Especialistas advirtieron catástrofe desde 2004
09 noviembre 2007Ciudad de México (09 de noviembre de 2007).- Desde 2004, los geógrafos Ana Patricia Méndez Linares y Mario Arturo Ortiz Pérez publicaron una investigación en la que advirtieron que los efectos del cambio climático golpearían a Tabasco más que al resto de la zona costera del golfo de México, con inundaciones, pérdida de playas, hundimientos y erosión del suelo.
Las inundaciones en Tabasco y Chiapas pudieron evitarse, pero en México no existen planes de desarrollo demográfico para poner a salvo a la población, advirtieron ambos investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que por más de 20 años estudiaron la región tabasqueña y los efectos que en ella provoca el cambio climático.
La ciudad de Villahermosa está ubicada junto al complejo deltaico fluvial más grande y caudaloso de Mesoamérica, conformado por los ríos Grijalva, Mezcalapa y Usumacinta, con una descarga de 87 millones de metros cúbicos por año, lo que representa cerca de 30% de los escurrimientos totales del país.
En ese complejo, las crecidas y las inundaciones cambian de curso, lo que convierte a la región en una especie de archipiélago plagado de pequeños ríos y lagunas que guardan ecosistemas de extensos humedales, cuya función es mantener el equilibrio del suelo para evitar hundimientos.
La investigación de los especialistas arroja que, debido al calentamiento global, los niveles del mar registran un aumento que propicia desde finales del siglo pasado la desaparición de los humedales de las costas bajas arenosas del golfo de México, siendo Tabasco la entidad con mayor riesgo. El estudio titulado Vulnerabilidad al ascenso del nivel del mar y sus implicaciones en las costas bajas del golfo de México y mar Caribe. El manejo costero en México, fue realizado con fondos del Conacyt y editado por la Semarnat, la Universidad de Quintana Roo y el Expomex de Campeche.
La zona más vulnerable
Para los investigadores, el aumento en la altura del mar, el hundimiento de la región, la extracción de petróleo y gas, la construcción de presas, la erosión del suelo y la tala del bosque y selva fueron el coctel que provocó que las inundaciones llegaran a niveles sin precedentes en Tabasco.
José Ramón Hernández Santana, quien se encargó de actualizar la investigación, aseguró que al comparar las líneas cartográficas de la región de Sánchez Magallanes de 1972, 1985 y 1995, con las de 2003 y 2004, se determinó que en la desembocaduras de los ríos San Pedro y San Pablo, se registran retrocesos de ocho metros al año y en algunos lugares hasta 21 metros.
Ortiz Pérez consideró que los anuncios del llamado cambio climático son tardíos, porque el fenómeno se detectó desde finales del siglo pasado, con un ascenso del mar que provoca la inundación de la planicie y la pérdida y erosión de la línea de costa.
“Debido al calentamiento global, el nivel del mar aumenta. En nuestras mediciones y proyecciones está que cuando aumente un metro la zona de Tabasco, la de mayor vulnerabilidad por influencia marina, será afectada 40 y hasta 50 kilómetros tierra adentro y esto abarca hasta Villahermosa”, añadió Méndez Linares.
La investigación estableció los cinco puntos más vulnerables del golfo de México por riesgos de inundación y peligrosidad: el sistema deltaico del río Bravo, en Tamaulipas; el río Papalopan, en Alvarado, Veracruz; el delta del Grijalva-Mezcala-Usumacinta, en Tabasco; Los Petenes, en Campeche, y Bahías de Sian Ka’an, en Chetumal, Quintana Roo.
En el caso de Tabasco, se agrega que las presas que operan en el norte de Chiapas liberan el agua a través de territorio tabasqueño y los sedimientos que arrastran se concentran en la región pantanosa, provocando hundimientos más rápido que en el delta del río Bravo, donde se registran entre cuatro y cinco milímetros al año.
“Hasta ahora, el hundimiento en Tabasco no se ha podido medir y es urgente. No se ha realizado porque no hay interés ni de Petróleos Mexicanos (Pemex), ni de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ni de los gobiernos”, agregó Ortiz Pérez.
Dijo que en la planicie tabasqueña no existen proyectos de desarrollo social que planifiquen el uso de suelo natural; regiones pantanosas, de selva y de bosque se han deforestado para la explotación agrícola y ganadera que erosionan la región. “El problema que yo le veo sí es definitivamente social”, añadió Ortiz Pérez.
Por: Alberto Torres
Fuente: El Universal
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