Abrir el grifo y tomar un vaso de agua es una acción privilegiada. A veces se nos olvida, pero existen lugares donde el agua potable, sencillamente, no existe. Y son muchos más de lo que imaginamos. Así que todo esfuerzo por llevar el agua limpia a todo el mundo es poco. Una de las soluciones en lugares donde es difícil encontrar manantiales naturales es usar el agua salada de lagunas y mares. Pero claro, una desaladora no es barata ni eficiente. ¿O sí? Un novedoso método desarrollado en la Universidad de Alejandría podría acabar con los costes excesivos de una planta desaladora, convirtiendo al proceso en algo más que eficiente y, así, brindar nuevas posibilidades en todo el mundo.