del uso de estas tecnologías. Es necesario contar con reportes claros sobre el consumo de agua, que incluyan los tres componentes de la huella hídrica: azul (agua utilizada), verde (agua de lluvia) y gris (agua contaminada).
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Energía limpia: Promover que el funcionamiento de los centros de datos se base en fuentes de energía renovables, reduciendo así su impacto ambiental.
La huella hídrica de la IA ya no puede pasarse por alto. Es un tema que debe ponerse sobre la mesa si queremos hacer frente a la crisis hídrica global. Desde donde estés, tú decides si usarla, cómo usarla… o si no usarla en absoluto.
Te compartimos algunos materiales para seguir conociendo más al respecto.
Podcast: Lo bueno, lo malo y lo feo de la inteligencia artificial – Mándarax
Video: AI consumes a lot of water — but why? – TED Talks
Video: Inteligencia artificial: el costo climático oculto –DW Español
Video: Inteligencia artificial y la sostenibilidad – Fundación Innovación para el Desarrollo
Referencias:
[1] IBM (2024). ¿Qué es la IA? IBM
[2] UNESCO (s.f.) Inteligencia artificial. UNESCO
[3] Massieu, Ramón Antonio (08 de abril de 2025). La energía de la inteligencia artificial. Eje central
[4] Parra, S. (2025). La sed de ChatGPT: la IA consume una cantidad de agua alarmante. National Geographic.
[5] Pengfei Li, Jianyi Yang, Mohammad A. Islam, Shaolei Ren (2025). Making AI Less “Thirsty”: Uncovering and Addressing the Secret Water Footprint of AI Models. arXiv. Cornell University.
[6] O’Brien, M y H. (2023). Artificial intelligence technology behind ChatGPT was built in Iowa — with a lot of water. AP News
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