Los pobladores de San Pedro Itzicán y Agua Caliente, en Jalisco, no sólo se enfrentan a problemas de desnutrición, económicos y de marginación, también a severas afectaciones de salud ocasionadas por el agua con altos niveles de sulfuros, manganeso, fluoruros y heces fecales que superan lo permitido por la Norma Oficial Mexicana y que han consumido durante décadas. Los daños por ingerir el líquido en condiciones insalubres provocan desde graves problemas renales hasta malformaciones genéticas o con algún problema de desarrollo cognitivo, como se han registrado en estas comunidades por más de 20 años. Aunque no hay un censo oficial de decesos o enfermos, se estima que al menos 100 muertes de la última década han tenido como causa padecimientos del riñón.