Chihuahua: la guerra del agua: corrupción, mentiras y desviación de la fe
26 julio 201226 de julio de 2012
Fuente: El Mexicano
Nota de Moisés Villeda
La histórica sequía que azota a la entidad, detonante de la llamada ‘guerra del agua’ confrontó al gobierno estatal y a la instancia federal que regula el vital líquido, Conagua; revivió la pugna xenofóbica entre campesinos de origen mexicano y menonitas y sacó a la luz la metamorfosis religiosa que han tenido los seguidores Menno Simons, una secta que ahora deambula entre el narcotráfico, los fraudes, las extorsiones y la violencia, derivada de la confrontación con los otros grupos de productores.
En el estado más perjudicado por la peor sequía que se registra en el país en medio siglo, se presentan -con vientos proféticos- los primeros escarceos de la temida guerra del futuro, la ‘Guerra del Agua’.
La ausencia de lluvias, el galopante proceso de desertificación y el agotamiento de los mantos acuíferos, ha empujado a los jornaleros de varios municipios a pretender la destrucción masiva de presas y pozos de las colonias menonitas, cuyos miembros -a su vez- amenazan con “tomar las armas”.
Hasta ahora son cuatro las presas que entre autoridades y agricultores adheridos al Movimiento Campesino El Barzón han destruido en los campos menonitas, pero su meta es desbaratar entre 23 y 53 de ellas -varias en la cuenca del Río del Carmen- y clausurar 200 pozos cuya perforación tachan de ilegal.
Al respecto, los futurólogos advierten que en lo sucesivo las guerras se desatarán por la disputa del agua y en el contexto en que vive actualmente Chihuahua se observan las causales que aquellos enumeran:
La peor sequía en los últimos 56 años (el año pasado llovió la tercera parte de lo normal); la desertificación que coloca a las tres cuartas partes del territorio dentro del clima seco; la reciente muerte por sed de 250 mil reses y la hambruna que orilló a repartir 6 mil toneladas de alimentos en la sierra.
Inclusive -entre países-, México y Estados Unidos (EU) están entrando en una dinámica bastante peligrosa respecto al uso de las aguas limítrofes que deviene de un tratado firmado en 1944, mismo que ha resultado altamente dañino para nuestro país.
“El Tratado Internacional de Aguas de 1944 obliga a Chihuahua a entregar a los EU el 80 por ciento del agua que corre y se almacena en ríos y presas de la región. Es decir cuatro de cada cinco litros del agua que cae en el estado la exportamos; somos el único desierto que exporta agua”, dijo el gobernador César Duarte.
El mandatario se pronunció la semana pasada en contra de pagar esa cuota del recurso hídrico a los EU -precisamente por la sequía- y solicitó la intervención al respecto del Director General de Conagua, José Luis Luegue Tamargo.
HAMBRUNA EN LA SIERRA.
Rafael Giner, de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza) de la Sagarpa, dijo que durante mayo, junio y julio del año pasado se mantuvo un “estado de sequía excepcional” en la entidad, al igual que en Coahuila, Durango y Sonora.
“En agosto cayó una lámina de lluvia de 133.8 milímetros, siendo que la media anual es de 470 milímetros”, señaló.
“Los mantos acuíferos se están agotando y las cosechas de han desplomado. La siembra de frijol, por ejemplo, estaba programada en 117 mil hectáreas y solo se sembraron 64 mil en todo el estado”, dijo Giner, quien explicó que a ello se debe lo caro del kilo del alimento (33 pesos aproximadamente).
En enero más de 6 mil toneladas de alimentos fueron repartidos en el medio rural -principalmente en la sierra-, pues la hambruna alcanzó a 300 mil paisanos de 22 municipios, entre ellos: Urique, Batopilas, Guachohi, Moris y Chínipas.
“Los conflictos sobre el agua y la tierra son históricamente los de más profundos rasgos sociales”, advirtió el pasado día 16 el gobernador -en la inauguración del Distrito de Riego 113 Alto Río Conchos de Camargo-, tras conocer de la destrucción de las presas menonitas.
Duarte, un político muy cercano al agro, calculó en 250 mil las reses que han muerto por la implacable sequía en los últimos meses.
