Al agua, escenarios inciertos de un recurso escaso

16 febrero 2012

“Se advierte la necesidad de abordar problemáticas y generar proyectos a escala local para solucionar los problemas de disponibilidad de agua de los grupos más vulnerables de la sociedad”

16 de febrero de 2012

Fuente: El Paradiario 14

Por Rodrigo Arrué

 

joe quick en Flickr

Chile es un país privilegiado en cuanto a disponibilidad natural de agua.  El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas,  lo sitúa en el lugar 20 entre países del mundo, en relación a disponibilidad de agua por habitante, con 60.614 m3/hab/año. No obstante esta cifra, y en estrecha relación con la heterogeneidad climática de Chile, es posible detectar diferencias de hasta 800 veces entre sectores del norte y el centro-sur del país.

A las diferencias de disponibilidad naturales, condicionadas por nuestra localización geográfica, hay que agregar la ocurrencia de períodos de déficit de las precipitaciones o sequías, atribuibles al fenómeno de La Niña, que la ciencia asocia a variaciones normales de las temperaturas de la superficie del mar como consecuencia de anomalías globales que según algunos científicos se estarían agravando a causa del efecto invernadero.

Las condiciones de escasez y sequía, se ven acentuadas por efecto directo del hombre, producto del crecimiento demográfico, urbanización, y expansión de actividades productivas intensivas en el uso del recurso agua. A esto se suma la alteración de ecosistemas frágiles que desempeñan un rol fundamental en materia de almacenamiento y retención de agua, como ocurre con los bofedales en el altiplano y  los humedales en la zona norte y centro de Chile. Por otro lado, también se constatan algunos efectos del cambio climático como la disminución sostenida de las precipitaciones, principalmente en el Norte Chico y en la Zona Central que reúnen registros históricos de más de 100 años. También se evidencia, un aumento de las temperaturas mínimas entre las regiones de Coquimbo y del Maule, por lo cual se estaría produciendo un ascenso en la línea de nieve o isoterma cero, lo que afecta directamente las reservas de agua en forma de hielo por escorrentía y/o evaporación más rápida.

Ante este escenario de incertidumbre y escasez creciente respecto de la disponibilidad del recurso agua, han cobrado fuerza diferentes soluciones tecnológicas, como la captación de agua a partir de atrapanieblas, reutilización de aguas grises, instalación de plantas desalinizadoras e implementación de sistemas de reciclaje del agua en procesos productivos, entre otros. A largo plazo también se han planteado propuestas innovadoras, como por ejemplo la idea de construir al año 2022 una carretera de agua subterránea a través del mar, que podría transportar miles de litros de agua desde los ríos Maule y Biobío hacia el norte del país, favoreciendo principalmente a la agricultura y minería.

A pesar de contar con este tipo de soluciones tecnológicas, se advierte la necesidad de abordar problemáticas y generar proyectos a escala local para solucionar los problemas de disponibilidad de agua de los grupos más vulnerables de la sociedad, como por ejemplo comunidades indígenas y pequeños agricultores, actores altamente sensibles a la escasez de agua. 

Paralelamente, es necesario avanzar en aspectos educativos que involucren a la sociedad en su conjunto, por ejemplo es urgente concientizar a la población respecto de los efectos de los incendios forestales, la importancia de la conservación de la biodiversidad y las alteraciones humanas al ciclo hidrológico.

También es importante avanzar en el plano ético, sancionando socialmente a quienes incurran en prácticas como el uso indiscriminado de los recursos hídricos. Aunque resulta paradójico, durante esta semana se han denunciado dos hechos graves en relación al uso de este recurso, por un lado el robo de 5 mil kilos de hielo milenario en campo de hielo sur, y por otro lado, la extracción de agua por particulares desde el humedal de Batuco. En este caso, el llamado es a la conciencia ambiental, a la corresponsabilidad y a la ética por parte de aquellos que quieren patentar un nuevo tipo de delito… el hurto de un recurso cada vez más escaso… el agua.

