Según WWF, más presas no son la solución para la sequía

16 junio 2010

* En el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra mañana, WWF recuerda que mantener el agua en los ríos y acuíferos es la mejor estrategia para paliar los efectos de estas amenazas. Además, insiste en que a España le sobran, al menos, una veintena de presas y niega que la construcción de otro medio centenar vaya a permitir a nuestro país luchar contra el cambio climático.

16 de junio de 2010
Fuente: Econoticias

WWF hace un nuevo llamamiento al Gobierno para que su política de agua garantice el buen estado de los ríos y acuíferos de España. Según la organización, la lucha contra la desertificación y la sequía pasa por realizar una buena gestión del agua y dejar de construir nuevas presas. Con ello, rechazan la propuesta del presidente del Comité Nacional Español de Grandes Presas (CNEGP) que afirmaba ayer en Valladolid que España necesita 50 presas más para afrontar el cambio climático.

WWF no sólo está en contra de la construcción de nuevas presas, sino que ya ha solicitado, a través de su campaña Liberando Ríos, la demolición de 20. Para esta organización, es imprescindible conservar las reservas estratégicas naturales de agua para poder sobrellevar periodos puntuales de escasez. Por este motivo, es esencial recuperar la salud de los ríos y acuíferos, asegurando suficiente cantidad de agua para ellos.

Otro aspecto importante que destaca WWF es que la presencia de agua garantiza los servicios ambientales que aportan los ríos, como el agua para el consumo humano, el baño y la pesca.

WWF recuerda que la desertificación es un proceso de pérdida de fertilidad del suelo por la acción del hombre, que conlleva la falta de vegetación y los procesos erosivos. La sequía y la escasez de agua acentúan estos procesos, afectando gravemente a la biodiversidad. Asimismo, cada vez es más patente que la falta de agua subterránea y la salinización que se produce en ciertas tierras de regadío son elementos fundamentales en la aparición de procesos de desertificación.

En España hay grandes acuíferos sobreexplotados. Esto ocurre no sólo en las zonas costeras de agricultura intensiva del Levante, Murcia o Doñana, sino también en áreas del interior peninsular como Los Arenales, en la cuenca del Duero, y el acuífero 23, en la del Guadiana, que alimenta al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. En todos estos lugares, el proceso de desertificación ha alcanzado una gravedad tal que ha generado una pérdida de fertilidad del suelo. En Las Tablas de Daimiel, incluso, ha producido la combustión espontánea de las turbas que forman la cubeta del humedal.

Los cultivos en regadío de estas zonas favorecen la desertificación y la escasez de agua en el suelo por sobreexplotación de los acuíferos subterráneos, afectando igualmente al caudal de los ríos a los que dichos acuíferos alimentan. El actual modelo de agricultura intensiva, que fomenta el regadío, sin considerar las necesidades del medio ambiente, es insostenible desde todos los puntos de vista. Además de los impactos que tiene sobre la naturaleza, hace que la propia agricultura acabe sufriendo las consecuencias de la desertificación que ella misma antes provocó.

Alberto Fernández, experto en Aguas Continentales de WWF España, afirma: “España ya ocupa el primer puesto de número de presas per cápita del mundo. No necesitamos nuevas presas en las que se evapore el agua, sino agua para mantener vivos los hábitats que dependen de ríos y acuíferos”. Y concluye: “Debemos asegurar los servicios ambientales que un cauce seco o un suelo erosionado no pueden darnos”.

Nota para el editor:

El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación se ha celebrado desde 1995 (Resolución de la Asamblea General A/RES/49/1995) para promover la conciencia pública relacionada con la cooperación internacional para luchar contra la desertificación y los efectos de la sequía, y la aplicación del Convenio de Lucha contra  la Desertificación. El 41% de la superficie del planeta, donde viven 2.000 millones de personas, está desertificada.

En este Año Internacional de la Biodiversidad, la Convención Contra la Desertificación de la ONU tiene como objetivo sensibilizar al público sobre el hecho de que la desertificación, la degradación de tierras y la sequía afectan de manera dramática la diversidad biológica en el suelo, de la que dependen a su vez bienes y servicios a los que la población tiene acceso para sobrevivir. Los seres vivos que residen bajo el terreno determinan la estructura del suelo, descomponen materiales que incrementan la biomasa y los nutrientes de las plantas en el suelo, eliminan las toxinas (que contaminan la tierra) y generan productos químicos naturales que proporcionan a los cultivos la protección necesaria contra plagas y brotes de enfermedades. “La mejora de los suelos mejora la vida en todas partes”.

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