Agua y contaminación: los enemigos de las 450 aldeas del cáncer en China
06 agosto 20176 de agosto de 2017
Fuente: El Español
Nota de: Jesús Mediavilla González
Liu Yuzhi tiene 42 años pero aparenta tener una treintena más porque su cara está demacrada y cubierta de manchas. Apenas puede mantenerse en pie y caminar es un suplicio debido a que su frágil cadera se deforma como el bambú. “Hace diez años comencé a sufrir dolores generalizados en todo el cuerpo. Fui al hospital y me dijeron que tenía cáncer de huesos”, comenta.
Su marido dejó el trabajo en la construcción para poder cuidarla. El hecho de no recibir su sueldo hace que “en lo económico sea muy difícil”, suspira mientras sostiene una caja de medicamentos entre sus manos, según Le Temps.
Yuzhi vive en Huangmengying, una de las 459 ‘aldeas del cáncer’ del país, situada en la ribera de uno de los afluentes del río Huai, uno de los más contaminados de China. “Desde 1992, más de 140 personas han muerto de cáncer en una población de 2.800 personas”, denuncia el activista medioambiental Huo Daishan.
En este poblado hay incluso una calle que ha sido apodada como ‘la del cáncer’, pues al menos una persona de las familias que viven en ella lo padecen. Este es el drama que miles de personas sufren en cientos de poblaciones distribuidas por toda la geografía del ‘gigante chino’. Los reporteros Deng Fei and Doublea han utilizado la herramienta Google Maps para situar todas las ‘aldeas del cáncer’ y denunciar esta situación, informa China Digital Times.
El causante de tantas enfermedades en estas aldeas es un enemigo que es imprescindible y sustancial para la vida. Está en las cañerías de las casas, en el subsuelo y en la superficie, en los sistemas de regadío y hasta en los alimentos. Este enemigo no es otro que el agua, sustento primordial para la vida.
Este bien está tan contaminado que, ante la falta de fuentes de consumo alternativas, hace que los habitantes dependan irremediablemente de él. Paradójicamente, lo necesitan para poder vivir. Al mismo tiempo, los condena a una muerte lenta e incierta.
Desastre sanitario y ambiental
En China, más del 80% del agua de los pozos subterráneos y el 30% de los ríos están seriamente contaminados, según un informe publicado el año pasado por el Gobierno chino. Beber o bañarse en cualquiera de estos sitios pone en riesgo seriamente la salud, con una alta probabilidad de contraer enfermedades.
Los ciudadanos del país más poblado del mundo están siendo víctimas del crecimiento colosal y desmedido de la industria a partir de los años 70. Después de varios años con el foco centrado en el smog, las famosas nubes de contaminación que se ciernen sobre algunas ciudades chinas, ahora la atención se centra en el problema del agua.
Los datos revelan que uno de cada siete chinos (190 millones de personas) beben agua contaminada, la cual puede contener materiales tan tóxicos como el amoníaco, el fósforo o el arsénico. Lo mismo sucede con el suelo. El 20% del terreno cultivable también está contaminado porque es regado, muchas veces sin más alternativa, por este agua. “Desde mi punto de vista, este es el mayor problema ambiental de China”, asegura Dabo Guan, profesor de la Universidad East Anglia de Gran Bretaña, para el The New York Times.
La industria del cáncer
Las denominadas ‘aldeas del cáncer’ tienen un denominador común: alrededor de todas ellas hay fastuosas fábricas que emiten toneladas de CO2 a la atmósfera y vierten grandes cantidades de residuos a los ríos colindantes. En 2013, el Ministerio de Medio Ambiente de China reconoció por primera vez el problema de estos poblados en un informe, en él se asegura que “los productos químicos tóxicos han causado muchas emergencias ambientales relacionadas con el agua y la contaminación del aire”.
El documento, llamado Plan Quinquenal 2011-2015 de lucha contra la polución química, reconoce que estos productos pueden representar un riesgo a largo plazo para la salud humana y que “incluso hay casos graves de problemas de salud y sociales como el surgimiento de pueblos de cáncer en regiones individuales”.
El Gobierno chino está destinando billones de dólares a los problemas hídricos que sufre el país, inmensas remesas de dinero dirigidas a soluciones de gran escala, además de nuevas sanciones a la contaminación. Sin embargo, los críticos aseguran que algunas de las medidas son excesivamente caras en relación con su efectividad, demasiado cortoplacistas y cargadas de sospechosos sobrecostes, según la CNN.
“Se necesita mucho tiempo para restaurar la ecología de los ríos, lo que significa que diversas generaciones podrían verse afectadas por la contaminación”, asegura Deng Tingting, activista de tóxicos para Greenpeace Asia Oriental. Las ayudas más eficaces, aunque minúsculas en comparación con el volumen del problema, las llevan a cabo las instituciones locales, ONG o los propios habitantes de las aldeas. Sin embargo, el problema del agua sigue siendo tabú en China, por lo que todo apunta a que ésta situación perdurará durante años.
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