Antiguas “megasequías” ofrecen pistas cambio climático: estudio

24 febrero 2011

24 de febrero de 2011

Fuente: Público.es

Por Deborah Zabarenko

Antiguas “megasequías” que duraron miles de años en lo que hoy es el sudoeste de Estados Unidos podrían ofrecer un avance de lo que es un cambio de clima causado por las emisiones de gases de efecto invernadero, reportaron investigadores.

Los científicos hallaron que estos persistentes períodos secos fueron diferentes a las sequías modernas más severas. Y determinaron que estos fenómenos milenarios ocurrieron cuando las temperaturas anuales promedio de la Tierra eran similares o levemente superiores a las actuales.

Sus resultados coinciden con las proyecciones del Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés) y otros expertos, de acuerdo al autor del estudio, Peter Fawcett, de la Universidad de Nuevo México. La investigación fue publicada en la última edición de Nature.

“El modelo del IPCC sugiere que cuando se calienta el clima, se registran extendidas sequías en esta parte del planeta y eso es lo que nos parece estar diciendo el registro del paleo”, dijo Fawcett en una entrevista telefónica.

El sudoeste de Estados Unidos experimentó un drástico crecimiento poblacional durante el último siglo, con un incremento del 1.500 por ciento entre 1900 y 1990, según el Servicio Geológico estadounidense. La población total del país creció un 225 por ciento en ese mismo período.

El poblamiento de esta área depende, como en todos los casos, del acceso al agua. Claramente habría menos agua disponible en una “megasequía”.

En el pasado, las megasequías eran causadas por sutiles cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol, que también eran responsables de las eras de hielo periódicas.

Si estos cambios orbitales fueran la única influencia en el clima del planeta, la Tierra se estaría dirigiendo hacia una etapa más fría, dijo Fawcett.

Sin embargo, las recientes estadísticas de las temperaturas indican todo lo contrario. La década que finalizó el año pasado fue la más cálida desde que comenzaron los registros en 1880. Las dos anteriores (1991-2000 y 1981-1990) fueron la segunda y tercera más cálidas, respectivamente.

Las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo el dióxido de carbono, ayudan a atrapar el calor cerca de la superficie de la Tierra y podrían estar alterando el ciclo orbital natural que dictaría un período más frío.

Para descifrar la duración de estas “megasequías” y qué ocurrió con ellas, los científicos extrajeron muestras del fondo seco de un lago en el norte de Nueva México y en los Valles Caldera.

Luego analizaron los sedimentos para hallar señales bioquímicas de la sequía, desde qué tipo de árboles y arbustos crecían hasta cuánto calcio había en la tierra agrietada en el fondo del lago.

También desarrollaron una técnica para determinar la temperatura en la antigüedad buscando rastros dejados por las bacterias del suelo, explicó Fawcett.

Las grasas en las paredes de estas bacterias cambian su estructura en respuesta a los cambios de temperatura, agregó, y actúan como un “grabador” de las antiguas temperaturas.

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