Crisis de agua en Flint, Michigan
23 febrero 2016
Foto: Archivo/AP
El agua tiene aspecto turbio, extraño olor y sabor, y la usan para cubrir sus necesidades básicas de consumo y aseo.
Sus niveles superan hasta en cinco veces el aceptado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y en algunos casos, la concentración de plomo es tan alta que el agua podría considerarse residuo tóxico.
Pese a que durante gran parte del Siglo XX, Flint, fue el centro de la industria automotriz, en la actualidad tiene una de las tasa de desempleo de 9.7%, una de las más altas de Estados Unidos.
Además, es considerada una de las ciudades más violentas del país y subsiste a través de un rígido plan de medidas de reducción de costos.
Como parte de esos recortes presupuestales, en 2014, autoridades locales dejaron de extraer el agua del Lago Huron y cambiaron al Río Flint.
Sin embargo, el agua del afluente, no fue tratada adecuadamente, su composición corrosiva, 19 veces mayor que la del Lago Huron, liberó el plomo de las envejecidas tuberías y contaminó la corriente de agua potable suministrada a la ciudad.
De inmediato los habitantes de Flint, notaron la diferencia en el agua que salía de sus tuberías, misma que empleaban para tomar, bañarse, lavar trastes y ropa.
Científicos y especialistas de salud locales alertaron a las autoridades sobre un alto nivel de plomo en la sangre de niños de la ciudad, tras haber estado expuestos al agua del Río Flint. La repuesta fue que era seguro consumirla.
Para el otoño de 2015, año y medio después de que el agua contaminada con plomo había comenzado a llegar a hogares de Flint, autoridades locales admitieron que el agua no era segura para el consumo humano y la legislatura estatal aprobó un plan de ayuda de 9.4 millones de dólares, para la ciudad y exigió el regreso inmediato a la fuente inicial de agua, el sistema de aguas de Detroit.
En enero del 2016, el gobernador de Michigan, Rick Snyder declaró a Flint en estado de emergencia, el presidente Barack Obama liberó fondos de ayuda federal para la ciudad y la Guardia Nacional salió a las calles de Flint a distribuir agua embotellada gratuita y filtros a los residentes.
En tanto, la Fiscalía General de Michigan abrió una investigación a las autoridades estatales para determinar si violaron la ley al lidiar con la crisis de agua en Flint.
La crisis sanitaria en la ciudad gestó otra de tipo político, con acusaciones de negligencia a las administraciones local y federal por no haber tratado el agua debidamente y por la pasividad de autoridades ante un problema de salud pública.
Actualmente, la ciudad de Flint ya se encuentra reconectada al suministro del lago Huron, sin embargo, el daño está hecho:
La corrosividad del agua dañó el viejo sistema de tuberías por lo que la presencia de plomo en el agua de la ciudad, prevalece. Repararlo según expertos podría costar mil 500 millones de dólares.
En los últimos 18 meses, diez personas han muerto de legionelosis, una forma grave de neumonía y cuya relación con el plomo en el agua, se investiga.
El 30% de los habitantes de Flint, incluidos más de 8 mil niños menores de cinco años, recibieron agua contaminada por año y medio.
Según la Organización Mundial de la Salud, los efectos en la salud de la exposición a altas concentraciones de plomo van desde lesiones en la piel y caída del cabello hasta daños cardiovasculares, renales y neurológicos que son irreversibles.
18 de febrero del 2016
Fuente: Noticieros Televisa
Ana María Islas