A su vez, Greenpeace México informó que el estiaje 2011-2012 se significa como la peor sequía en nuestro territorio desde 1956, misma que persiste aunque aún quedan agosto y septiembre a manera de esperanza, por ser éstos los tradicionales meses de lluvia.
El desplome de las cosechas, principalmente en el norte del país, ha motivado el encarecimiento de los alimentos, registrándose una inflación de 8.5 por ciento en los últimos 12 meses, según el INEGI.
Dicho instituto informó que en el actual sexenio el precio de la tortilla se incrementó un 74 por ciento, el frijol un 72 por ciento y el huevo en un 66 por ciento, hasta venderse actualmente a 48 pesos por kilo.
Se espera que los productos de primera necesidad sigan encareciéndose en los próximos meses, pues como la sequía es global, los precios internacionales del maíz, soya y trigo alcanzaron marcas históricas.
La tonelada de maíz se cotiza actualmente en 325 dólares, en 633 la de soya y en 368 dólares la de trigo, precios sin precedentes que encarecerán la carne y los productos elaborados en cuatro meses más, ya que estos cultivos son los principales forrajes, de acuerdo al vocero de la Conaza.
GUERRA ENTRE DUARTE Y LA CONAGUA.
El amago de enfrentamientos entre campesinos de El Barzón y los productores menonitas confrontó también al gobernador con el delegado de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Sergio Cano Fonseca.
“El Gobierno del Estado permitió la perforación ilegal de pozos, utilizando incluso la maquinaria del propio gobierno”, había declarado el delegado de Conagua.
Al respecto el Secretario General de Gobierno, Raymundo Romero Maldonado, llamó mentiroso a Cano Fonseca y lo conminó a que probara su dicho.
Cabe mencionar que en México el agua es propiedad de la nación y el encargado de administrarla es el Gobierno Federal por medio de Conagua, comisión que en Chihuahua se ha convertido en un instrumento de control político, según analistas.
De acuerdo a éstos, urge una política del agua que obligue a usuarios y productores -el 70 por ciento del agua se destina al agro-, a obedecer una cultura de la preservación y autocontención para hacerse cargo de la sustentabilidad.
“Conagua, a la que yo he llamado Sinagua, ha sido omisa en estos conflictos e incluso pareciera que ha tomado parte en el conflicto”, dijo Duarte tras conocer la rapidez con que la comisión acudió a destruir las presas menonitas ante la complacencia de El Barzón y del Frente Democrático Campesino.
Acompañados de algunos productores adheridos a El Barzón y de dos unidades de la Fiscalía General del Estado, en días pasados empleados de la Conagua destruyeron con maquinaria Caterpillar la represa del Campamento 80, la del Campamento 77 y dos más en Namiquipa.
“Que se aplique la ley, pero no en detrimento de los derechos establecidos. La ley no puede aplicarse retroactivamente”, apuntó Duarte al ser informado por los menonitas que algunas de las presas y pozos que está destruyendo la Conagua fueron construidos antes del decreto de veda de 1957.
LOS MENONITAS ESTÁN ARMADOS.
“Los menonitas son chihuahuenses y son mexicanos, al igual que los productores, que se dicen afectados. Pero existen canales institucionales para resolver los conflictos.
“Nadie se hará justicia por su propia mano”, dijo el gobernador de esta pluriétnica entidad, tanto por sus pobladores originales como por los colonos de raíces europeas.
“Efectivamente somos chihuahuenses y nos sentimos orgullosos de serlo. También somos pacíficos, pero no miedosos”, dijeron al mandatario los menonitas que fueron a entrevistarse con él tras la destrucción de la última presa en Riva Palacio.
“Los jóvenes no están de acuerdo en permanecer sin hacer nada y han comprado armas. Esto se sale de control, pues los mayores queremos enfrentar a los agresores cuerpo a cuerpo, sin derramamiento de sangre”, dijo quien habló a nombre de esa comunidad, cuya principal característica era el pacifismo, hasta que surgió el problema del agua.
Algunos líderes de opinión observan tintes racistas o xenofóbicos en el conflicto, en contra de una comunidad que ha luchado contra todas las adversidades y el medio hostil para hacer producir el desierto invirtiendo en ello todo su esfuerzo.
