Las lluvias y sus aportaciones de agua en la cuenca del río Nazas

17 julio 2015

De continuar las lluvias en la cuenca alta, se espera que el almacenamiento en la presa sea superior al volumen registrado al final del ciclo agrícola del año pasado, cuando la presa se cerró conteniendo 971 Mm3 el 23 de julio del 2014, equivalente al 34% de su capacidad al nivel máximo ordinario (NAMO). A la fecha, el almacenamiento en la presa es de 1, 580 Mm3, que corresponde al 55% de su capacidad, por lo que es predecible que cierre al final del ciclo agrícola con 1, 500 Mm3, que representan el 52%.

Los escurrimientos en la cuenca alta dependen de la actividad ciclónica en el océano Pacífico, principalmente en las costas de Nayarit y Sinaloa, que provoca que la humedad traspase la sierra y se precipite en una gran extensión montañosa que drena hacia los ríos que desembocan a la presa de El Palmito. Adicionalmente, en la temporada de invierno se presentan otros fenómenos meteorológicos como el choque de corrientes de humedad con los frentes fríos, que también aportan escurrimientos en la cuenca en menor cantidad.

Es importante mencionar que una vez que inician las lluvias en la cuenca, los suelos se humedecen y se llegan a saturar facilitando e incrementando los escurrimientos en las superficies de los terrenos. Solamente donde existen capas de vegetación se retienen y disminuyen los flujos, dependiendo de las cantidades de precipitación pluvial que ocurran.

Este año llovedor ha contribuido a llenar varias presas más pequeñas en los estados de Durango y Zacatecas, por lo que ha sido necesario regular su almacenamiento desde ahora previendo, por motivos de seguridad, cualquier avenida extraordinaria en esta época de lluvias (julio-octubre). Cabe aclarar que dicha regulación se basa en extraer poco a poco los excedentes almacenados para dejar un espacio disponible para captar las aportaciones extraordinarias, desfogando a los cauces naturales caudales manejables en los ríos y presas reguladoras que se localizan más abajo.

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Por lo tanto, resulta paradójico que en las épocas de lluvias abundantes se deben controlar los escurrimientos de los ríos para evitar avenidas extraordinarias que pongan en peligro a las poblaciones cercanas a los cauces de los ríos, pero al mismo tiempo es necesario aprovechar la disponibilidad de agua creando reservas para años futuros, tanto para el riego agrícola almacenando el agua en las presas como para el abasto urbano recuperando la recarga de los acuíferos y para la restauración de los humedales de los ecosistemas con un gasto ecológico continuo y permanente, por lo que se requiere conciliar estos objetivos mediante una planeación anticipada en el manejo de las aportaciones de las lluvias en la cuenca del río Nazas.


17 de julio de 2015
Fuente: El Siglo de Torreón 
Nota de Raúl Cuéllar Chávez

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