Desde hace tiempo, a nivel global, se viene construyendo la idea de que el presente siglo estará marcado y será conocido como el siglo de los conflictos por el agua. Todos coinciden al afirmar que el contexto internacional actual es de una preocupante escasez del vital liquido. Los impactos de esta situación son dolorosos: en el mundo, más de 1,200 millones de personas no tienen acceso al agua potable, 4 millones de personas mueren cada año de enfermedades vinculadas con la falta de agua potable, y 6,000 niños mueren cada día por haber consumido agua no potable. Por desgracia, la situación se agrava aún más debido a una tendencia de aumento en la desecación de cuerpos de agua y humedales, incrementando así las áreas de estrés hídrico y la imposibilidad de abastecer una demanda creciente.