Se calcula que de los cerca de 100 mil menonitas que viven en México, la mitad están asentados en el estado, en donde forman parte importante de la actividad económica puesto que han llegado a levantar cosechas de 300 mil toneladas de maíz.
Su producción diaria de leche es de 400 mil litros y suman 70 mil los kilos de queso elaborados al día, de acuerdo a su vocero en Nuevo Casas Grandes, Abraham Siemens.
Pero además elaboran jamón, galletas y mantequilla; poseen huertos de manzana y siembran frijol, maíz, trigo y avena, convirtiéndose éste en uno de los principales cultivos en el país, dijo Liza Wolf, del Centro Cultural Menonita en Cuauhtémoc.
MENONITAS:SIEMPRE PERSEGUIDOS.
Corría el año 1117 cuando nace el Lyon, Francia, un grupo reformador de la religión cristiana en torno de Petrus Waldnus, mismo que se dividió en varias comunidades cuando sus miembros fueron expulsados por el Papa en 1134.
Una de ellas se estableció en Alemania, bautizada como “Comunidad de la Cruz”, la cual en 1535 era dirigida por el ex sacerdote Menno Simons, de donde proviene el nombre de “menonita”.
Menno había sido sacerdote por 12 años, pero se separó del catolicismo al percatarse que esa iglesia se había apartado del evangelio y de la gracia de Dios, sustituyéndolos por un sistema sacramental en el que el sacerdote suplantaba la mediación única de Cristo.
El líder religioso rechazaba la intervención de autoridades civiles en asuntos de fe, reprobaba el que el evangelio se defendiera con espada (“ningún cristiano puede asesinar por ninguna razón”) y consideraba un error el bautismo de infantes.
Así surgieron los anabautistas, los que rebautizan, “porque la verdadera fe es voluntaria”, mismos que vienen siendo los antepasados de los menonitas.
Ellos emigraron a Holanda y Suiza en el siglo XVI e insistían en un retorno al cristianismo primitivo, por lo que fueron perseguidos encarnizadamente y algunos de sus líderes ejecutados, como sucedió en 1527 en Zurich con Félix Manz, según sus propias publicaciones y el programa radial “La Hora Menonita”.
Muchos huyeron a Europa Oriental y en 1638 los primeros anabautistas se trasladaron a Pensilvania, en los EU, a invitación de Guillermo Penn. Los menones llegaron a Canadá en 1873 y a Argentina en 1877.
Entre 1920 y 1930 las políticas de Stalin provocaron en Rusia nuevos éxodos de menonitas a América, y fue cuando se asentaron en México y Paraguay, principalmente, aunque también se hallan en Brasil, Bolivia y Colombia, entre otros países latinoamericanos.
También hay grupos menonitas importantes en Rusia, India, Alemania, Holanda e Indonesia y hay más menones en África que en cualquier otro continente, con una población superior al medio millón.
LLEGAN A CHIHUAHUA.
Al iniciar el año de 1922 la comunidad menonita de Canadá envió a México una delegación para entrevistarse con las autoridades, pues había el interés de asentarse en nuestro país.
El 24 de enero de 1922 salió la delegación de Rosenfeld y llegó a El Paso el 30 de enero de ese año, de acuerdo a registros históricos.
El primer contacto oficial lo hicieron con Arturo B. Brannif, cuñado del entonces presidente de la república, Álvaro Obregón Salido.
El 27 de febrero de 1922 la delegación se reunió en el Hotel Imperial de la ciudad de México con el entonces Secretario de Agricultura y Fomento, Ignacio Villarreal y con el cuñado de Obregón.
Ellos llevaron a los menonitas al Castillo de Chapultepec para que se entrevistaran con el presidente, a quien Julius Loewen entregó el concurso donde solicitaban oficialmente las franquicias para ocupar tierras en México.
Tras dos horas de pláticas -según las crónicas de la época- se acordó el convenio mediante el cual se garantizaba que se respetaría la religión, costumbres y la educación de los hijos de los menonitas.
En el mismo convenio se estableció que les serían concesionadas 100 mil hectáreas en las cercanías de San Antonio de los Arenales, antes una Sección Municipal de Cuisihuiriachi y ahora Ciudad Cuauhtémoc, pertenecientes a la Hacienda de Bustillos.
