Por qué la escasez de agua

26 mayo 2010

25 de mayo de 2010

Fuente: Excélsior
Por Maruxa Vilalta

Desde sexenios anteriores, hasta el de Fox y el actual, se viene diciendo a la población que hay que cuidar el agua. Que hasta para bañarse la gente cierre la regadera mientras se enjabona, que la ciudadanía colabore, se repite en los anuncios del gobierno.

Entretanto las autoridades permiten que miles y miles de metros cúbicos se desperdicien en minutos o segundos por falta de mantenimiento. Contaminación en las presas, ductos y canales, aguas envenenadas que ponen en peligro la salud y hasta la vida de la gente.

He señalado esto en varios artículos. Recuerdo algunos, publicados en 2005 y 2006. Al parecer la situación no ha cambiado, pero sí cambió: ahora es cada vez más grave. Que quede claro, el que quiera ahorrar agua, qué bueno, que lo haga, eso es ser un buen ciudadano, pero el problema no puede resolverlo la ciudadanía, sino el gobierno.

En 2005 el periodista Antonio Garza Morales señaló que sólo en el Distrito Federal se perdían diariamente 23 metros cúbicos de agua por segundo y que la escasez se agravaba porque en el tratamiento de aguas negras el gobierno hacía la mitad de lo que había hecho el anterior.

Poco después se inauguró el Foro Mundial y se creó un Foro Internacional en defensa del agua. Hubo rechazo unánime a intenciones de privatización en México y en el mundo. Y se decidió que las 129 naciones participantes en el Foro invirtieran más dinero en la estructura hidráulica para garantizar el acceso al líquido vital de las comunidades pobres.

Todo esto se dijo y se aprobó, pero en México el problema de desperdicio y contaminación siguió siendo el mismo. No es que en México se carezca de fuentes subterráneas de agua, que no haya ríos, lagos y canales, sino que el agua se pierde por segundos por causa de instalaciones que no han sido reparadas y están en pésimas condiciones, lo cual causa no solamente desperdicio sino contaminación y muerte. De ahí que el problema no es de la población sino del gobierno. Antes que la propaganda para que se ahorre al agua la gente quiere oír que a sus casas no llegará agua contaminada.

También la ciudadanía quisiera comprobar que el “lecturista” tome bien los datos del medidor para pago del agua, lo cual es fácil si se le pregunta cuántos metros cúbicos se han gastado en el periodo transcurrido. Eso da la pauta de lo que se debe seguir pagando en esa vivienda si hay el mismo número de personas y los mismos hábitos de consumo. Pero sucede que el empleado que toma la lectura no puede contestar preguntas porque lleva mucha prisa, “tiene que revisar muchas casas”. Sería conveniente subirle el sueldo, ¿no?

Desde hace años la gente se pregunta: ¿La deficiencia en la estructura hidráulica se produjo por falta de responsabilidad o hubo malos manejos? Los dineros de las aguas, ¿a dónde fueron a dar? El problema del agua contaminada no es solamente del actual sexenio, pero en el actual sexenio lo seguimos padeciendo. Es obligación del gobierno proporcionar a la población agua que en realidad sea potable y agua limpia para los requerimientos de la vida cotidiana.

La población desconfía. La población ya no se queja. Aumentan el desempleo y el hambre. Los jefes de Estado viajan, se abrazan y se sonríen, todo eso con fines políticos. De acuerdo, vale más la amistad y el apapache que la pelea y México todavía no puede presumir de ser país desarrollado, necesita el apoyo de las grandes potencias, pero también necesitamos que aquí no haya demagogia y los problemas se resuelvan. Lo del agua no contaminada es para la población el precio de la sobrevivencia.

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