Etiopía coloca en jaque el dominio de Egipto sobre el agua del Nilo

11 junio 2013

El reciente anuncio etíope del desvío del Nilo Azul para construir la llamada presa del Renacimiento ha descolocado a los egipcios, que desde en este momento no han dejado de dar signos de inquietud y de encontrar la forma de frenar el proyecto.

En un alegato la reciente noche, el Mandatario egipcio, Mohamed Mursi, elevó el tono empleado contra Etiopía, y le advirtió de que su país “no consentirá que sus procedimientos hídricos sean amenazados”.

Se aguarda que ese ambicioso proyecto, estimado en unos 5.000 millones de dólares que financian actores locales con préstamos de China, genere unos 6.000 megavatios de electricidad cuando culminen las obras, en 2015.

Pero en El Cairo ha desatado la alarma la potencial del embalse, de unos 74.000 millones de metros cúbicos: ¿Tendrá Etiopía la pretensión de recortar la cuota de agua que Egipto defiende como un derecho histórico?

“No tenemos garantías de que el agua de la presa no se utilizará para regadío”, subraya a Efe el jefe del departamento de Hidráulica de la Universidad de El Cairo, Sherif Manadili, pese a que las autoridades etíopes han asegurado que no causará pérdidas a Egipto.

En el peor de los casos, si se decidiera rellenar la presa en un solo año, el Nilo se secaría a su paso por Egipto en ese tiempo, sostiene el ingeniero.

El caudal resultaría igualmente perjudicado en función de los años que tomase la tarea, lo que dañaría la agricultura y otros niveles de la economía egipcia, que obtiene de ese río el 86 % de sus procedimientos hídricos.

Otros países ribereños tienen presas en el Nilo Blanco, aunque es el Nilo Azul -donde se está construyendo el proyecto etíope- el afluente que representa la primordial vía de racionamiento para Egipto.

Para el especialista en temas del Nilo del Centro de Estudios Estratégicos Al Ahram, Ayman Abdel Wehab, la presa egipcia de Asuán podría producir un 18 % poco de energía eléctrica y Sudán vería disminuida la fértil capa de limo que cada año deja el río para sus cultivos.

Egipto ha sitio el grito en el cielo y amenazado con presionar desde la Liga Árabe y otras instancias internacionales para impedir perjuicios de Etiopía, que ve la presa como una oportunidad para exportar energía y perfeccionar el país.

Tanto El Cairo como Jartum reivindican el cumplimiento de tratos como el de la época colonial que firmaron en 1929 Egipto y el Reino Unido, que concedía al país árabe la mayoría de los 84.000 millones de metros cúbicos anuales que arriban a la parte baja del Nilo.

En 1959, Egipto y Sudán fijaron el reparto actual: el inicialmente pescó 55.500 millones de metros cúbicos anuales y el segundo, 18.500 millones.

Esos dos etapas han mantenido conversaciones y formaron en 1999 la Iniciativa de la Cuenca del Nilo con los otros países ribereños, aunque han insistido en continuar vetando cualquier proyecto que pueda perjudicar sus cuotas. Ahora, Etiopía parece haberse hartado y no desea solicitar el consentimiento de terceros.

“La Iniciativa de la Cuenca del Nilo tuvo éxito en su primera etapa, con el impulso de proyectos de progreso, Pese que no trasladó a los países a firmar últimos acuerdos jurídicos para administrar el agua”, sostiene Abdel Wehab.

Según este especialista, la batalla es crucial para Egipto, ya que no tiene los ríos ni las lluvias de Etiopía y es un país pobre en agua, con un incremento de la ciudadanía que necesita más procedimientos y que obliga a reciclar agua del canal de Suez y del riego.

“El Nilo es una razón de vida o muerte para Egipto”, sentenció ayer mismo el primer ministro, Hisham Qandil, ante la cámara Alta.

Mursi ha dialogado últimamente con algunas fuerzas políticas afines, y en la conversación -retransmitida en directo por error a través de la televisión- se escuchó una bagaje de iniciativas tan poco diplomáticas como bombardear la presa o respaldar a los rebeldes en Etiopía.

Aunque los expresidentes Anuar Sadat y Hosni Mubarak ya pensaron en emplear la fuerza para controlar el agua, los especialistas consultados desechan el peligro de guerra y consideran que sin embargo se puede cooperar.

No solo Mursi ha exhibido provecho por estrechar vínculos con África. A Partir de la iniciativa “Diplomacia Pública”, incorporada por activistas y opositores, desean recuperar el espíritu de acercamiento que marcó el periplo de una delegación egipcia a Uganda y Etiopía tras la innovación de 2011.

Uno de sus promotores, el exparlamentario Mustafa el Guindy, subraya: “Figuras como Ramsés, Mohamed Ali o Gamal Abdel Naser miraron a África. Ahora que las modernizar mundiales luchan por el continente, es hora de volver la observación y ser su puerta de ingresada”.


11 de junio de 2013

Fuente: Pueblo y Sociedad Noticias

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