Manejo ambiental en México, a ciegas

08 febrero 2011

Acuíferos y ecosistemas vulnerables amenazados

8 de febrero de 2011

Fuente: Yucatán.com.mx

Por Gerardo Gold

Los resultados que se acaban de publicar acerca de la presencia de diferentes contaminantes en el acuífero de Quintana Roo merecen, por la atención que han recibido, algunos comentarios adicionales que pueden hacer más clara su relevancia.

Este estudio es el resultado de una exitosa colaboración internacional entre la Universidad de las Naciones Unidas, la Universidad de Trent (en Canadá) y el Cinvestav Mérida, y sus resultados fueron presentados en un taller público en Tulum, organizado principalmente por Amigos de Sian Ka’an y posteriormente en Mérida en un taller organizado por la Uady y el Cinvestav, entre otras instituciones, aunque en ninguna de ambas ocasiones tuvieron la cobertura que tienen ahora, posiblemente porque ahora provienen de las agencias internacionales de noticias.

Los resultados son llamativos porque se reportan concentraciones de contaminantes del grupo de los llamados “contaminantes emergentes”, esto es, contaminantes que hasta hace pocos años no eran tomados en cuenta e inclusive ni siquiera eran considerados contaminantes. En este grupo destacan los fármacos, tanto de uso humano como veterinario. Son compuestos que se diseñaron para tener un efecto biológico, por lo que también tienen un efecto ambiental e incluyen compuestos como los antibióticos, las hormonas, los antiinflamatorios, analgésicos, etcétera. También se incluyen residuos de drogas de consumo ilícito, o sus metabolitos (productos de la degradación en el cuerpo), y contaminantes que ahora sabemos mimetizan el efecto de algunos de estos compuestos. Son miles de toneladas de fármacos que desechamos al ambiente, ya sea en forma de medicinas caducas o que ya no usamos, o los propios fármacos y sus productos de degradación que desechamos vía heces fecales u orina. Y estos compuestos, al haber sido diseñados para tener un efecto, también lo tienen en el medio ambiente e inclusive pueden regresar a nosotros vía agua potable o alimentos.

El problema es que las plantas de tratamiento de aguas negras, cuando las hay y cuando funcionan adecuadamente, no están diseñadas para remover estos contaminantes y por lo tanto van a dar al ambiente casi de manera directa, con todos los efectos dañinos que esto representa, incluso para el ser humano. El otro problema es que en México el poco monitoreo que se hace no incluye esos compuestos. En las zonas costeras no hay programas de monitoreo ambiental, por lo que no sabemos los niveles de éstos y otros contaminantes “tradicionales”, ni si son peligrosos, si las concentraciones están aumentando o disminuyendo, etcétera. El manejo ambiental en México, por lo menos el que se intenta hacer en las zonas costeras y marinas del país, se hace a ciegas. Se toman medidas de manejo ambiental y no se sabe si tuvieron el resultado deseado porque no hay la información para evaluarlas. Hay muchos ejemplos de esto. Los fármacos y otros contaminantes emergentes se evalúan en los monitoreos ambientales y del agua potable desde hace años en otros países, y nosotros no sabemos a qué cosas estamos expuestos o el ambiente y no podemos tomar las medidas de solución porque no hay la información pertinente.

Lo triste de todo esto es que los problemas de contaminación y en general el monitoreo ambiental no parecen estar muy alto en las prioridades de las autoridades correspondientes y eso hace que o no se tomen las medidas pertinentes, o si se toman no se puedan evaluar. En los países desarrollados el monitoreo ambiental es parte de los procesos de rendición de cuentas y transparencia en el ejercicio de los recursos públicos, y es la manera de demostrar que los programas y medidas de manejo ambiental así como las inversiones de recursos públicos que conllevan están teniendo el efecto deseado. También sirve para afinar y adaptar los programas, de manera que los resultados sean óptimos. Nada de esto ocurre en general en nuestro país y es particularmente cierto para las zonas costeras y marinas del país.- Mérida, Yucatán.

gerardo.gold.b@gmail.com

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