Rodrigo Arrué es Director de Calidad de Proyectos en Fundación Casa de la Paz

Chile es un país privilegiado en cuanto a disponibilidad natural de agua.  El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas,  lo sitúa en el lugar 20 entre países del mundo, en relación a disponibilidad de agua por habitante, con 60.614 m3/hab/año. No obstante esta cifra, y en estrecha relación con la heterogeneidad climática de Chile, es posible detectar diferencias de hasta 800 veces entre sectores del norte y el centro-sur del país.

A las diferencias de disponibilidad naturales, condicionadas por nuestra localización geográfica, hay que agregar la ocurrencia de períodos de déficit de las precipitaciones o sequías, atribuibles al fenómeno de La Niña, que la ciencia asocia a variaciones normales de las temperaturas de la superficie del mar como consecuencia de anomalías globales que según algunos científicos se estarían agravando a causa del efecto invernadero. 

Las condiciones de escasez y sequía, se ven acentuadas por efecto directo del hombre, producto del crecimiento demográfico, urbanización, y expansión de actividades productivas intensivas en el uso del recurso agua. A esto se suma la alteración de ecosistemas frágiles que desempeñan un rol fundamental en materia de almacenamiento y retención de agua, como ocurre con los bofedales en el altiplano y  los humedales en la zona norte y centro de Chile. Por otro lado, también se constatan algunos efectos del cambio climático como la disminución sostenida de las precipitaciones, principalmente en el Norte Chico y en la Zona Central que reúnen registros históricos de más de 100 años. También se evidencia, un aumento de las temperaturas mínimas entre las regiones de Coquimbo y del Maule, por lo cual se estaría produciendo un ascenso en la línea de nieve o isoterma cero, lo que afecta directamente las reservas de agua en forma de hielo por escorrentía y/o evaporación más rápida.

Ante este escenario de incertidumbre y escasez creciente respecto de la disponibilidad del recurso agua, han cobrado fuerza diferentes soluciones tecnológicas, como la captación de agua a partir de atrapanieblas, reutilización de aguas grises, instalación de plantas desalinizadoras e implementación de sistemas de reciclaje del agua en procesos productivos, entre otros. A largo plazo también se han planteado propuestas innovadoras, como por ejemplo la idea de construir al año 2022 una carretera de agua subterránea a través del mar, que podría transportar miles de litros de agua desde los ríos Maule y Biobío hacia el norte del país, favoreciendo principalmente a la agricultura y minería.

A pesar de contar con este tipo de soluciones tecnológicas, se advierte la necesidad de abordar problemáticas y generar proyectos a escala local para solucionar los problemas de disponibilidad de agua de los grupos más vulnerables de la sociedad, como por ejemplo comunidades indígenas y pequeños agricultores, actores altamente sensibles a la escasez de agua.  

Paralelamente, es necesario avanzar en aspectos educativos que involucren a la sociedad en su conjunto, por ejemplo es urgente concientizar a la población respecto de los efectos de los incendios forestales, la importancia de la conservación de la biodiversidad y las alteraciones humanas al ciclo hidrológico.

También es importante avanzar en el plano ético, sancionando socialmente a quienes incurran en prácticas como el uso indiscriminado de los recursos hídricos. Aunque resulta paradójico, durante esta semana se han denunciado dos hechos graves en relación al uso de este recurso, por un lado el robo de 5 mil kilos de hielo milenario en campo de hielo sur, y por otro lado, la extracción de agua por particulares desde el humedal de Batuco. En este caso, el llamado es a la conciencia ambiental, a la corresponsabilidad y a la ética por parte de aquellos que quieren patentar un nuevo tipo de delito… el hurto de un recurso cada vez más escaso… el agua.

Rodrigo Arrué es Director de Calidad de Proyectos en Fundación Casa de la Paz

 
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