El agua no debe verse como mercancía, sino como patrimonio

05 diciembre 2008

 

Milenio Diario de Tabasco / 4 de diciembre 2008
Villahermosa/Eduardo del C. Hernández

La emergente cultura del agua se apoya en la idea fundamental de que el agua es un recurso compartido. Instar a la participación ciudadana y explorar formas alternativas de dirimir conflictos es una posibilidad real, afirmó Pedro Pérez Luciano, rector de la Universidad Intercultural del estado de Tabasco (UIET).

Dijo que el agua trasciende fronteras nacionales; “con Guatemala compartimos dos cuencas importantes que son la Usumacinta y la Grijalva, por ello su gestión debe ser cooperativa y equitativa, y hacer uso del mejor saber científico disponible es lo alentador.

“El agua nos une a nuestro vecino de una forma más profunda y compleja que cualquier otra”, subrayó el académico.

Abundó que a este aspecto habrá de considerarse que la demanda de alimentos no es negociable y como principal consumidor de agua dulce, el sector agrícola se enfrenta a un reto crítico: producir más alimentos y de mejor calidad usando menos agua por unidad de producto y reduciendo sus impactos negativos sobre los ecosistemas acuáticos complejos de los cuales depende la supervivencia humana.

“Una mejor gestión del agua permite una producción más estable y una mayor productividad, lo que a su vez mejora los medios de subsistencia y reduce la vulnerabilidad de las poblaciones rurales. Examinar los retos de alimentar a una población en crecimiento y equilibrar sus necesidades hídricas con otros usos, a la vez que se contribuye al desarrollo sostenible en las áreas rurales.

“El escenario en la región en cuestión reconoce que pese a la prohibición de extraer mayores recursos hídricos subterráneos, el uso ilegal sigue creciendo”, advirtió.

Pérez Luciano manifestó que el crecimiento de la población también ha afectado a la cobertura vegetal y a los ecosistemas.”Los bosques y las selvas han sido reducidos a un tercio de su superficie original y las masas naturales de agua han reducido la zona.

“Los ecosistemas asociados han reducido o desaparecido o disminuido drásticamente. A causa de la deforestación el suelo ha perdido su capacidad de retardar la escorrentía superficial, lo que a su vez ha reducido su taza de filtración y recarga de acuíferos”, concluyó.

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