Monitoreo comunitario del agua en Manialtepec: ciencia y cuidado desde la comunidad
10 septiembre 2025
En la costa de Oaxaca, la cuenca de Manialtepec es hogar del río del Maíz que sostiene la vida de la región. Sus aguas alimentan cultivos, abastecen a las familias y son parte de la riqueza natural que caracteriza al territorio. Pero, como en muchas otras regiones del país, estos cuerpos de agua enfrentan presiones crecientes: contaminación, sobreexplotación y cambios en los ecosistemas.
Frente a este panorama, el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambietal ha impulsado una iniciativa que pone a la comunidad en el centro: el monitoreo comunitario de la calidad del agua. Lejos de ser un ejercicio exclusivamente técnico o reservado a especialistas, se trata de un proceso en el que las y los habitantes participan activamente para conocer el estado de sus aguas y generar información confiable.

¿Cómo funciona el monitoreo comunitario?
El método combina herramientas sencillas como la observación paisajística y otro tipo de pruebas que permiten medir parámetros como el pH, la temperatura o la oxigenación del agua. Pero el corazón del trabajo está en un indicador muy especial: los macroinvertebrados acuáticos.
Estos pequeños insectos (larvas de mosquitos, efímeras, libélulas, entre otros) viven en los ríos y responden de manera distinta a la contaminación. Algunas especies solo habitan en aguas limpias, mientras que otras pueden sobrevivir en condiciones degradadas. Al registrar qué especies se encuentran en cada sitio, la comunidad obtiene una radiografía clara del estado de salud del ecosistema.

Más que datos…
El monitoreo comunitario en Manialtepec va más allá de recolectar información. Es una herramienta de fortalecimiento comunitario. Permite a las y los participantes apropiarse del conocimiento, entender qué está ocurriendo en su territorio y tener bases para dialogar con autoridades y tomadores de decisiones.
De esta manera, los datos se convierten en un respaldo para exigir mejores políticas, impulsar acciones de cuidado y visibilizar los problemas que enfrentan los cuerpos de agua. Pero, sobre todo, se convierten en conciencia compartida: cada registro, cada salida de campo, cada discusión sobre resultados fortalece el vínculo de la comunidad con su entorno.

Lo que ocurre en Manialtepec muestra que la ciencia no tiene que estar encerrada en laboratorios ni ser exclusiva de especialistas. El monitoreo comunitario es un puente: conecta los saberes tradicionales y la experiencia local con herramientas técnicas que permiten comprender de manera más profunda lo que pasa con el agua.
En tiempos en que los retos ambientales se vuelven cada vez más complejos, iniciativas como esta nos recuerdan que la defensa del agua empieza desde lo cercano, con la organización y la participación de quienes habitan los territorios.
El mensaje es claro: cuidar el agua es un derecho y una responsabilidad compartida, y cuando la comunidad se involucra, la ciencia se vuelve también una forma de resistencia y esperanza.
Conoce más de este proyecto aquí
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