La “zona muerta” del golfo de México: la inmensa área del tamaño de El Salvador que preocupa a los científicos porque la vida marina es inviable
04 agosto 201704 de Agosto 2017
Fuente: BBC
Nota: Redacción
Se trata de una inmensa área donde el nivel de oxígeno en el agua es tan bajo que la vida marina no es viable: o muere o emigra.
La “zona muerta”, como se conoce a esta porción de la cuenca atlántica en el golfo de México, alcanzó su mayor tamaño en la historia, según reveló este miércoles la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés).
Está situada en la desembocadura del río Misisipi, que cruza 10 estados de EE.UU. antes de llegar al golfo de México, muy cerca de Nueva Orleans, en el sureste de Estados Unidos.
Los científicos establecieron que este año la “zona muerta” alcanzó nada menos que una extensión de 22.729 kilómetros cuadrados, lo que es casi equivalente a la superficie total de El Salvador y donde entraría 15 veces toda la Ciudad de México.
Se trata de la mayor extensión alcanzada por esta área desde que se comenzó a medir, en 1985.
¿Qué pasó?
Robert Magnien, director del Centro de Investigaciones Patrimoniales de los Océanos Costeros de la NOAA estadounidense, explicó a BBC Mundo que este inédito crecimiento de la “zona muerta” está relacionada fundamentalmente con actividades humanas.
El experto señaló que los desechos que generan las personas, el incremento de la agricultura en la zona y el uso de fertilizantes y otros agentes químicos influyeron en la expansión del área del golfo de México donde la vida marina es inviable.
El gran tamaño alcanzado por la “zona muerta” muestra que la contaminación causada por nutrientes, principalmente debido a las actividades agrícolas, afecta cada vez más a los recursos costeros y hábitats en el golfo.
Los nutrientes, producto del uso de fertilizantes, son arrastrados río abajo por el río Misisipi y estimulan el crecimiento masivo de algas y plancton que después se descomponen, lo cual consume el oxígeno vital para que exista vida marina en el área.
La descomposición de estos organismos aumenta los niveles de nitrógeno y fósforo.
Magnien añadió que “varias especies y sistemas ambientales se encuentran comprometidos por la expansión de la ‘zona muerta'” pues la escasez de oxígeno provoca la pérdida del hábitat de los peces y los fuerza a trasladarse a otras áreas para sobrevivir.
Otro efecto es la disminución de las capacidades reproductivas en las especies y una reducción en el tamaño promedio de los mismos.
Existen áreas del golfo de México que, además, se han visto afectadas por derrames petroleros.
Consecuencias
Además de las consecuencias ambientales, el crecimiento de la “zona muerta” tiene impactos económicos que afectan a los pobladores de la región del golfo.
La disminución del tamaño y la cantidad de los camarones, cuya pesca es una de las actividades principales en el área, es uno de los efectos.
Un estudio reciente encargado por la NOAA a la Universidad de Duke estableció que la expansión de la “zona muerta” provocó que el precio del camarón marrón aumente debido a su escasez, afectando no sólo a la economía de la zona sino a los mercados de alimentos marinos.
Steven Thur, uno de los directores de la NOAA, explicó que las mediciones de esta región del golfo de México son útiles para anticipar tendencias y prevenir los impactos negativos que pueda producir.
“Estas mediciones permiten fijar mejores estrategias para reducir los impactos sobre la sostenibilidad y la productividad de nuestros recursos costeros y la economía”, señaló.
Récord
La anterior mayor expansión de la “zona muerta” del golfo de México fue en 2002, cuando alcanzó los 22.000 kilómetros cuadrados,
El tamaño promedio de esta área sin vida marina en los últimos cinco años fue de alrededor de 15.000 kilómetros cuadrados.
El objetivo del grupo de trabajo del golfo de México, una organización dependiente de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, es que la “zona muerta” abarque menos de 5.000 kilómetros cuadrados de superficie marina.
Entre las actividades que el gobierno estadounidense realiza para reducir el tamaño de esta área está la coordinación con los agricultores en el golfo de México para que el impacto del uso de los fertilizantes en la cuenca del río Misisipi sea menor y así menos de los nutrientes lleguen a la desembocadura del río Misisipi.
Se calcula que existen más de 350 “zonas muertas” en el mundo y que la cifra aumenta año tras año.