Esas tierras pertenecían al latifundio de la familia Zuloaga y se estableció un precio de 8.25 dólares por acre.
El primero de marzo de 1922 salió de Manitoba, Canadá, el primero de seis trenes que contrataron los menonitas para ser transportados a México con familias, ganado y demás pertenencias.
Fue el 8 de marzo de ese año cuando los nuevos colonos arribaron a San Antonio de los Arenales. En total se asentaron 9 mil 263 personas, extendiéndose más tarde a Namiquipa y Riva Palacio.
Los trenes venían cargados con caballos de tiro, vacas lecheras, pollos, gansos, cerdos, semillas para siembra e implementos agrícolas. Los trabajos de labranza se iniciaron de inmediato en la tierra adquirida en concesión por los menonitas.
“GANARÁS EL PAN CON EL SUDOR DE TU FRENTE”
Pero el terreno era sumamente pedregoso, a grado tal que los arados se gastaban rápidamente dificultando la labranza. Los colonos primero sembraron trigo pero fracasaron rotundamente con ese cultivo.
Luego experimentaron con frijol y maíz, los cultivos tradicionales en México, y entonces tuvieron abundantes cosechas. Incluso, con la siembra de avena lograron lo que hasta ahora es la cosecha más intensa de la región.
Ello a pesar de las dificultades que representan el clima hostil, pues la lluvia es escasa, las temperaturas extremosas, la humedad baja y, además, se presentan heladas.
Sin embargo, con arduo trabajo los menonitas convirtieron esas tierras en un emporio agrícola. Sus casas se distinguen por su limpieza, por sus muebles ancestrales y por la ausencia de lujos (los ultraconservadores, incluso, prescinden de la electricidad y el automóvil).
Los miembros de esta comunidad son sumamente trabajadores, emprendedores y ahorrativos. Su tradicional forma de transporte son los carromatos llamados “buguies” jalados por caballos percherones, aunque la modernidad ha colocado a la mayoría frente al volante de poderosas pick ups.
En los hogares de los menonitas siempre hay conservas, embutidos y carnes frías saladas y ahumadas. Empero, su principal virtud es la elaboración de productos lácteos, principalmente el famoso queso.
Las mujeres, a las que se les prohíbe hablar el español, usan vestidos anchos y floreados, sombreros de ala ancha con listones de vivos colores; las solteras usan pañoletas de color blanco y de color negro las casadas.
Los hombres, por lo general, visten overol, camisa a cuadros y sombrero de palma. Entre ellos hablan el dialecto conocido como “plaudietsh” o Alemán Bajo.
Ellos aplican literalmente la cita bíblica que dice: “ganarás el pan con el sudor de tu frente” y desde niños ayudan en las labores del campo y del establo. Estudian hasta los 12 años y luego a trabajar.
Sus costumbres -que no obstante se están relajando- les prohíben el divorcio, el consumo de alcohol, la música, el baile, las ruidosas manifestaciones de alegría, las joyas, el teatro, el cine, los juegos y los espectáculos.
Se casan entre ellos y son muy prolíficos, por lo que son raras las familias con menos de 10 hijos. Sus más grandes colonias en Chihuahua son la Manitoba y la Swift Currrent, cada una con un obispo y un eje civil.
El domingo es el único día de descanso y su educación consta de cuatro grados, en donde primordialmente se enseña la Biblia. Sus principios son todos religiosos, se bautizan después de la pubertad y son profundamente pacifistas.
Entre las nuevas generaciones, no obstante, hay problemas de drogadicción y alcoholismo y debido a que no se mezclan con otras razas, entre ellos hay enfermedades genéticas como las del corazón, deficiencia visual, alergias y hemofilia.
Para algunos historiadores el asentamiento de los menonitas fue una invasión ilegal, ya que la Constitución no autorizaba a Obregón el concederles privilegios, lo que representó la existencia de un estado dentro de otro.
En 1971 el presiente Echeverría les negó un nuevo convenio, por lo que los menonitas tuvieron que someterse a las leyes mexicanas, entre ellas las de pagar impuestos, aunque siguen renuentes a cumplir con el Servicio Militar.
En 1988 sucedió un hecho insólito cuando a bella mujer menonita Katherine Rempening Samayedi ganó el concurso Señorita Chihuahua.