Arsénico en agua, problema recurrente en Sunland Park

06 junio 2016

La situación ha sido llevada al ámbito de la política pero no ha sido resuelta en lo técnico.

A principios de mayo, Paul Maxwell, candidato a representante estatal por el Distrito 34 de Nuevo México, señaló que mandó hacer –a título personal– análisis sobre el contenido de arsénico en el agua de la región, los cuales resultaron más altos que lo normal.

“Si tienes una exposición al arsénico en estos niveles, que en algunos casos son hasta cuatro veces superiores a la norma, tienes problemas de cáncer, vejiga, vómito y hasta muerte”, señaló Maxwell, quien cuenta con experiencia académica y fue vicepresidente de UTEP.

Precisó que los estándares para el arsénico en el agua cambiaron en 2006. “Eran de 50 partes por cada mil millones; ahora están en 10”, dijo.

Reportes periodísticos señalaron entonces que la Autoridad Regional de Servicios Camino Real (CRUA), la agencia a cargo de supervisar la distribución de agua potable, prometió arreglar dos plantas tratadoras del arsénico en Sunland Park.

Casi un mes después, el 3 de junio, CRUA informó que puso en operaciones las tratadoras y que una tercera “empezará a funcionar al final del verano para dar servicio al área de Santa Teresa".

“Pruebas de campo nos indican que los niveles de arsénico que ocurren naturalmente en el agua cumplen o están por debajo de los requisitos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA)”, dijo la Autoridad Regional en un comunicado.

Sin embargo, los vecinos se mostraron escépticos ante el anuncio de la empresa pública que presta servicios en Sunland Park y Santa Teresa.

La carencia de agua “realmente potable” es uno de los problemas que enfrentan los residentes de esta ciudad desde hace décadas.

“Cuando uno abre la llave del agua sale y se queda como arena, no sé qué sea. Hemos estado comprando agua de galón para usar en la cocina, es el único modo, pero es mucho problema ir a traerla, especialmente ahora que me lastimé una mano”, dijo Francisco Betancourt, de 84 años, quien ha vivido aquí desde los años 60.

Actualmente el Condado de Doña Ana vive un período electoral y Estela Betancourt, la esposa de Francisco, recuerda que durante algunas juntas municipales candidatos a puestos públicos han abordado el tema del agua.

“Todos los que vienen prometen algo”, explicó Francisco.

Ya están acostumbrados

El sentido común y los años le han enseñado a la gente de Sunland a no consumir el agua que sale de sus lavabos, regaderas, mangueras, ya que ésta tiene un sabor, aspecto y olor que no les gusta.

Muchos todavía toman sólo agua embotellada.

“Nosotros somos una pareja ya de edad avanzada, sólo somos dos, y ¿qué tanta agua pueden gastar dos personas? Aun así nos llega un recibo de alrededor de 60 dólares al mes", agregó el vecino.

“Platico con amigos que viven en Texas y se sorprenden del costo y me dicen que ellos tienen una yarda y pagan de 25 a 30 dólares y no me creen lo que pago yo”, dijo Betancourt.

En un comercio ubicado en la calle McNutt, al plantear el tema del agua, los dueños del negocio y la clientela hablaron de los problemas que esta agua genera.

 “Al abrir la llave del agua sale un olorcito al principio, estaba mejor el agua de pozo que había antes, mejor que esta agua que comenzó a meter la Ciudad”, dijo el dueño del comercio, quien prefirió no dar su nombre por miedo a represalias del Gobierno.


06 de junio de 2016
Fuente: El Diario
Nota de Luis Pablo Hernández

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